Guatemala: como gato panza arriba – Por Rafael Cuevas Molina

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Rafael Cuevas Molina*

El Pacto de Corruptos pasa momentos de apremio en Guatemala. No habiendo calculado que un contrincante no deseado, que amenaza con destramar la red de apoyo mafioso que ha construido, llegaría a la segunda ronda de las elecciones presidenciales, sus flancos más débiles se desmoronan y, como dicen que pasa con los barcos que amenazan con hundirse, las ratas empiezan a huir despavoridas.

Entre ellos afloran contradicciones, resquemores y grietas que seguramente ya estaban presentes, que en tiempos de vacas gordas para ellos se obviaban, pero que ahora, cuando se sienten amenazados, se evidencian con toda claridad.

Funcionarios de diversas dependencias del Estado entran en contradicción y hasta enfrentamiento, y sobre ellos el núcleo duro del Pacto de Corruptos descarga su ira con la misma fuerza que si de contrincantes se tratara. Es una táctica de disciplinamiento y escarmiento con carácter ejemplarizante que pretende evitar el destramamiento de la red que han construido durante años, pero que tenía pies de barro.

Pero lo cierto es que el círculo de sus leales, que se parapetan tras la batalla judicial que llevan adelante, se reduce. Entre quienes prefieren establecer distancia hay de todo, empresarios, políticos, burocracia estatal y hasta mafias locales y transnacionales camufladas en cualquiera de los otros estamentos mencionados. Recuérdese que para los negocios es muy importante el ambiente propicio y de confianza que prevalezca en el país y por ello, con espíritu pragmático, hay quienes ven que el Pacto de Corruptos ha revuelto demasiado el río en donde ellos deberían pescar.

Por otro lado, en el ámbito internacional es tan grande su descrédito que han dejado de ser útiles para quienes no tendrían empacho en hacerse de la vista gorda de todas sus maquinaciones si no fuera porque a ellos mismos les causan problemas.

El caso más relevante es el de los Estados Unidos, que con su famosa Lista Engel establece quienes son los que ha decidido tratar como apestados quintándoles las visas para viajar a Disneylandia y, dependiendo de la gravedad que decidan que tienen sus actos, agregue otras “sanciones”.

Esta misma semana han agregado a la ya bastante larga lista a quienes en estos días han llevado a cabo la persecución contra el partido Semilla, que es la ficha política con la que los demócratas se sentirían más cómodos negociando políticas y medidas que les ayudaran a, por lo menos, atenuar algunas problemáticas que les quiebran la cabeza, como las migraciones y el tráfico de estupefacientes.

En estas circunstancias, los recalcitrantes conservadores y cavernarios ideológicos del Pacto de Corruptos no tienen empacho en enarbolar argumentos que cualquiera diría que son esgrimidos por fervientes defensores de la soberanía nacional, antiimperialistas, pero no se trata más que de otra muestra de los enfrentamientos a los que son arrastrados en tiempos de crisis del modelo de dominación.

En el río revuelto en el que se ha transformado la política de Guatemala en estos días puede pasar cualquier cosa y por eso hay que estar muy atentos. Las maniobras del Pacto de Corruptos están en marcha y tienen la agresividad que exhibe un gato panza arriba asediado que huele la posibilidad de salir definitivamente del campo de juego.

* Rafael Cuevas Molina es el Presidente AUNA-Costa Rica

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