Elecciones 2024 en Venezuela – Por Rafael Cuevas Molina

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Rafael Cuevas Molina*

En Venezuela han sido convocadas elecciones presidenciales para el 28 de julio próximo. En ellas, se elegirá al próximo presidente que estará al frente del país hasta el 2031. Como era de esperarse, pronto se han transformado en un nuevo conflicto que ha degenerado en acusaciones y amenazas que parten de las fuerzas contendientes del interior y del exterior del país.

Si la gente no se guiara por lo que dicen las agencias internacionales de noticias, sino que se preocupara por determinar qué es lo que realmente pasa en Venezuela, podría ver que el partido de la señora María Corina Machado no se pudo inscribir para estas elecciones, a pesar de todo el montaje que armaron al respecto, porque su partido político ni siquiera estaba inscrito, pero sí lo pudieron hacer otros trece partidos con sus respectivos candidatos…

Cuando se trata de Venezuela, no hay que limitarse a ver la dinámica interna, sino que debe tomarse en cuenta lo que dicen y hacen quienes, desde afuera, pero teniendo fuertes intereses comprometidos, están involucrados.

Ahora los reflectores de han enfocado en la señora María Corina Machado, porque la señora Machado es ahora el mascarón de proa de la llamada oposición, que en realidad son las oposiciones.

La señora Machado ha echado la casa por la ventana, y resulta que los venezolanos la tienen como la salvadora de la situación de apremio en la que se encuentra el país. Debe hacer a conciencia su trabajo y cumplir bien su papel de paladina de la libertad, para que luego pueda disfrutar de las mieles del retiro dorado, tal y como ahora lo disfrutan quienes la han antecedido en esta labor de ser elegida la nueva mesías de los venezolanos.

La labor no es sencilla, porque se debe pasar por todo un vía crucis en el que hay que ser ingenioso y saber desempeñarse, no sin riesgos, en acciones en las que se debe aparecer como héroe o, cuando menos, como paladín inclaudicable de la libertad.

Pero, afortunadamente para ella, los ejemplos de quienes la precedieron sobran. Ahí están:

– Los que se embarcaron en la aventura del golpe de Estado de 2002, que tuvo como uno de sus principales protagonistas a Pedro Carmona (“el Breve”), quien fue juramentado por los golpistas como presidente y duró en el puesto cuarenta y siete horas y ahora vive en Bogotá.

– Los que se atrincheraron en la plaza Francia, de Altamira, uno de los barrios de gente pudiente de Caracas, que entre sus estrategias estuvo el colocar alambre de púas en las autopistas para que los motociclistas murieran degollados, y quemar en la vía pública gente que les parecían chavistas porque eran morenos y vestían con ropa sencilla.

– Los que llamaron a la invasión extranjera, expresamente de Estados Unidos, y protagonizaron puestas en escena como la del alzamiento del aeropuerto situado en la ciudad de Caracas, La Carlota, la dupla Leopoldo López y su esposa Lilian Tintori, que ahora viven cómodamente en uno de los barrios más chic de Madrid.

– El inefable presidente espurio Juan Guaidó, quien se ocupó, desde su puesto ficticio, de entregar bienes del Estado venezolano a la rapiña extrajera, como la compañía SITGO, situada en Estados Unidos, que ocupa el lugar número siete entre todas las refinadoras en ese país, o entregar las reservas de oro de Venezuela a Gran Bretaña (que parece no haber perdido el reflejo saqueador del pirata al servicio de la Corona inglesa, Sir Francis Drake, quien estuvo a punto de tomar Maracaibo en 1567)  y que una vez cumplida su función vive ahora en Miami.

En fin, que este listado incompleto hace sospechar que ahora, habiéndole tocado el turno, dentro de un tiempo tendremos a la señora Machado no en Miraflores, sede del ejecutivo venezolano, sino en algún lugar en el que, al amparo de quienes la aúpan, podrá vivir tranquila y cómoda.

Si la gente no se guiara por lo que dicen las agencias internacionales de noticias, sino que se preocupara por determinar qué es lo que realmente pasa en Venezuela, podría ver que el partido de la señora María Corina Machado no se pudo inscribir para estas elecciones, a pesar de todo el montaje que armaron al respecto, porque su partido político ni siquiera estaba inscrito, pero sí lo pudieron hacer otros trece partidos con sus respectivos candidatos, porque esos sí cumplieron con los requisitos de la ley electoral, pero que inmediatamente fueron catalogados como “títeres del régimen”, incluyendo al gobernador del Zulia, que quien haya seguido su trayectoria sabe a ciencia cierta que lo que menos tiene es afinidades con el chavismo.

La oposición venezolana es una olla de grillos en la que no se sabe si consideran que el enemigo principal es Nicolás Maduro o algún otro partido de la antedicha olla. Lo que sí está claro es que sus estratagemas coyunturales se enmarcan en la idea general de no dejar respirar ni por un segundo al gobierno de Venezuela, y para ello ponen gente como esta, que le hace la vida imposible y, al mismo tiempo, da elementos para que desde el norte tomen medidas que tienen ahorcada a la economía venezolana y provoca el estado de cosas por la que miles de ciudadanos migran.

A pesar de ser un déjà vu, la estrategia de tener a mano a algún opositor que saque la cara en la coyuntura pertinente les sigue dando resultados, porque hay toda una narrativa montada que ha calado en la opinión pública, que nunca hace el esfuerzo necesario para enterarse de los pormenores que desmontan lo que remachan las agencias internacionales diariamente.

* Historiador, escritor y artista plástico. Licenciado en filosofía y magíster en Historia por la Universidad de La Habana. Catedrático, investigador y profesor en el Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA), adscrito a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional (UNA), Costa Rica. Presidente de AUNA-Costa Rica.

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