Brasil | Frenar la deforestación de la Amazonia, una carrera a contrarreloj para Lula – Por Agustina Medina y Luz Eggel

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Brasil: Frenar la deforestación de la Amazonia, una carrera a contrarreloj para Lula

Por Agustina Medina* y Luz Eggel**, especial para NODAL

El nuevo mandato de Lula da Silva en Brasil debe enfrentar las consecuencias generadas por más de 6 años de gobiernos de derecha en la República Federativa de Brasil: niveles alarmantes de deforestación que no se registraban desde hacía más de una década y el libre accionar de una entramada red de grupos mafiosos que actúan con total impunidad en la selva brasileña, los cuales son los responsables de la tala indiscriminada de árboles, innumerables incendios forestales y  del perseguimiento y asesinato de defensores ambientales. Sin embargo, todo comienza a indicar que el dirigente brasileño, quien asumió el cargo el pasado 1 de enero, ha convertido la lucha contra la deforestación en una pieza central de su política medioambiental.

El pasado 22 de Junio, Lula da Silva, declaró nuevamente en contra de la deforestación al prometer que será «muy duro con quien derribe un árbol en la Amazonía para plantar soja, maíz o para pasto». Las declaraciones del mandatario brasileño realizadas en París durante el evento a favor del medioambiente organizado por la ONG Global Citizen buscan cumplir con los objetivos del “Plan de acción para la prevención y el control de la deforestación de la Amazonía” lanzado en el día Internacional del medio ambiente, el pasado 5 de junio. Allí, el gobierno de Lula establece como plazo el año 2030 para acabar totalmente con la deforestación en uno de los pulmones verdes más importantes del planeta.

Camino a la “deforestación cero”

En el mes de junio, el secretario ejecutivo del Ministerio de Medio Ambiente de Brasil, João Paulo Capobianco, informó que la deforestación en la Amazonía cayó un 31 por ciento en los primeros cinco meses del Gobierno de Lula da Silva en comparación con el mismo período del pasado año, marcando profundas diferencias con el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro. Según el programa de vigilancia Deter del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), solo unos 1.986 kilómetros cuadrados de cubierta forestal se destruyeron entre enero y mayo anteriores en la superficie brasileña de la selva tropical más grande del mundo; lo que representa una disminución con respecto a los 2.867 kilómetros cuadrados del mismo período en el 2022.

Desde enero de 2019, momento en el que Jair Bolsonaro asumió la presidencia de Brasil, hasta diciembre de 2022, el final de su mandato, se perdieron más de 45.500 kilómetros cuadrados de vegetación del área denominada Amazonia Legal, lo que supone un incremento de casi el 60% con respecto al cuatrienio anterior. Como muestra la infografía de Statista, el Amazonas brasileño no ha visto tasas de deforestación inferiores a los 5.000 kilómetros cuadrados desde 2012, niveles alcanzados durante el mandato de la expresidenta Dilma Rousseff.

Las acciones contra la deforestación implementadas en este nuevo gobierno de Lula da Silva son parte del “Plan de acción para la prevención y el control de la deforestación de la Amazonía (PPCDAm)” el cual fue creado por el equipo de Marina Silva en el primer mandato de Lula, para garantizar las acciones que llevaron a una reducción del 83 % de la deforestación entre 2004 y 2012, según datos del sistema Prodes del INPE. Silva, hoy actual ministra de Medio Ambiente de Brasil, reactivó dicho plan que había sido dado de baja en el año 2019 durante el gobierno de Bolsonaro.

El plan establece una política coordinada entre más de una docena de ministerios hasta el final del mandato de Lula en 2027. Durante el relanzamiento del plan declaró que «Brasil juega un papel importante en el equilibrio del clima de nuestro planeta, en gran parte gracias a la Amazonía. Prevenir la deforestación en la Amazonía también ayuda a reducir el calentamiento global». Para cumplir con el objetivo de poner fin a la deforestación a nivel mundial para 2030 se comprometió a “retomar el liderazgo mundial de Brasil en la mitigación del cambio climático y el control de la deforestación”.

