Diputados legisla para preservar la supremacía blanca y masculina en Brasil – Por Jeferson Miola
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Por Jeferson Miola *
La mayoría blanca y masculina de la Cámara de Diputados, que es minoría en la sociedad brasileña, aunque mayoría estruendosa en los espacios de poder, legisla en causa propria para preservar su supremacismo.
Con 367 votos –lamentablemente, inclusive con votos de mulheres, de pessoas negras y de parlamentarios de la coalición PT/PcdoB/PV electas/os con la bandera feminista y antirracista–, la Cámara aprobó el Proyeto de Ley nº 4438/2023 [14/9], cuyo sentido es racista, machista y misógino.
Y la propuessta aprobada tiene, claro, también un sentido corrupto, una vez que disminuye el control y la transparencia de los gastos electorales y, además de eso, también libera el “modo bolsonarista PIX” de recaudación. El núcleo central del proyecto aprobado consiste,y es importante decirlo, en perpetuar la supremacía blanca y masculina en el tope de la jerarquía del poder del país.
El texto aprobado contiene retrocesos inaceptables, que violan el principio constitucional de igualdad de direchos y oportunidades, y llevan al Brasil al colonialismo, al esclavismo, al arcaísmo y al patriarcalismo. Una victoria más, por lo tanto, de la vanguardia del atraso.
La intelectual negra Cida Bento, del Centro de Estudios de las Relaciones de Trabajo y Desigualdades, denuncia que esos retrocessos aprobados por la Cámara significan una reacción del supremacismo blanco y masculino al crecimento del número de mujeres e personas negras electas en las elecciones de 2020 y 2022 en razón de reglas justas en cuanto a porcentuales mínimos de candidaturas femeninas y negras, así como de distribución de recursos del Fondo Electoral.
Cida Bento tiene razón al decir que la “onda negra despierta reacciones de quien se beneficia de la hegemonía blanca”.
Al final, el Estado “tiene dueños”, y esos dueños son las oligarquías dominantes, que herdaron el Estado como propiedad de si y para si; recibieron como indeminización por la abolición de la esclavitud, señala Fernando Haddad, en O terceiro excluído.
Según esa perspectiva de las oligarquías dominantes, cualquier medida redistributiva; o mismo el acesso mínimo de los subalternos al poder político y al poder de Estado representaría, por lo tanto, una “expropriación” inaceptable del Estado que les pertence, y que es exclusivamente de ellos. Los retrocesos de la ley electoral son, por lo tanto, reflejo de la reacción de la “hegemonía blanca”.
Para Cida, la amnistía que los partidos “macho-blancos” pretenden autoconcederse en relación a las multas electorales recibidas por descumplimento de cuotas y recursos es un crimen, pues caracteriza “el propósito de cometer una o más infracciones graves para obtener un beneficio económico u otro beneficio material”.
Con mordacidad, ella agrega que “en Brasil, si el crimen ocurre en los palacios y si los infractores no son pobres ni negros, la organización no es acusada de criminal”.
“Cuando los infractores, ya condenados, pueden ellos mismos cambiar la ley que los criminaliza, librarse de las puniciones y no devolver centenaresde ,illonmes a los cofres públicos, recuerdo otra característica de las organizaciones criminales: ellas operan en el eje dineiro-poder, buscan esconder, proteger y limpiar el dinero, producto de ilícitos, o sea, practican, bajo otros nombres, el lavado de dinero”, añade.
Con raras excepciones, en general los partidos incumplen la legislación sobre cuotas y presupuestos para las candidaturas de mujeres y personas negras. Cida alerta que tansistemático como ese incumplimento de la ley, también es sistemático el perdón dado a los partidos que incumplen la ley: “Parece un pacto no verbalizado entre iguales. ¡Puedes defraudar que serás perdonado!, afirma
Es una vergüenza para un país como Brasil, de mayoría femenina [51%] y negra [56%] contar con la presencia de apenas 91 mujeres [17%] y 134 personas negras [26%] dentro de las 513 curules de la Cámara de Diputados/as.
Las medidas racistas, misógenas y machistas aprobadas por la Cámara, que lamentablemente contaron com votos de la izquierda y de mujeres y persoas negras, profundizan aún más el abismo que excluye a las mayorias sociales –por lo tanto, inferiorizadas políticamente– de los espacios de representación popular.
Esos retrocesos que impiden lamodernización democrática, igualitaria y justa del Brasil no pueden pasar. El Senado no puede dar seguimiento a esta barbaridad que institucionaliza el apartheid racial y la exclusión de mujeres de los espacios de poder y de decisión sobre los destinos del país.
*Miembro del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea), fue coordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)