Débil tendencia al alza del comercio de mercancías, señala la OMC – Por Eduardo Camin

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Débil tendencia al alza del comercio de mercancías, señala la OMC

Eduardo Camin*

Según el último Barómetro sobre el Comercio de Mercancías de la Organización Mundial de Comercio (OMC), del 8 de marzo, el comercio mundial de mercancías podría empezar a registrar un aumento moderado en el primer trimestre de 2024, tras los mediocres resultados registrados en 2023. Ahora bien, en cuanto a las perspectivas a corto plazo, sigue existiendo un riesgo de contracción del comercio debido a las tensiones geopolíticas.

El Barómetro sobre el Comercio de Mercancías combina una gama de índices parciales relacionados con el comercio en un único índice compuesto que pone de relieve los puntos de inflexión del mercado mundial de mercancías y ofrece una indicación de su trayectoria probable en el futuro próximo. El índice muestra cómo se comparan los datos más recientes con las tendencias de corto plazo en el comercio de mercancías.

El Barómetro, que se actualiza trimestralmente, es un indicador adelantado compuesto del comercio mundial que proporciona información en tiempo real sobre la trayectoria del comercio de mercancías en relación con las tendencias recientes. Los valores del barómetro superiores a 100 se asocian con volúmenes de comercio superiores a la tendencia, mientras que los valores del barómetro inferiores a 100 sugieren que el comercio de mercancías ha caído por debajo de la tendencia o lo hará en un futuro próximo.

La lectura actual de 100,6 para el índice del barómetro está por encima del índice de volumen de comercio trimestral, pero sólo ligeramente por encima del valor de referencia de 100 para ambos índices. Esto sugiere que el comercio de mercancías debería seguir recuperándose gradualmente en los primeros meses de 2024, pero cualquier ganancia podría descarrilarse fácilmente por los conflictos regionales y las tensiones geopolíticas.

El volumen del comercio mundial de mercancías disminuyó un 0,4% en el tercer trimestre de 2023 en comparación con el trimestre anterior y un 2,5% en comparación con el mismo período de 2022. La fuerte caída interanual se debió principalmente a un crecimiento relativamente fuerte en los tres primeros trimestres de 2022. El comercio de bienes de enero a octubre de 2023 se ha mantenido prácticamente plano, con un volumen en el tercer trimestre casi sin cambios desde principios de año y con un aumento de solo el 3,2% en dos años.

Esta evolución es más negativa que la previsión más reciente de la OMC, de 5 de octubre de 2023, en la que se preveía un crecimiento del 0,8% del comercio de mercancías en 2023.

Los índices que componen el barómetro son en su mayoría neutrales, con indicadores de pedidos de exportación (101,7) y carga aérea (102,3) que suben ligeramente por encima de la tendencia, mientras que las medidas del transporte marítimo de contenedores (98,6) y el comercio de materias primas (99,1) se mantienen ligeramente por debajo de la tendencia.

El índice de producción y ventas de automóviles (106,3) se mantiene muy por encima de la tendencia, aunque ha perdido impulso recientemente. Mientras tanto, un repunte aparentemente brusco en el comercio de componentes electrónicos en el barómetro anterior se ha revisado a la baja (95,6). Se espera que el comercio de mercancías repunte en 2024 a medida que se recupere de un crecimiento inferior a la media en 2023, pero la incertidumbre sigue siendo elevada ante la prevalencia de los riesgos a la baja.

La génesis del capitalismo moderno

Cuando la OMC fue fundada en 1995, los estados miembros de la Unión Europea junto a Estados Unidos adaptaron por unanimidad todos los acuerdos del organismo, para la puesta en funcionamiento del neoliberalismo.

Estos acuerdos, cuyo objetivo común era la implantación mundial del gobierno corporativo ,incluyó el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI), el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS), el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de la Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) y el Acuerdo sobre la Agricultura (AsA) que durante este tiempo se ha complementado con el Acuerdo de Acceso al Mercado no Agrícola (AMNA).

Por lo tanto, las empresas, el comercio y la OMC siempre han estado estrechamente vinculados y participan activamente en el sistema multilateral de comercio y en las actividades públicas de la OMC. Pero, independientemente de lo que digan los informes, la realidad está marcada por el aumento de las tensiones geopolíticas y las crisis constantes de los últimos años desde la pandemia de la Covid 19, la guerra de Ucrania, el genocidio de Israel a los palestinos, las crisis climáticas y las consiguientes perturbaciones del comercio.

El comercio mundial se encuentra en estos momentos bajo los efectos de una tormenta perfecta al coincidir tres crisis en el tiempo: por un lado, la disrupción de las rutas en Ucrania debido a la guerra, las virtuales amenazas del cierre del canal de Suez por los bombardeos en el Mar Rojo y la drástica disminución del trafico en el canal de Panamá.

