«Anexión» del Esequibo: cómo se moldea una imagen negativa – Por Leopoldo Puchi

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Leopoldo Puchi*

Como era de esperarse, en el escenario de tensiones entre Guyana y Venezuela ya se han hecho presentes las herramientas de desinformación y propaganda dirigidas a descalificar el reclamo de Venezuela.

A medida que el conflicto se intensifica, se ha recurrido de manera sistemática y orquestada a la desinformación para difundir versiones falsas con el propósito de manipular la opinión pública, tanto a nivel nacional como internacional. Se han empleado diversos métodos, desde reportes ficticios hasta el uso selectivo de titulares y términos para cambiar la interpretación de lo que está ocurriendo.

Desinformación

Las agencias internacionales han incorporado una carga semántica en sus noticias, con la clara intención de predisponer a la opinión pública contra Venezuela. Este método se basa en el sesgo léxico que se da en la selección de palabras y frases para tergiversar las actuaciones y descalificar al país.

Paralelamente, se han utilizado los instrumentos de la propaganda para elaborar una narrativa que busca demonizar a Venezuela. Estas campañas están dirigidas a legitimar la ocupación del territorio del Esequibo por Georgetown y, al mismo tiempo, socavar y difamar la posición de Venezuela.

Patrón de palabras

La cobertura mediática internacional ha estado saturada de titulares con un patrón de palabras y de temas que moldean, a través del poder de las palabras, una imagen negativa de Venezuela y crean una versión distorsionada de lo que realmente ocurre.

En una rápida revisión de los medios pueden encontrarse cada día titulares como los siguientes: “Venezuela busca anexarse el Esequibo”, “Venezuela se prepara para invadir el Esequibo”, “La amenaza de Venezuela de anexar parte de Guyana”, “Venezuela aumenta la amenaza de anexar la región productora de petróleo”, “Nicolás Maduro juega a la guerra con la anexión del Esequibo”, “Maduro moviliza al ejército y anuncia anexión del Esequibo”, “imperialismo petrolero”, “Así como hizo Moscú con Crimea, Venezuela ahora busca conquistar el territorio de un Estado vecino”.

La lectura de estos titulares revela que se ha hecho uso de una selección léxica que contiene una carga negativa, con el fin de descalificar la posición y actuación de Venezuela en la disputa del Esequibo. No es casualidad que se repitan de manera sistemática palabras y expresiones como: “anexión”, “invasión”, “amenaza”, “guerra”, “movilización del ejército”, “apropiación de tierras”, etc.

La palabra “anexión”

En la cobertura de la disputa sobre el Esequibo, resalta el uso que se ha hecho de la palabra «anexión». Este término, insistentemente atribuido a la actuación de Venezuela, ha sido una herramienta fundamental para moldear percepciones adversas, al llevar implícita una carga negativa que insinúa una acción expansionista, agresiva y arbitraria.

“Anexión” es un término que excluye, de entrada, los aspectos históricos, diplomáticos y legales que deben considerarse para comprender el conflicto. Además, la utilización de esta palabra omite intencionalmente la distinción entre la anexión de un territorio ajeno y la recuperación de una región que históricamente hace parte del territorio nacional.

La recuperación del Esequibo por Venezuela es un acto legítimo de restablecimiento de la soberanía en el marco de un tratado internacional, el Acuerdo de Ginebra suscrito en 1966. En el siglo XIX, fue el Reino Unido quien se anexó, apoyado en su poderío militar, parte del territorio venezolano, pero ahora, en el siglo XXI, se pretende imponer una narrativa en la que Venezuela aparece como el país que se anexa el Esequibo.

La palabra “invasión”

La repetida aparición de términos como «invasión», «amenaza militar» y «despliegue armado» en los titulares se propone implantar la idea de una potencial acción bélica por parte de Venezuela para reclamar su territorio. Sin embargo, esta narrativa persistente, enfocada en la supuesta movilización militar, proyecta una imagen distorsionada de Venezuela y obvia la presencia amenazante de barcos y aviones estadounidenses en los cielos y mares fronterizos del país.

Venezuela siempre ha abogado por una solución pacífica y amistosa, tal como establece el Acuerdo de Ginebra, en la búsqueda de un resultado aceptable para ambas partes. Las tácticas propagandísticas y el sesgo semántico en la narrativa mediática buscan ocultar este hecho y moldear las percepciones en favor de los intereses de Guyana y de las corporaciones petroleras envueltas en la disputa.

*Politólogo y analista poíitico. Cofundador del Movimiento al Socialismo, fue ministro de Trabajo. Columnista de El Universal,

https://www.eluniversal.com/politica/171111/anexion%E2%80%9D-como-se-moldea-una-imagen-negativa

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