El PPCDAm busca cumplir además con el “Plan Amazonas 2021”, pacto firmado en 2021 bajo el mandato del expresidente Jair Bolsonaro, donde Brasil, junto a más de 140 países, busca poner fin a la deforestación a nivel mundial para 2030. El tratado publicado por Hamilton Mourao, general retirado del Ejército y ex vicepresidente de Brasil tiene como fin “establecer lineamientos y medidas de transición para la asunción de actividades por parte de las dependencias, entidades y entes de la Administración Pública Federal, con miras a evitar una solución de continuidad de las acciones preventivas y represivas contra los delitos ambientales”.

La lucha contra la deforestación no solo es una preocupación para el gobierno brasileño. Durante la COP27, llevada a cabo en noviembre de 2022 en Sharm el-Sheij, Egipto, los presidentes Gustavo Petro, de Colombia y Nicolás Maduro, de Venezuela manifestaron la intención de establecer una ambiciosa alianza por la protección del Amazonas. “Estamos decididos a revitalizar la selva amazónica”, dijo Petro durante la Conferencia de las Partes. Por su parte, Maduro afirmó que “si alguna responsabilidad tenemos los sudamericanos es detener la destrucción del Amazonas e iniciar un proceso de recuperación coordinada, eficiente, consciente”.  Ambos mandatarios destacaron el rol clave que tiene el gobierno de Lula da Silva en impulsar y concretar este plan. Por su parte, se comprometió en organizar la conferencia del clima de la ONU de 2025 (COP30) en el estado de Amazonas, bajo la premisa de “acabar con el proceso de degradación que están viviendo nuestros bosques tropicales”.

Como si fuera poco, el mandatario brasileño ha llevado la discusión ambiental a diferentes eventos internacionales, buscando acelerar y concretar los compromisos asumidos globalmente. Como dijo en la presentación del Nuevo Plan de Financiamiento Global en París: “Sin cambiar las instituciones, el tema climático se convierte en un chiste. ¿Quién ejecutará las decisiones tomadas en los foros que hacemos?”. “Seamos realistas: ¿quién cumplió con el Protocolo de Kioto? ¿Quién cumplió con las decisiones de la COP15 en Copenhague? ¿Quién cumplió con el Acuerdo de París? No se cumple porque no hay una gobernanza global con la fuerza para decidir las cosas y que las cumplamos”.

Sabemos que cumplir con los objetivos de deforestación cero para el año 2030 no es tarea fácil. Por un lado, requerirá de medidas y acciones cada vez más firmes en materia medioambiental por parte del gobierno brasileño, las cuales trastocarán sin lugar a dudas los intereses de aquellos grupos que utilizan los recursos naturales de la Amazonía de forma ilegal, para beneficio y enriquecimiento de unos pocos. Cumplir con los objetivos y tratados asumidos será posible si se fortalece el trabajo regional junto al resto de los países de Latinoamérica para que el gobierno de Brasil pueda finalmente alcanzar la meta en esta carrera a contrarreloj y convertirse así en ejemplo mundial en la lucha medioambiental.

*Medina es Licenciada en Biología Molecular (UNSL), Doctoranda de la Universidad de Buenos Aires con mención en Fisiología, (FFyB). Diplomada en Bases y Herramientas para la Gestión Integral del Cambio Climático, por la UNJu y la UNQ. Diplomada en Activismo y Política Socioambiental por Eco House Global y la carrera de Ciencias Políticas de la UBA. Investigadora del Observatorio de Energía Ciencia y Tecnología (OECyT), asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

**Eggel es Lic. en Biología Molecular. Becaria del Instituto Dr Alejandro Paladini, UBA-CONICET. Docente de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL). Miembro del Centro de Estudios Socioambientales (CESA). Co-autora de los libros “Clima” del Gato y la Caja y “Un Ambientalismo Nacional” de Jóvenes por el Clima.

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