Y así lo puso de manifiesto en una rueda de prensa telemática en la sede de la ONU Jan Hoffman, jefe de la división de tecnología en la UNCTAD, la organización de Naciones Unidas para el comercio y el desarrollo. Hoffman explicó que el canal de Panamá tiene actualmente un 36 % menos de tráfico que el año anterior, y un 62 % menos que el previo debido a la caída del nivel del agua por la sequía en la zona, es decir, por causas ligadas exclusivamente al cambio climático

A esta crisis -sin un final a la vista- se ha sumado la tensión en el mar Rojo, por donde transita un 20 % de los contenedores del mundo y vital para la conexión entre Europa y Asia. En estos momentos, el tránsito de contenedores ha caído un 67 % comparado a un año atrás, y dado que son los grandes portacontedores los más afectados, el impacto en el volumen total de mercancías supone un porcentaje aún mayor.

Los cargueros que transportan petróleo son ahora un 77 % menos que hace un año, y los que transportan gas (que sufrirían de manera más aparatosa un eventual disparo contra sus depósitos) han evitado por completo la ruta del mar Rojo desde el 16 de enero, precisó Hoffman.

Este descenso drástico del tráfico se está reflejando en un aumento de precios (por estacionamiento imprevisto o por un mayor riesgo asumido por las aseguradoras) en grandes puertos como el de Shangái, donde los precios para las navieras han subido un 122 % en general entre finales del 2023   y el comienzo del año, porcentaje este que sube a 256 % en el caso de barcos que van a Europa.

Otro efecto indeseado del cierre virtual del mar Rojo y la disminución de la capacidad en Panamá es la prolongación de las rutas marítimas, pues está obligando a las grandes navieras a circunnavegar Sudamérica o África con el consiguiente consumo suplementario de toneladas de fuel y de impacto en los gases de efecto invernadero.

Hoffman puso como ejemplo los primeros efectos de la guerra de Ucrania, reflejados en una inflación alimentaria que sufrieron sobre todo los países del Tercer Mundo, y señaló que, en caso de seguir la actual crisis, puede darse por descontada una mayor inflación mundial y retrasos en la cadena logística en general como los que se vieron durante la pandemia de la Covid.

De la guerra comercial a la guerra convencional entre estados  

Para comprender la anatomía actual de la “guerra comercial” lo mismo que su dinámica es imprescindible analizar la historia más reciente. El aumento de las tensiones entre las dos principales economías mundiales tiene raíces en la profunda crisis crónica del capitalismo, cuyo episodio reciente más significativo se produjo entre 2007-2009 con consecuencias que se expresan un decenio después.

Pero ¿cuáles son las razones que provocan estas guerras comerciales o dicho de otra manera este brote de proteccionismo, que, al contrario de revertirse amenaza con continuar desarrollándose, agudizando el nuevo capítulo de crisis que se ha abierto en la economía mundial?

Podemos percibir estas diatribas como los delirios de un loco, pero la realidad es mucho más pérfida, ya que se trata de la necesidad del principal país imperialista de superar los limites en el que se encuentra el sistema. Pero en este momento, a diferencias de periodos anteriores cuando su estado era vital y enérgico, debe hacerlo en el marco de su extrema decadencia y decrepitud.

Lo que nos puede parecer delirio o locura en el estado actual de confrontación bélica en que se encuentra el mundo, quizás sea apenas la máscara grotesca del arlequín de un imperio decadente y senil que no puede ocultar su vocación depredadora y está dispuesto a llevarla a un nivel no visto hasta ahora. Los conflictos que están y los que vienen en el polarizado mundo actual mostrarán toda la feroz dimensión de esa vocación.

Cuando analizamos más de cerca, podríamos hasta dudar de nuestras propias reflexiones, pero trillones de dólares y euros sacados del bolsillo del contribuyente han sido derrochados para salvarle el cuello a los especuladores financieros del neoliberalismo global y para alimentar un sistema que habrá de colapsar necesariamente.

Podemos seguir analizando los informes de la OMC, pero sabemos ya de antemano que esta ha sido condenada por la administración estadounidense. No hay objeto del otro lado del espejo , sólo hay un reflejo de la especulación, de un puñado de países en crisis.  El absurdo absoluto ha echado hondas raíces en nuestras vidas, el mal se transparenta en toda la humanidad y la pobreza se extiende como una plaga, la perplejidad avasalla en los límites de los “cavernarios de los nuevos tiempos”, con la amenaza de una guerra nuclear …

La falsa locura es la racionalidad del capitalismo, y la simple locura la irracionalidad del ser humano.

*Periodista uruguayo residente en Ginebra, exmiembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidas en Ginebra. Analista Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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