Chico Buarque: samba y bossa nova contra la represión – Por Estefanía Camacho
Samba y bossa nova contra la represión
Por Estefanía Camacho
Francisco Buarque de Hollanda nació el 19 de junio de 1944 en Río de Janeiro, hijo de una artista y un historiador de renombre en Brasil. En 1968 era de los artistas más perseguidos por los agentes de la dictadura, pues entre sus convicciones estaban cantar bossa nova, protestar contra el régimen y jugar futbol. Las dos primeras eran motivo de represión.
Los tiempos del bossa-nova que hablaban del mar, el sol y las chicas hermosas habían quedado atrás junto con los años de crecimiento económico. El régimen totalitario que arrancó 1964 lo había cambiado casi todo. Así, Buarque componía bossa y sambas cuyos sonidos remitían a la quietud de una playa, pero con letras provocadoras hablaban sobre la sustracción de personas a la mitad de la noche.
En 1968 Chico Buarque escribió la canción “Roda Viva” tras participar en la Marcha de los Cien mil, en la que se reunieron estudiantes, artistas e intelectuales para protestar en Río contra la dictadura. El problema no fue la canción, si no su presencia en la manifestación, que provocó que miembros del Comando de Caza a los Comunistas (Comando de Caça aos Comunistas) irrumpieran en un teatro de Sao Paulo donde se presentaba la obra para la que fue compuesta “Roda Viva”. Esa noche golpearon a los actores y destruyeron las instalaciones del recinto cultural.
En ese mismo año escribió “Com açúcar, com afeto”, que cuenta la hermosa historia de una mujer que espera a su marido, quien le dice que no llegará tarde de trabajar. Sin embargo, ella sabe que luego del trabajo pasará por el bar a discutir de futbol y que, aunque llegue tarde, lo recibirá con el mismo amor con el que lo despidió por la mañana.
Buarque también escribió “Bom tempo”, considerada por muchos una pieza que no encajaba con los tiempos de represión de entonces, pues estaba dedicada al futbol. La canción le ganó el segundo lugar en la Bienal de Samba de 1968.
“Bom Tempo” es una canción inspirada en el Fluminense, su equipo de futbol. Habla sobre llegar agotado al domingo, pero con alegría rebosante en su pecho por haber visto al “tricolor” ganar. “Preocupado, corriendo, abatido y golpeado de mis días, pero por una vez en la vida, voy a vivir la vida que le pedí a Dios”, dice su frase final.
En cuanto a las canciones más subversivas, sus letras no eran un invento, sino la descripción fiel de lo que vivían ciudadanos considerados “enemigos” del gobierno. Así canta en “Acorda amor” (“Despierta, amor” en español), que comienza como un sueño en el que personas tocaban a la puerta. De pronto aquello se revela, no como una pesadilla, sino como una realidad oscura que lo lleva a advertir a quien escucha que de no volver a verlo, lo olviden.
En diciembre de 1968, Chico Buarque fue detenido en su propia casa y llevado al Ministerio del Ejército para rendir un testimonio sobre su participación en la Marcha de los cien mil y la obra de teatro Roda Viva.
Tras ser liberado, en enero de 1969 pidió permiso a un coronel para salir del país junto a su esposa Marieta Severo y presentarse en un festival de música en Francia. A su partida, el gran Vinicius de Moraes “O Poetinha”, le dijo que cuando volviera, hiciera “ruido para que nadie desapareciera con él”. Buarque permaneció en autoexilio en el continente europeo por más de un año.
El músico residió en Italia por los siguientes meses, aunque encontró dificultades económicas para mantenerse ahí con su esposa. El 28 de marzo de ese año nació la primera de tres hijas, Silvia Severo Buarque de Hollanda y logró cerrar un contrato con la disquera Phillips.
Para suerte de hincha en autoexilio, el Fluminense ganó el Campeonato Carioca aquel verano. Inspirado por la noticia que le llegó hasta Roma a través de llamadas telefónicas de su padre y amigos, escribió una carta de amor para su equipo varios días después en el semanario O Pasquim, titulado “Un tricolor en Roma”.
“Eran las cinco de la madrugada y nadie se manifestaba en los alrededores del Vaticano. Ignoraban quién era el campeón carioca con un silencio canónico y pude constatar en ese exacto momento, que en términos de futbol, yo era el hombre más feliz de Roma”.
“Samba de Orly” es otra pieza de 1969 que escribió Buarque por la añoranza a su país. Se trata de una canción de samba escrita después de ver a su amigo Toquinho partir de Italia a Brasil, cargado de nostalgia y extrañeza.
Originalmente esta pieza se iba a llamar “Samba del exilio”, pero la censura lo obligó a cambiar el nombre y algunos versos.
“Pero no digas nada
Que estuve llorando
Y a los de la barra
Diles que voy blando
Mira cómo es que anda
Aquella vida plena
Y si puedes me mandas
Una buena noticia”
Gracias a un periodista en Roma que trabajaba para el Jornal do Brasil, Chico Buarque conoció a Garrincha, uno de los futbolistas más queridos de su país. Ambos se convirtieron en buenos -si no es que en sus únicos- amigos en Europa y pasearon juntos por todos lados.
Al siguiente año, Buarque regresó a Brasil siguiendo el consejo que le hizo Vinicius, “armando un alboroto”. Compuso la canción “Apesar de Você” (A pesar de usted), otra cachetada a la dictadura que persistía. En un primero momento, los agentes el Estado pasaron por alto la canción, que se convirtió en un estandarte de la resistencia brasileña.
Sin embargo, cuando las ventas del álbum se dispararon, la dictadura de Emílio Garrastazu Médici prohibió la canción, la venta del disco y la fabricación de cualquier material de Chico Buarque. En un interrogatorio le preguntaron de quién hablaba en su canción cuando cantaba “você” y él respondió que “de una mujer muy autoritaria”. Luego de este episodio, la censura a su música se endureció y él tuvo que escribir bajo un seudónimo.
“Usted que inventó la tristeza
Ahora bien, tenga la fineza
De desinventarla
Usted va a pagar y se doblará por
Cada lágrima rodada
En mi penar”
En 1970, Brasil ganó la Copa Mundial de Futbol en México y el gobierno aprovechó el suceso para reforzar el nacionalismo en el país. “Meu Caro Amigo”, dice así:
“Aquí en la tierra están jugando y gritan gol
Hay mucho samba mucho choro y rock’n’roll
A veces llueve y otros días brilla el sol
Más yo quiero decirte que la cosa aquí está negra”.
La persecución política a Chico Buarque continuó hasta finales de la década de los setenta y él siguió respondiendo con canciones duras, aunque luego diría que no tenían intención política, que eran poesía.