Elecciones en Argentina: la batalla final – Por Yésica Leyes y Emilia Trabucco
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Por Yésica Leyes y Emilia Trabucco*
Luego de las PASO y de las elecciones generales, los argentinos definirán este domingo, no sólo quién será su próximo presidente, sino también, que viraje tomará el proyecto político nacional que conduzca los destinos del país.
Los resultados de las elecciones generales del 22 de octubre dejaron en carrera a dos candidatos que expresan programas absolutamente antagónicos. Una elección que no pudo ser anticipada nuevamente por las encuestas, mostraron un resultado inesperado para muchos sectores. Milei, que se había posicionado en primer lugar en las elecciones Primarias de agosto, obtuvo el 29.9% de los votos, mientras que el candidato oficialista Sergio Massa, se posicionó primero con el 37%, una ventaja considerable pero sin lograr la distancia requerida de obtener más de 40% o 10 puntos de distancia para ganar en primera vuelta. Más atrás quedó la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich con el 23,8%.
Más allá de la incertidumbre sobre lo que sucederá el domingo, lo que se vislumbra con claridad es que hay una profunda reconfiguración de la política argentina. Las elecciones de 2023 están atravesadas por la extorsión del Fondo Monetario Internacional y sus aliados locales, y una ofensiva judicial que determinó la proscripción de Cristina Fernández de Kirchner, principal referente del proyecto nacional y popular. Como telón de fondo, millones de argentinos y argentinas atraviesan una situación económica y social por demás compleja, de pobreza, trabajo precario y endeudamiento.
Para intentar comprender el carácter de la disputa que se dirime en este balotaje, es necesario en primer lugar, analizar algunos elementos que rodean al supuesto “emergente” por fuera de las fuerzas políticas tradicionales de este siglo.
El “fenómeno Milei”, no sólo se explica por el alcance que el libertario ha logrado en las redes sociales, disputando de esta manera el territorio digital-virtual (solo en TikTok, la cuenta oficial de Javier Milei tiene 1,4 millones de seguidores, mientras que la paralela, Peluca Milei, cuenta con 2,3 millones, teniendo ambas gran cantidad de interacciones), sino que, detrás suyo, hay una serie de actores nacionales, regionales e internacionales que juegan un rol preponderante en su campaña electoral y en sus futuras políticas, en caso de ser elegido presidente.
Detrás de Milei está Steve Bannon, ex asesor de Donald Trump y ex vicepresidente de la consultora Cambridge Analytica, involucrada en la manipulación de datos de Facebook en procesos electorales. Bannon, el pinochetista chileno José Antonio Kast, el brasileño Eduardo Bolsonaro, el español Santiago Abascal y Milei se vieron en noviembre de 2022, en la primera Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) en español, que se realizó en México (El País, 18 de noviembre de 2022).
Por otra parte, durante este año y en plena campaña electoral, Javier Milei mantuvo reuniones en Estados Unidos con representantes del Fondo de Inversión Black Rock y otros fondos como Allianz SE, FMR, Capital Group, UBS, Credit Agricole Group, Vanguard Group, NN Group, Intesa Sanpaolo, Global Evolution, Ashmore Group, TCW Group.
En cuanto a sus relaciones locales, cabe destacar que su equipo cuenta con Roque Fernández y Carlos Rodríguez, ambos fundadores del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (CEMA), un centro de estudios que fue establecido durante la última dictadura militar (en el año 1978) y que es un lugar de reunión para los Chicago Boys, los chicos de BlackRock.
En el hipotético caso de que Javier Milei lidere un gobierno, Diana Mondino, diputada nacional electa, actuaría como ministra de Relaciones Exteriores. Mondino ocupó el cargo de directora de Pampa Energía SA, empresa donde Darío Epstein es el representante de BlackRock en el Directorio (Rovelli, 2023). Una red de intereses privados conecta al candidato con uno de los actores financieros más importantes a nivel global.
Epstein es además uno de los tres economistas, junto con Roque Fernández y Carlos Rodríguez, que actuarían como representantes de Javier Milei ante el FMI. Dato no menor, sabiendo que BlackRock es el principal acreedor privado con títulos de deuda argentina por más de 2.000 millones de dólares, la mayoría bajo la cláusula de jurisdicción extranjera.
Respecto a sus alianzas políticas, sus vinculaciones con Mauricio Macri y aliados, finalmente se hicieron oficiales. Ni bien culminaron las elecciones del 22 de octubre, Patricia Bullrich, ex-candidata presidencial de Juntos por el Cambio, se posicionó en favor del candidato libertario, de la mano del ex-presidente Mauricio Macri, quienes llevaron hasta el límite de su ruptura a la coalición opositora del país.
Con esta nueva alianza, Javier Milei, comenzó una campaña de “moderación” en sus discursos y apariciones televisivas. Luego de fustigar a quienes piensan distinto llamándolos “zurdos de mierda”, o de plantear que los liberales son “superiores moralmente”, llamó a líderes de la izquierda argentina a formar parte de su Ministerio de Capital Humano; y se desdijo sobre sus propuestas de privatización del sistema de salud y educación.
