Argentina: Milei y el conflicto en Medio Oriente – Por Emilia Trabucco

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Argentina: Milei y el conflicto en Medio Oriente

 

Por Emilia Trabucco*, especial para NODAL

La escalada del conflicto en Medio Oriente está teniendo consecuencias concretas en Argentina y en la región, gracias al alineamiento del gobierno argentino con “Occidente”. Luego de la respuesta militar iraní la noche del 13 de abril a lo que fue el ataque de Israel a un anexo consular de Teherán en Siria el 1 de abril, Javier Miel suspendió su gira por Europa y armó un comité de crisis, donde tuvo un polémico protagonismo el embajador de Israel en el país, Eyal Sela.

Desde la cuenta de X de la Oficina de Presidencia, expresaron “su solidaridad y compromiso inclaudicable con el Estado de Israel”. Acto seguido, recordaron que “el pasado 11 de abril la Cámara de Casación Penal determinó que los actos (terroristas) contra la Embajada de Israel (1992) y la AMIA (1994) fueron perpetrados por Hezbollah bajo el auspicio de organizaciones estatales iraníes”. Acusaciones que, hay que aclarar, no fueron demostradas por la Justicia.

Unos días después, el 16 de abril, en una entrevista al diario La Nación la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, quien ratificó el apoyo de Milei a Israel y Estados Unidos, agregando que “la neutralidad y los mensajes políticamente correctos como el llamamiento a la paz no son la posición argentina”. En la misma entrevista la ministra desató un conflicto diplomático con dos países vecinos, Bolivia y Chile. Lanzó livianamente que “Hezbollah tiene células en Chile, en Iquique”,  y que “el máximo nivel de alerta se desplegó en la frontera con Bolivia, porque ha habido un memorándum firmado por Bolivia e Irán; hay presencia de miembros iraníes de las fuerzas Quds. No hemos visto entrar ninguno de ellos pero es una hipótesis que manejamos como una posibilidad”. Los gobiernos de Chile y Bolivia no dudaron en criticar duramente las declaraciones de Bullrich y exigieron las explicaciones y las disculpas correspondientes.

El escándalo diplomático derivó en la publicación de un comunicado del Ministerio de Seguridad (que luego fue borrado), donde informaba que Bullrich había tenido una «conversación telefónica» con su par chilena «con el propósito de transmitir disculpas con respecto a sus recientes declaraciones sobre la presencia de Hezbollah en Iquique». Gabriel Boric, el presidente chileno, aceptó las disculpas. Al gobierno boliviano, sin embargo, no llegaron las explicaciones desde Seguridad.

El otro protagonista es Luis Petri, ministro de Defensa. Vestido con atuendo militar, se comunicó con el presidente Milei desde Dinamarca, en el marco de la compra de 24 aviones de combate F-16, fabricados en los años 70, el 16 de abril. Dijo que el objetivo era la “modernización de las Fuerzas Armadas”, aunque “no cree que se pueda cumplir el objetivo en este contexto económico”. Muy útil.

En su viaje por Europa, el ministro encabezó también el pedido a la OTAN del ingreso de la Argentina como “socio global” de la organización militar transatlántica, el 18 de abril. El único país que tiene dicha categoría en la región es Colombia, adquirida durante el gobierno de Juan Manuel Santos. Otro guiño al alineamiento de Argentina con las potencias occidentales.

Hay que señalar que el rol que debería asumir el ministro de Defensa en el marco de un conflicto militar internacional, ha quedado desdibujado frente al protagonismo de la ministra de Seguridad, que, según la legislación argentina, debería encargarse de asuntos de seguridad interior. Vuelve a aparecer la “superministra”, que tuvo su primer temporada, ocupando la misma cartera, durante el gobierno de Mauricio Macri de 2015 a 2019. El marcado protagonismo de Bullrich y su show mediático de combate al terrorismo y al narcotráfico, definidos como crimen transnacional, desdibuja los límites entre Seguridad y Defensa, habilitando la instalación en el siglo XXI, por segunda vez en Argentina, de la Doctrina de las nuevas amenazas, que constituye la versión de la “Doctrina de Seguridad Nacional 2.0”, encabezada por Estados Unidos, Israel y las potencias occidentales en toda la región latinoamericana.

*Psicóloga, Magister en Seguridad de la Nación. Analista del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) en Argentina.

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