Ecuador: Jorge Glas es rehén de un poder en sombras – Por Stella Calloni
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Por Stella Calloni*, especial para NODAL
En una abierta violación de los derechos humanos y de la legislación internacional el exvicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, fue mantenido en prisión durante cinco años, juzgado y condenado en una causa sin pruebas como un rehén de los gobiernos derechistas que sembraron la violencia en ese país, y su vida corre peligro en cada hora que pasa desde su secuestro el pasado 5 de abril en un asalto policial a la Embajada mexicana, donde se había asilado cuando salía en libertad y le inventaron otra causa nueva para mantenerlo en prisión, mientras estaban esperando el salvoconducto necesario para viajar a México como corresponde en estos casos, pero lo que llegó fue el terror y la injusticia.
¿Qué sentiría cualquier ser humano al haber permanecido en severas condiciones durante cinco años en prisión sin ser culpable de nada y sólo por venganza contra un gobierno popular como el del ex presidente Rafael Correa, al que acompañó en la vicepresidencia? . Se convirtió en un rehén de las autoridades ecuatorianas. A esto se añade que Glas fue víctima del llamado lawfare, que en realidad es guerra psicológica, judicial y mediática para destruir, denigrar, desacreditar y “matar” moralmente a dirigentes políticos importantes y “molestos” para los nuevos proyectos de un imperio decadente. Ecuador ahora es un espejo astillado al que todos debemos mirar en estos tiempos.
El pasado 5 de abril fuerzas policiales armadas como para una guerra asaltaron la sede diplomática de México , golpearon al encargado de negocios que intentó detener esta acción ilegítima, quien fue arrojado al piso donde siguieron atacándolo, algo nunca visto ni siquiera durante las más crueles dictaduras que asolaron la región en el siglo pasado. En el asalto a una embajada para secuestrar a un asilado político bajo la protección de México cuyo presidente Manuel López Obrador había otorgado su refugio, se violaron todas las leyes locales e internacionales y la soberanía en este caso mexicana.
La orden provino directamente del presidente Daniel Noboa, y la policía actuando con extrema violencia, golpeó y maltrató a los demás funcionarios, lo que desató un conflicto diplomático y México rompió relaciones entre ambos países. El mundo mayoritariamente rechazó y condenó lo actuado por las autoridades ecuatorianas.
“Me esposaron y estaba colgado con las manos hacia atrás, en una clara posición de tortura. Me llevaron como un trofeo de guerra” como a un animal, declaró Glas cuando pudo comunicarse finalmente por video llamada con su abogada Sonia Vera del equipo internacional que lo defiende, después de haber estado incomunicado desde su secuestro en la embajada y como si fuera un criminal muy peligroso fue llevado al penal de máxima seguridad en La Roca Guayaquil, donde continúa recluido.
Se refirió el exvicepresidente al momento de su secuestro relatando que “Yo abro la puerta (de la habitación donde estaba). Me ponen las linternas en la cara y me apuntan con los fusiles. Estaba en pijama y pedí que me dejen coger mis medicinas», recodando que habían entrado entre diez y quince personas armadas ese cinco de abril que no olvidará nunca. “Me dieron puntapiés y rodillazos, me pisaron el cuello (…) No bastó más para que me tiraran contra la pared, me golpearan la cabeza y comenzasen a darme también golpes y rodillazos en las caderas”, se le tiraron encima, le pisaron el cuello “ y sigueron patéandolo,» dijo Glas a su abogado.
También se refirió al ataque contra el valiente diplomático mexicano Roberto Canseco, quien trató de impedir la entrada de los policías a la embajada. Reafirmó Glas su inocencia ante los cargos, sus dos sentencias previas y pidió ser devuelto a la sede diplomática, donde ya estaba como asilado y sólo esperando el salvoconducto para viajar. En una parte de su relato dijo que un miembro del equipo de asalto, vestido completamente de negro y auto identificado como “el líder”, le torció un dedo intencionalmente diciéndole que lo hacía para que le recordara. «Luego colocaron el pulgar en su lugar, no sé cómo hicieron eso» y además sostuvo que su tortura fue grabada y transmitida «en vivo y en directo». “¿Quién habrá estado en el otro lado? se preguntó [quizá] el comandante de la Policía, seguramente con el brindis, o quizá el presidente. Hasta que eso se demuestre prefiero pensar que es mentira, porque me avergüenza como ecuatoriano”, esta situación ..
Mientras lo filmaban sujetando sus brazos por la espalda le pegaron luego lo sentaron, y le leyeron sus derechos. Entonces se desvaneció pero le gritaban “¡levántate, levántate!, y yo no podía porque estaba muy golpeado. Me bajaron del carro, torturado, atado de los pulgares por la espalda, como en la época de la dictadura”, dijo Glas.
Se pudieron contactar finalmente con él después de haber sido hospitalizado de emergencia el lunes 8 de abirll por una descompensación por no haber querido alimentarse, dijeron los jefes del ente gubernamental a cargo de las cárceles de Ecuador. Esa es una versión de lo que ocurrió. La segunda versión está en otro parte policial que asegura que Glas fue encontrado en su celda afectado por una sobredosis de ansiolíticos, antidepresivos y sedantes.
El expresidente Rafael Correa por su parte confirmó que “la emergencia médica fue en realidad “un intento de suicidio”. “No ha comido nada y se encuentra en huelga de hambre”. Luego de un día en observación médica, Glas fue llevado de regreso rodeado de policías y militares como si fuera un reo peligroso a la cárcel de máxima seguridad La Roca, en Guayaquil donde comparte prisión con los pandilleros y grupos violentos y su vida está en riesgo.
En tanto el 11 de abril un tribunal de Guayaquil declaró ilegal la detención de Jorge Glas en la Embajada de México en Quito, considerando que su captura se produjo de forma arbitraria, ya que se violaron no sólo los derechos de Glaa sino también la normativa nacional para el allanamiento de misiones diplomáticas.
Pocos días antes del asalto, el presidente López Obrador había concedido la condición de asilado político al ex vicepresidente que se considera perseguido- como lo es en realidad- por razones políticas. Ecuador se ha justificado asegurando que Glas es un delincuente común y que no merece la condición de asilado.
En la misma audiencia, los jueces han negado la solicitud de hábeas corpus que había presentado la defensa de Glas para sacarlo de la cárcel La Roca, donde permanece junto a grupos criminales que han convertido a Ecuador en los últimos tres años en el país más peligroso del continente.
Dirigentes políticos, trabajadores y campesinos llamaron a la solidaridad para salvar al exvicepresidente una persona digna y muy respetada por su vida y condenado en juicios amañados sin causa alguna.
“Hay que salvar la vida ahora de Jorge Glas y exigir que se le conceda el salvoconducto para viajar al exterior” señalan organismos humanitarios mientras el gobierno de México ya elevó una denuncia ante organismos internacionales, ante esta grave e inaudita violación a la soberanía del territorio mexicano, como es la embajada de ese país. Hay que actuar ya solidariamente exigiendo el salvoconducto en forma urgente y la justicia para Glas como solicita la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad. También el apoyo a la denuncia enviada por México a los organismos internacionales, por la virtual invasión de su territorio que es la sede de la embajada de ese país en Ecuador en este caso. Un país con una larga historia de asilos políticos, que salvó miles de vida.
* Periodista argentina, autora de numerosos libros sobre América Latina y el Caribe