México avanza en su lucha por la defensa de las culturas originarias
México contra el uso comercial de la cultura prehispánica: «Se reduce al interés por el consumo»
México avanza en su lucha por la defensa de las culturas originarias tras lograr que una jueza prohíba a Grupo Xcaret, una de las empresas turísticas más importantes del país, con sede en Quintana Roo, usar la cultura maya como atractivo turístico.
El proceso fue impulsado por el Instituto Nacional de Derechos Autor (Indautor), en apoyo de organizaciones indígenas como el Gran Consejo Maya. La dependencia en ocasiones anteriores también ha impedido el uso comercial de expresiones culturales prehispánicas, como de aquellos que realizan el ritual de los voladores de Papantla.
Aunque hubo ya una resolución en diciembre de 2022, fue hasta principios de junio de este año cuando un tribunal desechó el amparo promovido por Grupo Xcaret, propiedad del empresario Miguel Quintana Pali, al considerar que la firma sí ha había vulnerado diversas disposiciones de la Ley Federal de Protección al Patrimonio Cultural de Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas con sus prácticas turísticas.
Además de respetar la prohibición, Xcaret también deberá eliminar de sus sitios oficiales las entradas donde asegura ser sede de expresiones culturales consideradas patrimonio inmaterial de la humanidad y, una vez alcanzada una resolución final, se buscará compensación por lucrar durante sus 30 años de existencia con la simbología maya.
Sputnik solicitó información a representantes de Indautor para conocer el estado del proceso penal contra Xcaret, pero hasta el cierre de esta nota no se ha podido agendar la entrevista.
Turismo a cambio de la historia
Presentar como parte de la oferta turística expresiones culturales mayas, e incluso vincularse con identidades de pueblos originarios con los que no se tienen vínculos es una forma de apropiación cultural, un concepto que apenas comienza a discutirse, afirma a Sputnik el investigador Jesús Antonio Machuca, adscrito a la Dirección de Etnología y Antropología Social del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).
Centros recreativos como Xcaret, lugar que además fue denunciado por organizaciones civiles por daños ambientales, es un ejemplo «tan ilustrativo de a lo que se puede llegar desde el turismo con toda la pretensión empresarial sobre el ámbito de la cultura, el turismo ya globalizado», asegura.
Para el académico, una de las consecuencias de ofrecer estos espectáculos, so pretexto de la preservación y promoción de comunidades originarias, es que «la cultura se va reduciendo hacia el interés por el consumo, fundamentalmente el consumo inmediato».
«Lo que ha sucedido con la posmodernidad es que se pierden los rasgos originales, pero también lo que son las condiciones simbólicas de un pueblo para su propia reproducción social, porque se diluyen en la trivialización, en la espectacularidad, en la simulación», agrega el especialista.
El investigador advierte que la comercialización de la cultura, en estos términos, olvida que cualquier manifestación tiene un valor simbólico único que debería quedar fuera de las reglas del mercado, las cuales únicamente se centran en valores económicos.
«Los bienes culturales tienen una característica por la cual no pueden ser reducidos a los económicos, por lo menos no de manera exclusiva, y ese es un problema no resuelto a nivel internacional», afirmó Jesús Antonio Machuca.
Una visión discriminatoria del pasado
Esta forma de abordar la historia y las culturas originarias también parte de una visión discriminatoria, asegura la académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Librada Moreno en entrevista para Sputnik, pues más allá de pudiera reivindicarlas, «remarca y nos lleva más a esta lógica de diferenciación, una diferenciación social, económica».
«Seguimos en esta idea de superioridad, no sólo económica, (sino) racial, cultural, y que en efecto hemos desempeñado desde arriba. Creo que tiene que ver con los procesos propios de conquista en los cuales, quizá nosotros, en algún momento fuimos inmersos y seguimos bajo esta misma dinámica: si son extranjeros, pensamos que son mejores que nosotros, pero si son indígenas, nosotros somos mejores», opina Moreno Castro.
Para la docente universitaria, la apropiación cultural tiende a justificar «un sentido de dominación en cuanto a la relación que se va a establecer con estos pueblos originarios, con estas minorías», una relación que tiene únicamente una perspectiva «comercial».
Los voladores de Papantla, practicantes de un ritual asociado a la cultura totonaca, son un ejemplo concreto de la percepción de expresiones originarias como mercancías, e incluso como algo inferior a la modernidad de la urbe.
En 2022, también gracias al apoyo de Indautor, el Consejo para la Protección y Preservación de la Ceremonia Ritual de los Voladores logró ganar una demanda interpuesta contra la cervecera Cuauhtémoc-Moctezuma por uso indebido de su imagen en una popular campaña en la que cada etiqueta de cerveza iba acompañada de un diseño que pretendía representar a las culturas de cada una de las 32 entidades federativas del país.
La organización consideró que el consorcio «ridiculizó y ofendió» a los practicantes de este rito, no sólo al usar su identidad sin su permiso, sino además porque trataron de evitar un proceso penal al ofrecerles cerveza para vender en un festival y de esta forma compensar económicamente el daño.
Los voladores de Papantla estuvieron involucrados en otro caso que también se llevó a tribunales y en el que también se observa cómo la publicidad y la mercadotecnia perpetúan el racismo contra los pueblos originarios. Se trata del comercial del banco Moneyman en el que participó el actor mexicano Arath de la Torre.
El histrión promovía tarjetas de crédito sin intereses de la institución bancaria y lo comparó con el «cero interés» que generan los voladores de Papantla.
Aunque la empresa se disculpó y retiró de inmediato el comercial, el actor no pudo evitar la polémica y las críticas por aceptar un diálogo con esa mofa. El Consejo para la Protección y Preservación de la Ceremonia Ritual de los Voladores inició una demanda ante la Fiscalía General del Estado de Veracruz, aún en proceso.
Los investigadores consultados por Sputnik consideran que el Estado mexicano tiene la obligación de proteger a los pueblos originarios con leyes con un enfoque cultural, no comercial, y desechar esta idea de «turismo filantrópico» que incluso puede llegar a valerse de las legislaciones existentes sobre protección al patrimonio cultural para justificar la apropiación.
«La idea aquí sería concientizar a la población de la importancia de la identidad cultural que tienen estos pueblos originarios y no verlos en la lógica de que, por ser minorías, entonces no cuentan», concluye la académica Librada Moreno.