Sin embargo, algo que no pudo quitar de su discurso, fue aquello que también representa en su propuesta electoral, Victoria Villarruel, candidata a vicepresidenta, identificada con la verdadera casta militar, aquella que no solo niega los 30.000 desaparecidos, sino que incluso, reivindica los crímenes de lesa humanidad cometidos en el país, haciendo resurgir un discurso negacionista que intenta, peligrosamente, borrar las conquistas alcanzadas en materia de derechos humanos y en políticas de Memoria, Verdad y Justicia en estos últimos años, reconocidas a nivel internacional.
Frente a los poderes fácticos que operan sobre la política argentina, Unión por la Patria se posiciona como el proyecto que permite vislumbrar una opción de futuro para las mayorías trabajadoras. Ello, no sin contradicciones.
El candidato Sergio Massa, viene profundizando su llamado a constituir un gobierno de unidad nacional, un mensaje dirigido principalmente a los derrotados en las elecciones PASO y generales pero también a los actores de Juntos por el Cambio que expresaron su descontento en reiteradas oportunidades respecto al apoyo de Bullrich con el candidato libertario.
Dicha estrategia, visible en sus actos de campaña, se compara con la que utilizó Lula Da Silva en Brasil, en la contienda electoral en la que derrotó al derechista Jair Bolsonaro. El mismo Lula apoya públicamente la candidatura de Sergio Massa, y, se dice, está colaborando directamente en la campaña de UP en Argentina a través de sus asesores, entre ellos, los expertos en marketing político Sidônio Palmeira y Raul Rabelo. El interés del gobierno brasilero se entiende por la importancia de estas elecciones en la región, ya que una victoria de Milei pondría en peligro la continuidad del propio Mercosur y la proyección de alianzas latinoamericanas que permitan afrontar la crisis global.
Lo cierto es que con el nivel de injerencia de los poderes fácticos en la economía argentina, que desangra las arcas del Banco Central y los recursos nacionales, sumado a la configuración de las cámaras del Congreso argentino, la victoria de Sergio Massa, -el escenario deseado por el campo popular-, enfrentará igualmente grandes desafíos. La nueva conformación de la Cámara de Diputados de la Nación son muestra de esto: la coalición oficialista Unión por la Patria/Frente de Todos, junto a sus aliados, contará desde el 10 de diciembre con 109 bancas, por lo que continuará como primera minoría de la Cámara de Diputados por sobre Juntos por el Cambio (93), La Libertad Avanza (38), los bloques provinciales (12) y la Izquierda (5). Esto significa que ninguna de las fuerzas alcanzó el quórum de 129 escaños necesarios para iniciar una sesión y para ostentar la mayoría absoluta para imponerse en una votación, por lo que para poder funcionar serán necesarios los acuerdos.
Argentina se encuentra en un punto de bifurcación, por un lado Javier Milei, en alianza con Patricia Bullrich-Mauricio Macri, personifica la continuidad de la política tradicional y sus conexiones con los poderes fácticos. Este proyecto, tiene una orientación política alineada con el neoliberalismo, que se centra en la desregulación y la reducción del Estado en la economía. La verdadera casta política y económica se articula en un complejo entramado de intereses vinculados con la oposición argentina.
Por su parte, Sergio Massa busca un punto de equilibrio entre las distintas fracciones de Unión por la Patria, sostenido por la base social del peronismo, una fuerza política influyente en Argentina. Las consignas de Soberanía Política, Independencia Económica y Justicia Social son las banderas que mantiene este proyecto político y que siguen marcando cuál es el horizonte de un gobierno que vele por los intereses de los ciudadanos a quiénes representa. En apoyo a la candidatura Massa-Rossi, los sectores nacionales y populares han respondido con determinación política y una militancia activa para convencer a millones de argentinos y argentinas, en las calles y también en las redes sociales.
Además, en los últimos días de la campaña, la comunidad internacional salió a posicionarse a favor de Sergio Massa: Andrés López Obrador, presidente de México, Luiz Inacio Lula da Silva, presidente de Brasil, José “Pepe” Mujica, ex mandatario uruguayo y Pedro Sánchez, presidente español, posicionándolo como el “candidato que apuesta a la convivencia democrática”. Esto es muestra de que en Argentina no solo se dirimen los destinos del país, sino también la integración o la autoexclusión de la alianza latinoamericana, ante las reiteradas amenazas del candidato Javier Milei de romper relaciones con Brasil o China, por considerarlos países “comunistas”.
En un contexto donde la derecha manifiesta una abierta intención golpista, contraria a los intereses populares y decidida a intensificar la explotación y la represión de las organizaciones, el peronismo se enfrenta al desafío de liderar la construcción de un proyecto nacional, popular, democrático y feminista, actualizado a las necesidades de la revolución tecnológica en curso. Esto no implica únicamente acciones defensivas, sino un enfoque en el fortalecimiento de una democracia participativa, donde el pueblo sea el protagonista.
*Trabucco es psicóloga, magíster, militante sindical y feminista, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). Leyes es Profesora en Psicología, Secretaria de Juventud de la CTA (Central de Les Trabajadores de Argentina).