Argentina | La muestra artística “Trama en América” explora las raíces culturales de los pueblos originarios del continente
Por Marina Oybin
Brillante, el pelo de mujeres bolivianas se entreteje con lanas negras como crines espesas en un manto mortuorio, realizado por el artista Andrés Bedoya. En esa trama oscura e híbrida habita la cultura americana viva y sus tradiciones. En la galería Herlitzka & Co., la muestra Trama en América integra obras de Marcela Astorga, Andrés Bedoya, Carla Beretta, Gerardo Goldwasser, Juan José Olavarría, Teresa Pereda y Candelaria Traverso, con piezas textiles de la ex colección de García Uriburu realizadas por artistas tejedoras anónimas de mediados del siglo XX (en la región centro-norte de Argentina), y se mete en la urdimbre social de la región. El recorrido incluye singulares rituales, pasando por el miedo a la otredad, las tradiciones que involucran el propio cuerpo y la identidad nacional, hasta cuestiones como la quema de humedales.
Con cabello de mujeres bolivianas, lana y tela, tras la muerte de su madre, el artista boliviano Andrés Bedoya creó una serie de mantos mortuorios. “Estos mantos tejidos con cabello humano y tela hacen referencia a estas prácticas de documentación. A la vez, sugieren que el cuerpo en sí contiene historias tanto personales como colectivas. También contienen información sobre la profundidad y complejidad de la cultura boliviana contemporánea en un momento particular de su historia”, señala el artista.
“Con el tiempo entendí el significado que tiene el cabello. Si tú comes algo hoy en día, en un mes puedes ver lo que tú has comido en el cabello —dice Bedoya—. Por eso se hacen pruebas de drogas con él. Es interesante cuanta información hay en el cabello sobre nuestros hábitos y sobre lo que consumimos”.
Las acciones de Pereda en la Amazonia ponen el foco en los conocimientos ancestrales de las poblaciones originarias. Constituyen un llamado de atención ante problemas urgentes que instaló el capitalismo extractivista, proceso que derivó en una gran marginación y exclusión social y que provoca impacto ecológico.
Pereda lleva adelante su poético Proyecto Recolección – restitución. Citas por América desde 2007, que surgió a partir de múltiples viajes que la artista inició en los años noventa. En estas experiencias en distintos sitios son claves la tierra buscada, recogida, ofrendada y la lana torzada, tendida, enlazada. A partir de estos materiales que encarnan la energía vital, la artista hace instalaciones, performances, objetos, fotografías y videos, donde participan actores sociales de la comunidad con la que trabaja.
Emocionan los descomunales ovillos de lana (el más grande pesa 35 kilogramos) que se exhiben en las salas de la galería. Desde 1993 la artista hace rituales de intercambio de tierra. Ya en 2007 sumó los ovillos, formal y simbólicamente potentes, que remiten a lo ancestral, a lo vivo. “Tienen algo lúdico y comunican con el origen”, dice la artista en diálogo con Infobae.
En esos rituales compartidos el intercambio de tierra puede durar unas horas, incluye palabras y gestos que perduran. La artista siempre arma el ovillo (cuyo título es Me adapto a la distancia, pero no dejo de rodar) con ayuda de gente del lugar, de lo contrario corre el riesgo de que la lana se apelmace.
El ovillo acompaña esos momentos inolvidables, de intensa emoción, que Pereda define como “encuentros de almas” en rituales en los que incluye a líderes locales. Tras una especie de trabajo de campo guiado por la emoción, selecciona informantes claves que la llevan a líderes respetados y hasta venerados en la comunidad: maestros, chamanes, parteras. Y la lista sigue.
“Con estas acciones de alguna manera convoco a una sanación comunitaria, pero la primera que necesitada de esa sanación soy yo”, cuenta Pereda. “El ovillo es testigo de América. Va viajando desde 2007 por distintos lugares de América: reencontrando y vinculando pueblos originarios, mestizos, inmigrantes, líderes locales. Va rescatando leyendas, profundizando un encuentro entre pueblos y etnias. Vinculando, sanando. Esa es la función del ovillo. Es lana porque abriga, porque es ancestral. Su trama nos narra las historias que quizás estamos olvidando y que no debemos olvidar para poder seguir existiendo como hombres. Como hombres que somos naturaleza”, dice la artista, quien recorre América para intensificar estos vínculos con otras personas. Establece un lazo imperceptible y al tiempo poderoso con los habitantes del lugar.
Por su parte, Astorga indaga en cómo construimos supuestos ámbitos de protección con estructuras inútiles, que sólo posibilitan el desgarro. “Pensamos que el peligro está del otro lado y eso siempre depende de qué lado de la cerca estemos parados”, afirma la artista. En sus obras prima el gesto de destejer y romper la trama, a contrapelo de los mandatos que supuestamente corresponden a lo femenino. Para Astorga, las telas son una especie de segunda piel donde realiza poéticos actos de curación.
La artista rosarina Beretta presenta una serie de collages textiles que pertenecen a un conjunto de obras de gran formato de la serie Paraná, hechos con una selección de colores vinculados a la zona en que vive, al río Paraná, los humedales y a las paletas de los pintores del litoral. Comenzó su trabajo con mapas en los que se evidenciaba cómo se expandía la quema de los humedales. Sus textiles de colores grises remiten a los sitios de quema de humedales; los de color rosa, a la flor del irupé.
En el texto introductorio del catálogo Guardianes del paraíso. Arte textil de los Pueblos del Norte de la Fundación Nicolás García Uriburu, se consigna que la colección recupera en sus motivos esta tradición americana, así como también una influencia europea que postuló al nuevo mundo como un paraíso terrenal. Las lanas bordadas contienen representaciones de elementos naturales como flores y plantas, composiciones geométricas, figuras ornamentales y elementos del repertorio originario americano como chakanas o cruces andinas. Se trata de textiles que no se encuentran tensados sobre soportes rígidos, recordando su función original como mantas.
Con arpilleras plásticas, Traverso crea deslumbrantes tapices con método propio. Entre centenares de fardos de ropa usada provenientes de EE. UU., China y Corea expuestos para la venta en ferias de Bolivia y del norte argentino, y en las bolsas de arpillera plástica de esos fardos, la artista cordobesa encuentra la materia prima y conceptual, parte de la trama económica y social de algunas zonas de América, para sus obras.
Hay ferias de ropa usada en México, en Bolivia (la más grande está en La Paz). “El comercio de ropa usada que conocemos en Argentina viene de Chile a Bolivia y de Bolivia baja a Argentina”, dice Traverso, que vive entre Catamarca y Jujuy y pronto viajará a la Quebrada de Humahuaca, y que desde los 18 años compra y vende ropa que adquiere en estas ferias.
“Para mí es como una bandera. Lo que sobresale es el módulo escalonado: es el símbolo de toda la cosmovisión andina. Esta escalera, que también se la conoce como chakana en sí, es una especie de escalera o puente que conecta distintos mundos, conecta diferentes estadios. En mi proceso del textil siempre aparece este módulo escalonado”, dice la artista sobre una gran pieza suya que se exhibe en la muestra. Y que se une —formal y espiritualmente— a las magníficas piezas de las tejedoras anónimas.
* Trama en América se puede visitar en Herlitzka & Co (Libertad 1630, C.A.B.A.) hasta el viernes 5 de enero, de lunes a viernes de 11.30 a 19 hs.
[Crédito fotos: Daniel Duhau]