Perú: mitos y verdades del gasto público
Mitos y verdades del gasto público
Mesías Guevara Amasifuen
La inversión pública junto a la privada, constituyen uno de los factores fundamentales de la economía y se sustenta en aspectos como la transparencia y la eficacia; por ello, es importante introducirnos en las entrañas del aparato estatal, es decir, del gobierno nacional, regional y municipal, para conocer de cerca su dinámica, con el objetivo de conocer los aspectos que determinan el nivel de ejecución del gasto público. Teniendo en cuenta que este es un aspecto de los muchos que conforman la gestión pública.
Cabe resaltar que el nivel de ejecución va más allá de la voluntad y el liderazgo de las autoridades sean estas nacionales, regionales o municipales. Ellos se encuentran con un sistema que muchas veces constituye un obstáculo para concretar una obra pública “justo a tiempo”. Sobre la ejecución del gasto público hay mitos y verdades, con frecuencia vemos y escuchamos a personajes hablando sobre gestión pública sin argumentos sólidos y evaluando de manera equivocada a los gestores públicos nacionales, regionales y municipales, no tienen en cuenta que la gestión pública es mucho más que la inversión. Por eso es importante conocer la estructura organizacional y los aspectos que determinan el nivel de la ejecución del gasto.
La inversión pública realizada con transparencia, eficacia y calidad es muy positiva, genera empleo, dinamiza la economía nacional, regional y local. Las obras o inversiones públicas en general, ejecutadas y culminadas con calidad, generan un impacto positivo en la sociedad, por ejemplo: Un hospital debidamente equipado, con recursos humanos suficientes y competentes permitirá a la población acceder a una mayor cobertura con mejor calidad de los servicios de salud; de igual forma, una institución educativa equipada, permitirá un mejor servicio y en consecuencia contribuirá a elevar el rendimiento escolar de su población estudiantil; un camino vecinal, mejorará el acceso a los servicios públicos y permitirá optimizar los tiempos para los intercambios comerciales; un proyecto de electrificación, por su parte, lleva mejoras en el sector educativo, en la salud, en la seguridad ciudadana, brinda facilidades a las familias para la vida cotidiana y permite inclusive la puesta en funcionamiento de ciertos proyectos productivos, negocios, pequeñas industrias, entre otros beneficios.
Así sucesivamente, se pueden enumerar los beneficios de las inversiones públicas en cada sector, como un canal de riego, un sistema de agua potable y saneamiento, un sistema de internet, etc.
Urge priorizar y mejorar la ejecución del gasto público en los diferentes niveles de gobierno, del cual podemos decir que constituye un mal endémico de la gestión pública. Por ello, se tienen que identificar los diversos obstáculos que no permiten que se produzca el gasto con transparencia, eficacia y calidad. Algunos son la mala calidad de lo expedientes técnicos, la debilidad del recurso humano, el sentido de oportunidad y falta de profesionalismo de las empresas contratistas, el binomio corrupto-corruptor, sistema nacional de abastecimiento, entre otros.
Después de identificar los obstáculos se necesita proponer y concretar soluciones que permitan destrabarlos y acelerarlos, de esa manera lograr que la ejecución de la inversión pública sea con calidad y que no solo signifique gastar más. Es importante concentrarnos en las causas y no sólo en las consecuencias, además hay que realizarlo por sector, por región y por municipio, teniendo en cuenta sus propias realidades y que cada proyecto tiene su propia historia. Entre las soluciones podemos mencionar el mejoramiento del sistema de contrataciones, capacitar al personal involucrado, mejorar la calidad de los expedientes técnicos, fortalecer el sistema de control y fiscalización, consolidar el gobierno digital, realizar una planificación estratégica del sistema de inversiones y fomentar la vigilancia ciudadana.
Algunas autoridades por la presión de mostrar un nivel de ejecución alto caen en la tentación de hacer transferencias presupuestales a otros niveles de gobierno o hacer devengados de manera incorrecta. La mejor manera de medir la eficiencia del gasto público es a través de las obras concluidas.