Migrantes latinoamericanos se cosen los labios para pedir en México salvoconductos hacia EEUU

En México un grupo de migrantes se cosen la boca en manifestación pacífica. Foto: EFE / Juan Manuel Blanco
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Migrantes se cosen la boca, una llamada de auxilio para la caravana de 8 mil personas

Aline Ordaz

En un dramático acto de desesperación, miembros de la caravana de miles de migrantes que se han establecido en Huixtla, Chiapas, al sur de México, realizaron una manifestación pacífica. Casi una decena de ellos, tres mujeres y seis hombres procedentes de Honduras, El Salvador y República Dominicana, tomaron la drástica decisión de coserse los labios como un llamado urgente de auxilio, de quedarse en México, necesitan obtener los documentos adecuados, ya que sin ellos, sus opciones son limitadas.

El director de Pueblos Sin Fronteras, Irineo Mujica Arzate describió esta medida como una manifestación de desesperación ante la falta de atención adecuada por parte de las autoridades. Aseguró que los migrantes están dispuestos a llevar a cabo actos tan extremos como este con tal de llamar la atención de las autoridades.

Uno de los primeros en voluntariamente coserse los labios como un acto de sacrificio en solidaridad con los miles de migrantes que integran la caravana ha sido Rafael Cruz, un migrante hondureño. Estos migrantes habían estado varados en Tapachula durante dos meses, pero se vieron forzados a continuar su viaje debido a la falta de recursos económicos.

Rafael Cruz explicó su decisión de que le cosieran la boca en la manifestación pacífica al decir:

«Esto es por todos nosotros, no solo por mí. Queremos que vean que realmente necesitamos ayuda. No lo vemos como una presión, pero para ellos no es una presión, porque han visto situaciones aún peores. Sin embargo, es una medida de presión para nosotros, ya que hemos hablado y hablado, pero nadie nos ha prestado atención».

Diana Vargas, una migrante salvadoreña, también se unió a la protesta. Ella lleva dos meses en México junto a su familia solicitando documentos que les permitan continuar su viaje. En El Salvador, tenía un negocio propio, pero lo perdió y decidió abandonar su país junto a sus hijos y familia. El viaje desde Tapachula hasta Huixtla ha sido agotador, caminando durante horas, con heridas en los pies y cuidando de los niños.

Según la organización Pueblos Sin Fronteras, alrededor de 8,000 migrantes permanecen en Huixtla, de los cuales la mitad son mujeres y niños. Los migrantes han improvisado una pequeña ciudad a orillas del río, instalando tiendas de campaña y buscando refugio donde pueden.

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