Argentina y Brasil, corazón de una latinoamérica productiva agroexportadora
Argentina y Brasil, corazón de una latinoamérica productiva agroexportadora
Por CLAE y NODAL*
Desde su colonización, Latinoamérica tiene un rol global como abastecedor de materias primas necesarias para el desarrollo del sistema capitalista por parte de quienes lo dominan. En el actual contexto global, dicho rol no ha cambiado, la disputa global entre el llamado G2 (Estados Unidos-GAFAM versus CHINA-Huawei-BATX) mantiene la necesidad de estas mercancías provistas por el pueblo, y la biosfera y biodiversidad latinoamericana.
Son 4 los recursos estratégicos que los principales capitalistas mundiales pretenden explotar de tierras latinoamericanas: Agua dulce, Litio, Combustibles y Alimentos. Podríamos mencionarlo como el Nuevo ALCA, en referencia a las iniciales de dichas mercancías.
En lo que refiere a alimentos, la pugna es por las materias primas que abastecen la agroindustrialización de los países potencias. Es decir, no hay un interés del mercado global por alimentos
elaborados, si no un interés por las materias primas necesarias, siguiendo el patrón capitalista de obtener mercancías al precio más barato, incluida la mercancía fuerza de trabajo. En este punto cobra centralidad la producción de cereales y oleaginosas, principalmente maíz, trigo y soja, mercancías que abastecen la producción de carne de cerdo, vacuna, aviar, aceites vegetales, biocombustibles, entre otros productos de la agroindustrialización.
La estructura global de producción y comercialización de cereales y oleaginosas está dominada por EEUU, Brasil y Argentina. En materia agroalimentaria Brasil y Argentina, junto con EEUU, son los tres primeros exportadores de cereales y oleaginosas, y sus subproductos, como así también exportadores de proteínas de origen animal.
Mientras el país norteamericano es parte de la disputa global de las potencias, la producción, transformación y distribución agrícola de los dos países latinoamericanos se encuentran dominadas por Empresas Transnacionales (ETNs) o grandes grupos económicos globales, quienes sostienen el objetivo de explotación y usos de los recursos latinoamericanos. Esto motiva a que regionalmente nos centremos en analizar a Brasil y su creciente desarrollo como productor y exportador de productos agroalimentarios.
En los tres países la combinación de los factores productivos, capital constante y tierra, con la distribución de la producción en el mercado determinan la competitividad global. Esto comprende desde las maquinarias hasta las nuevas tecnologías digitales (Startups, Blockchain,etc), pasando por las nuevas tecnologías biológicas (OGM, Bioinsumos, etc). En cuanto al factor tierra, aporta la riqueza para la producción agrícola extensiva debido a condiciones como precipitaciones, calidad de suelo, relieve, temperatura ambiental, etc, lo cual resulta determinante en los rindes por hectárea (volúmenes cosechados por superficie).
Como se puede observar en las gráficas de Clarín en base a datos de USDA, las zonas de mejores condiciones de biósfera y biodiversidad, y por lo tanto de mayor productividad, son las que encontramos con verde oscuro, identificando las de menores condiciones en escala de verde.
En cuanto a la distribución, la diferencia sustancial entre estos tres países radica en la ubicación de las tierras más productivas respecto al punto de distribución en el mercado global. Nótese que en EEUU y Brasil existe una distancia cercana a los 1.500 km entre dichas zonas y los puertos. Para el caso de Norteamérica las tierras más productivas se encuentran en Illinois, alrededor de 1.400 km del puerto del Golfo de México. Mientras que, en el gigante suramericano, las tierras de mayor productividad se encuentran en el Mato Grosso, a unos 1.500 km del Puerto Do Sul.
En Argentina esto es diferente, la estructura fluvial de la Cuenca del Plata le brinda una salida al océano Atlántico que asienta en centro de la “zona núcleo”, como se conocen las tierras más productivas argentinas.
Según el analista Jorge Castro, Brasil sembró este año 44 millones de hectáreas destinadas a la producción, fundamentalmente de soja; y la mitad de ella se cosecha en el Cerrado, un inmenso espacio de tierras fértiles de más de 90 millones de hectáreas, que se han tornado productivas gracias a la acción innovadora de EMBRAPA, la gran empresa de tecnología y asistencia agrícola de la Federación Brasileña.
EMBRAPA es una entidad estatal notablemente eficaz y dotada de un cuerpo técnico de nivel internacional
El destino de más de 70% de su producción de soja brasilera es el mercado chino, que a su vez la orienta prácticamente en su totalidad a la alimentación de la población animal, constituida esencial- mente por más de 400 millones de cabezas de ganado porcino, cuya carne es la principal ingesta de proteínas cárnicas de su población, que consume un promedio de 57 Kgs por año. La soja brasileña junto al vuelco de la población china al consumo de proteínas cárnicas, constituye el núcleo de la seguridad alimentaria mundial en el siglo XXI.
El mayor desafío que enfrenta la producción de soja en Brasil es de carácter ambiental; y son los propios productores brasileños los más interesados en resolver esta crítica ecuación.
Las dos grandes asociaciones agroalimentarias de Brasil, ABIOVE (Asociación Brasileña de Industrias de Aceites Vegetales) y ANEA (Asociación nacional de Exportadores de Cereales) han lanzado una plataforma de monitoreo y supervisión digital para la cosecha 2023/2024.
