Cumbre Amazónica: ocho presidentes suramericanos se reúnen en Brasil para debatir estrategias frente a la crisis climática

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Cumbre Amazónica: Lula busca consolidar su liderazgo climático

Cuando Lula da Silva llegó al poder en Brasil, a principios de este año, una de sus promesas fue que, a diferencia de su predecesor, Jair Bolsonaro, iba a incrementar el compromiso de su país en la lucha contra el cambio climático.

Por ello, esta semana será clave para el mandatario si quiere dar una buena imagen al respecto: durante este martes y miércoles, se celebrará en Belém, estado de Pará, su tan esperada Cumbre Amazónica.

Del evento, además del propio Brasil, participarán los países de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA): Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Surinam y Guyana.

El objetivo inicial de la cumbre de ocho países amazónicos es, por primera vez, llegar con una voz consensuada a la reunión de cambio climático de la ONU, COP28, que se celebrará en Emiratos Árabes Unidos, en noviembre.

La idea es que los ocho países firmen una declaración en la que se les reclame a las naciones ricas financiación y recursos para mantener la selva en pie ante el alarmante avance de los efectos del cambio climático en las poblaciones.

Según Brasil, qué acciones son necesarias para evitar que la selva amazónica llegue al llamado «punto de no retorno», es decir, que la devastación no pueda ser solucionada.

De todas formas, como sucede en este tipo de foros, aún hay algunas asperezas que limar para que todos firmen dicha declaración. Y, principalmente, la mayor divergencia es entre Brasil y Colombia respecto a la explotación de hidrocarburos en áreas de selva.

Desde Bogotá, proponen eliminar cualquier tipo de explotación de combustibles fósiles en esa selva. Pero el problema para Brasil, que no posee pozos petroleros allí, es que está debatiendo internamente sobre el pedido de Petrobras de explotar petróleo submarino en la cuenca ecuatorial, a 500 kilómetros de la desembocadura del río Amazonas.

La ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible colombiana, Susana Muhamad, propuso una acción «amplia y progresiva» para eliminar la explotación petrolera en la selva amazónica: «No es tanto el tema de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino porque es un poco paradójico seguir pensando en el petróleo frente a la crisis que estamos enfrentando. Estos megaproyectos abren nuevos caminos, fragmentación ecológica, pérdida de biodiversidad y, sobre todo, conflicto con las comunidades».

Por su parte, Marina Silva, ministra de Medio Ambiente de Brasil, dijo que el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (IBAMA) rechazó en junio por amenazas al ambiente la explotación en aguas profundas de Petrobras frente a las costas del estado de Amapá. Pero confirmó que el proyecto, que está siendo defendido por Lula, será sometido a una segunda evaluación.

El mes pasado, durante una reunión previa, el presidente colombiano, Gustavo Petro, presionó a Lula para que bloqueara todo nuevo desarrollo petrolero en la Amazonía.

«¿Vamos a dejar que se exploren hidrocarburos en la selva amazónica? ¿A entregarlos como bloques de exploración? ¿Allí hay riqueza o hay muerte de la humanidad?» preguntó Petro en un discurso junto a Lula.

En la antesala de la cumbre, Lula estuvo presente en Santarém, sur del estado de Pará, dijo que «los países ricos prometieron desde 2009 US$ 100.000 millones y todavía eso no se ha concretado. Queremos preservar nuestras selvas para crear trabajo decente, facultades, conectividad con internet».

«Es necesario que los países ricos sepan que la Amazonía no es apenas los ríos y la copa de los árboles, sino millones de personas que quieren desarrollarse. La selva no es un santuario, sino fuente de aprendizaje para que la preservación genere dinero. Es una tarea gigante», agregó.

Otros desacuerdos

Otras de las diferencias que podrían surgir en la cumbre son un poco más sutiles, aunque también importantes. Por ejemplo, para Colombia la prioridad de la agenda fue la colaboración transfronteriza para abordar la creciente amenaza de los narcotraficantes que cometen delitos ambientales en la Amazonía.

Por su parte, Brasil ha hecho más hincapié en las oportunidades para el desarrollo sostenible, lo que refleja el interés de Lula en la reducción de la pobreza y la conservación.

Además, el mandatario brasileño está presionando a sus pares para que todos los países de la región se comprometan a poner fin a la deforestación para 2030, pero por el momento Bolivia y Venezuela aún no lo han hecho.

En el caso del país liderado por Luis Arce, la pérdida de bosques primarios allí aumentó un 32% el año pasado en medio de incendios y una rápida expansión agrícola.

Más ayuda privada

Actualmente, Brasil posee el 60% de la selva amazónica y, en los primeros siete meses de gobierno de Lula, ha logrado reducir en un 44% la deforestación en dicho espacio.

Sin embargo, parece que esto no está siendo suficiente para revertir la tendencia en la región. Por ello, desde el gobierno de Lula, quieren que el sector privado ayude a reforestar grandes extensiones de la Amazonía.

