En riesgo de agravarse, el hambre de 60 millones en América Latina y el Caribe
En riesgo de agravarse, el hambre de 60 millones en América Latina y el Caribe
Jared Laureles
Si bien comienza a observarse una reducción de los niveles de inseguridad alimentaria postpandemia, aún prevalece el enorme desafío de que 8 por ciento de la población de América Latina y el Caribe (más de 60 millones de personas) sufren hambre, lo que podría agudizarse con el aumento en los precios de los alimentos, la energía y los fertilizantes, advirtió Germán Sturzenegger, coordinador de la Plataforma SinDesperdicio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En un foro virtual convocado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los especialistas regionales indicaron que lo que más se desecha son alimentos ricos en nutrientes, como frutas, verduras, carne y pescado.
En México se detectó que son leche, arroz, aguacates, nopales, guayabas, mangos, plátano y pepino, además de pescados y mariscos.
La coordinadora del Frente Parlamentario contra el Hambre de América Latina y el Caribe, Sonia Rojas, comentó que la reducción de la pérdida y desperdicio de comestibles es un tema que debe estar presente en la agenda gubernamental de los países, ya que se estima que en el mundo 13 por ciento de los alimentos se pierden en la cadena de suministro, desde la postcosecha antes de la venta al por menor, y 17 por ciento en los hogares, servicios de alimentos y el comercio minorista.
Esto además tiene costos ambientales, ya que 8 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero por metano, uno de los gases causantes del cambio climático, tiene su origen en tales acciones, indicaron durante la celebración del Día Internacional de Concienciación sobre Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, que se conmemoró ayer.
Ana Catalina Suárez, directiva de The Global Foodbanking Network, dijo que se estima que las emisiones de metano serán 86 veces más potentes que las de dióxido de carbono (CO₂) en un rango de 20 años.
Eso significa que mejorar o reducir las emisiones de metano va a ayudarnos a acortar en los próximos 20 años el calentamiento global, comentó.