Siguiendo el análisis de Jorge Castro sobre el agronegocio brasileño, plantea que “su raíz es de orden tecnológico, fundada en el auge sistemático de la productividad”. En 22 años, entre el año 2000 y 2022, logró un incremento de más de 260%, con rendimientos que superaban el 3% anual acumulado. Castro destaca que para esto sólo “aumentó su superficie sembrada de 37 millones de hectáreas en 1999 a 72 millones de hectáreas en 2021”, y resalta “que Brasil solo utiliza 52% de su superficie agrícola potencial, mientras que en Europa es más de 72%, y en EE. UU supera 80% del total o más”. Identifica como “disponible y sin utilizar la inmensa superficie del Cerrado, que cubre más de 150 millones de hectáreas”.
La producción agroalimentaria de Brasil viene creciendo en los últimos 20 años, superando en volúmenes a la Argentina y EEUU, en particular durante el año 2023, en el cual las condiciones climáticas fueron perjudiciales para estos dos países, haciendo más notorio el importante avance brasilero.
Los puertos, rutas de exportaciones de granos, oleaginosas y subproductos.
Las vías de exportación de granos y oleaginosas en Brasil se pueden dividir en dos nodos principales:
– Los puertos localizados en el norte del país, citando algunos, Sao Luis (Itaqui), Barcarena (Belém), Santarém, Manaus, Itaituba siendo los últimos tres, puertos fluviales localizados sobre el Amazonas. Santarém y Manaus tienen la capacidad de manejar buques Panamax que requieren un calado mínimo de 39,5 pies de profundidad.
– La otra salida de los granos se encuentra por la parte Sureste-este, sobre puertos marítimos que ostentan gran parte del volumen del comercio exterior de Brasil (Santos, Paranaguá, Rio Grande, San Francisco Do Sul, Itajai, Vitoria, Salvador, entre otros.).
En Brasil existen en total 40 puertos fluviales y marítimos y 42 terminales portuarias.
En Argentina el control de las vías de tránsito, tanto las terrestres como ferrocarriles, las fluviales y los puertos son de gran importancia. En este punto el control de la Cuenca del Plata cobra centralidad para la región. En 1947, J.W. Cooke brindó una conferencia en el Centro Universitario Argentino (CUA), mencionando la importancia del control de las vías de tránsito o de tráfico:
“La estrecha relación entre la unidad nacional y el tráfico es un principio que en nuestro país jamás fue aplicado. Todo tráfico intenso fortalece las relaciones económicas, fomenta el entendimiento político y la unidad nacional. Uno de los medios más eficaces para dominar política y económicamente a un país consiste en limitar su “soberanía del tráfico” , es decir procurar que sus medios de comunicación estén en manos extranjeras, controladas y limitadas por ellas”.
Cabe recordar que desde que en el año 2021 venció la licitación de la concesión por el dragado y balizamiento de la cuenca, a cargo de Hidrovía S.A., el gobierno presidido por Alberto Fernández ejecutó respuestas de consenso que lejos de dar soluciones de fondo, mantuvo un equilibrio que está lejos de lograr la soberanía nacional sobre esta vía de tránsito fundamental para el comercio exterior de la República Argentina en particular, y para algunos países de la región. Dicha soberanía excede lo comercial e involucra la defensa y la seguridad nacional, pero son temas que exceden el presente trabajo.
Así, es posible concluir que en Brasil, como en Argentina y Estados Unidos, se está desarrollando un modelo de producción agroalimentaria basado en las nuevas tecnologías, montado sobre las tierras de mejores condiciones productivas y teniendo como destino el comercio exterior, con la particularidad de que Brasil tiene un potencial de expansión territorial que -según Castro- es el doble de lo explotado actualmente.
La principal demanda es de la República Popular China, que impulsa su desarrollo y el de empresas transnacionales en su territorio. Esto es parte de la coyuntura global en disputa, “en el marco de lo que denominamos “enfrentamiento del G2”, dos grandes proyectos digitales y financieros: el proyecto de Estados Unidos-Amazon (y el modelo GAFAM) y el proyecto China-Huawei (y el modelo BATHX)”, GAFAM por Google, Amazon, Facebook-Meta, Apple y Microsof; BATHX por Baidú, Alibaba, Tencent, Huawei y Xiaomi. (Aguilera, 2023). En esta disputa, la demanda de oriente para desarrollarse y sostenerse, impulsa la demanda de mercancías agropecuarias, lo que no significa más que condiciones favorables para el comercio exterior. Pero como puede observarse en la historia de Latinoamérica, ésta mantiene su rol como abastecedor de materias primas para el desarrollo del capitalismo mundial, ya sea que este se asiente en Europa, Norteamérica o Asia.
Ante esto cobra mayor importancia el desafío de construir un bloque de unidad latinoamericana en materia de política económica desde la producción al comercio exterior, que resulte favorable a los pueblos, a quienes producen y trabajan. Que tenga asiento en las nuevas tecnologías y la producción sustentable en lo económico, lo ambiental y lo social. Una resolución direccionada en favor de los pueblos de Latinoamérica, requiere de pensar, diseñar y ejecutar acciones políticas en unidad de acción y concepción de los países latinoamericanos, sin desconocer la actual disputa geopolítica y por los recursos naturales que hoy ordena los conflictos. Todo esto parece ser un objetivo cada vez más lejano, sobre todo después del triunfo electoral de Javier Milei en Argentina.
*Artículo publicado en el Anuario 2023 de América Latina y el Caribe de NODAL Y CLAE