El objetivo es reforestar unos 12 millones de hectáreas (120.000 kilómetros cuadrados) de bosque hasta 2030 y para lograrlo se ofrecerían concesiones privadas de tierras de propiedad federal para la plantación de árboles nativos junto con maderas de alto valor como la caoba, muy apreciadas en las industrias de muebles.

Además, se podrían otorgar concesiones para generar otros productos, como semillas oleaginosas, fibras y resinas, junto con posibles esquemas de créditos de carbono.

El plan comenzaría con la concesión de tierras federales en el Amazonas ya destinadas a la conservación y, después de un estudio adicional, se expandiría a tierras públicas no definidas legalmente como parque nacional, reserva indígena u otro territorio protegido.

Más allá del clima

Aparte de la protección del medioambiente en sí, habrá otras cuestiones por las que la cumbre cobrará gran relevancia.

En primer lugar, la cumbre se da en un momento en el que las tensiones entre la Unión Europea y el Mercosur van en aumento, principalmente porque el bloque europeo ha impuesto algunas exigencias climáticas para ratificar el acuerdo comercial entre ambas partes.

Dichas cláusulas apuntan principalmente a la deforestación de la Amazonía, aunque Lula cree que, en realidad, ocultan otros intereses, como la de los farmers franceses que no quieren competir con la producción del Mercosur. Por ello, la cumbre le permitirá a Lula demostrar su compromiso con la causa.

Justamente, uno de los invitados al evento fue el presidente de Francia, Emmanuel Macron, a raíz de que parte de la Amazonía queda en la Guyana Francesa, aunque este nunca confirmó su asistencia.

Por otra parte, esta será la segunda vez en el año en la que el dictador venezolano Nicolás Maduro viaje a Brasil. La primera vez fue a principios de junio, cuando se celebró la cumbre de líderes latinoamericanos, y Lula fue muy criticado por defender a Maduro de las acusaciones de haber cometido violaciones de derechos humanos.

En esta oportunidad, una de las grandes cuestiones es si Lula se mostrará tan cercano a Maduro como en la otra oportunidad, aunque algo ha cambiado desde aquella vez: la semana pasada, el canciller de Brasil, Mauro Vieira, reconoció públicamente que en Venezuela se han violado derechos humanos.

Por último, si bien llegó al poder en diciembre, este será el debut en el escenario internacional de la presidenta peruana, Dina Boluarte, quien asumió la presidencia tras la destitución de Pedro Castillo.

Al no contar con vicepresidente, Boluarte no ha podido todavía abandonar Perú, pero en esta oportunidad el Congreso la ha autorizado a través de una polémica decisión: se la facultó para gobernar desde el exterior en forma remota.

El Economista


Boluarte y Lula se reunieron y conversaron sobre comunidades campesinas, comercio, clima y medio ambiente

Por Martha Valencia

La presidenta de la República del Perú, Dina Boluarte Zegarra y su homólogo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, sostienen una reunión bilateral en el marco de la Cuarta Reunión de los Estados partes en el Tratado de Cooperación Amazónica, a desarrollarse hasta el miércoles 9 de agosto.

La mandataria llegó a las 18:45 horas y de allí se dirigió a un hotel céntrico en donde se reunió con el anfitrión del evento, el presidente Lula.

Ambos mandatarios conversaron sobre diversos temas como comercio bilateral, cambio climático, cuidado del medio ambiente y comunidades indígenas.

En el encuentro también participaron la ministra de Relaciones Exteriores, Ana Cecilia Gervasi; el embajador de Perú en Brasil, Rómulo Acurio, y el director general de Protocolo y Ceremonial del Estado peruano, Jaime Cacho-Sousa.

Eje principal de conversación de mandatarios fueron las comunidades nativas

Dina Boluarte tras la reunión con el presidente de Brasil, dijo que “el eje principal de la conversación fue la Amazonía y las necesidades de las comunidades nativas”.

«Conversamos sobre temas que vamos a desarrollar mañana sobre nuestra Amazonía. Nos hemos centrado en nuestros hermanos que habitan allí. En el caso del Perú son 51 comunidades nativas, quienes merecen todo el apoyo del Gobierno», refirió.

Programa tentativo par el martes 8 de agosto del 2023 en la Cuarta Reunión de los Estados partes en el Tratado de Cooperación Amazónica en Belém de Pará, Brasil.

De acuerdo al programa preliminar de este cuarto encuentro, la primera reunión de trabajo será este martes 8 de agosto. En esta, Boluarte Zegarra estará junto a los Jefes de Estado y de Gobierno de los Estados Parte del TCA. Los segmentos de intervenciones y de diálogo serán a nivel de Jefes de Estado y de Gobierno. El mismo día, se prevé la adopción de la «Declaración Presidencial de Belém». Por la noche, el Presidente del Brasil ofrecerá una cena a los Jefes de delegación.

El Buho

 

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