Haití: el combustible, otro dolor de cabeza en Puerto Príncipe

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El combustible, otro dolor de cabeza en Puerto Príncipe

A los enfrentamientos entre policías y pandilleros, las largas filas en los bancos, 18 hospitales cerrados y la escasez de alimentos, se suma la crisis de combustible que agobia hoy a la capital de Haití.

David Turnier, uno de los directivos de la Asociación Nacional de Distribuidores de Productos Petrolíferos explicó que existen varios factores que inciden en las extensas colas para comprar la gasolina y el diésel.

Las pandillas que controlan la zona del puerto impiden que las empresas del ramo reciban cargamentos desde el extranjero, y esto repercute también en los encargados de transportarlo, pues tampoco pueden acceder al preciado producto.

Turnier indicó que el sector se enfrenta a una disminución en el número de estaciones de servicio disponibles para atender a la población, pues varias gasolineras están ubicadas en zonas de conflicto y de alto riesgo, situación que obligó a sus responsables a suspender sus operaciones.

«Las compañías petroleras enfrentan costos de transporte más altos, primas de riesgo o simplemente empresas que se niegan a venir a Haití», puntualizó en la emisora Radio MagiK 9.

Ahora -agregó Turnier- reina la incertidumbre sobre la llegada de un barco petrolero, y no tenemos fecha alguna para que eso ocurra.

La situación traspasa los límites de Puerto Príncipe y llega a las provincias, donde las condiciones de distribución es desafiante, en opinión del directivo.

El precio de la gasolina aumentó allí, debido al el pago de pasajes exigidos a los transportistas por las pandillas.

En algunas zonas, las gasolineras están cerradas debido a la actividad de las pandillas. En otras zonas, las gasolineras están simplemente bajo el control de los bandidos, que hacen lo que quieren, lamentó Turnier. Comentó que los propietarios de gasolineras prefieren hacer pedidos de diésel, porque la demanda es significativamente menor que el consumo, y así evitan altercados en la fila durante la venta.

El 5 de abril se cumplió un mes que ningún barco atraca en el puerto de esta capital, donde es notable la reventa de combustible por parte de los especuladores.

EL PAÍS

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