El Huracán Otis y las escalas de la mezquindad – Por Andrea Flores González

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El Huracán Otis y las escalas de la mezquindad

Andrea Flores González*

 

La madrugada del 25 de octubre el Huracán Otis impactó las costas del estado de Guerrero. En 12 horas, lo que parecía una tormenta tropical, se convirtió en uno de los ciclones más potentes en la historia del Océano Pacífico, con vientos mayores a los 250 kilómetros por hora; este fenómeno meteorológico ha sido calificado como impredecible por expertos nacionales e internacionales y lamentablemente ha registrado 47 decesos y 56 personas desaparecidas.

Uno de los momentos más difíciles fueron las primeras horas posteriores al impacto, ya que las zonas afectadas quedaron completamente incomunicadas: era imposible intercambiar un mensaje o hacer una llamada. Las personas con conocidos en Guerrero inmediatamente comenzaron a organizarse para ir por tierra en búsqueda de sus familiares y amigos, crearon cadenas de ayuda para localizar personas y poco a poco llegaban al resto del país noticias sobre la situación real de Acapulco y los otros 47 municipios que fueron afectados.

En este ínter, la politiquería se hizo presente. La oposición mexicana en contubernio con los medios de comunicación corporativistas emplearon su desgastada estrategia de desinformación, valiéndose del estado de incomunicación de la costa, así como de la preocupación y la sensibilidad que sigue aquejando a todo el país. Aumentando la confusión y la desesperanza, el abanico de noticias amarillistas, limitadas, exageradas y, sobre todo, insensibles, pasó de afirmar que el presidente tuvo 21 horas para anticiparse a este fenómeno, hasta a hacer llamados masivos para que la gente no donara víveres y no apoyaran los esfuerzos solidarios convocados desde el gobierno. Todo esto a través de la radio, la televisión, las redes sociales, pero incluso mediante audios, grabaciones y videos difundidos por mensajería instantánea, principalmente whatsapp.

Aprovecharse del cerco informativo y adelantarse a los hechos comprobables, además de ser una estrategia desgastada, es también perversa; aunque es cuestión de tiempo observar cómo su relato cae por sí mismo.

A nivel internacional el Huracán Otis ha causado demasiada sorpresa entre expertos y científicos. Basta con escuchar la opinión de los medios internacionales o googlear en otro idioma esta situación para evidenciar que la capacidad devastadora no podría ser predecida, ante la intensificación tan rápida de lo que apareció como una tormenta tropical. Por otro lado, este es un país al que lo caracteriza fuertemente su solidaridad. Estando constantemente acechados por huracanes, tormentas y fuertes sismos o terremotos, las grandes mayorías siempre se organizan y se movilizan frente al desastre. En estos días, hemos sido testigos de la gran cantidad de centros de acopio que se han creado en barrios, oficinas y escuelas por todo el país, oficinas gubernamentales desbordadas de donativos y víveres, así como la instalaciones de ollas y comedores comunitarios en las zonas afectadas.

“El triunfo de la reacción es moralmente imposible” y esta parece ser una de esas situaciones donde esta frase se hace patente: ante el escenario de incertidumbre y la falta de información y comunicación que originó Otis, los medios opositores aspiran a que la dosis perfecta de desinformación pueda crear un estado de confusión, donde el miedo y la desesperanza sean el móvil para que las personas difundan con mayor convicción estos contenidos. La única intención es golpear al gobierno, una victoria nimia e incluso ilusoria frente a la realidad de la oposición y la disminución de credibilidad que han sufrido muchos de estos periódicos, noticieros, programas de radio, perfiles en redes sociales y proyectos políticos. Es un evidente lucro con la tragedia. Por ejemplo, Xóchitl Gálvez, candidata presidencial opositora, creó un minisitio para registrar voluntarios y entre muchos de los datos que solicita estaba la sección electoral. Esto fue eliminado en el formulario, luego de ser denunciado.

Es muy egoísta decir que Acapulco está abandonado. “Tengo el sueño, el ideal, que vamos a convertir en realidad, entre todos, cómo se está haciendo, que ya en Navidad las familias van a estar muy contentas”, afirmó el presidente y un día después anunció la primera etapa del Plan General de Reconstrucción y Apoyo a la Población Afectada en Acapulco y Coyuca de Benítez por el Huracán Otis: 61 mil 313 millones de pesos invertidos entre apoyos directos a los familiares de quienes perdieron la vida, adelanto de dos meses de los Programa del Bienestar, duplicación de las becas para estudiantes de nivel básico, rehabilitación de vías de comunicación afectadas y mejoramiento de la infraestructura pública, entrega de canastas básicas, paquetes de enseres y otros 13 lineamientos que componen el programa.

Diversas voces y rostros de personas locales de Acapulco y del estado de Guerrero han utilizado plataformas digitales, sobre todo tiktok para comunicar que “no hay nada que temer”, en los cuales expresan que los apoyos están llegando, que no hay un estado de desorden y que el trato de las y los militares encargados de la reconstrucción y protección de la población ha sido correcto y responsable, así como de los demás funcionarios de gobierno; invitando a donar y ha seguir apoyando a quienes perdieron sus hogares y centros de trabajo por el Huracán Otis. A ese llamado se suma este breve escrito, con la convicción de que Guerrero se levanta entre todas y todos.

Sin duda, los medios de comunicación corporativos y la derecha atraviesan una profunda crisis pero no por ello debemos normalizar ni el lucro con la tragedia, ni la forma en la que aprovechan un suceso como este para golpear políticamente al gobierno.

*Historiadora de la UNAM y secretaria Técnica del Instituto para la Democracia Eloy Alfaro (IDEAL).

 

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