¿Fracasó el Mercosur? – Por Jorge Notaro
¿Fracasó el Mercosur?
Jorge Notaro*
Fracasó el enfoque liberal, que suponía que si se bajaban los impuestos al comercio entre los integrantes, los mercados implementarían la integración regional.
Cuando se firmó el tratado de Asunción el 26 de marzo de 1991, los cuatro países firmantes se comprometieron a iniciar un proceso de eliminación de los impuestos a las importaciones así como otro tipo de trabas, para estimular el comercio en la región. También se pondrían de acuerdo sobre un “arancel externo común”, es decir, sobre los impuestos que se cobrarían a las importaciones procedentes de países no firmantes del acuerdo. El proceso desembocaría en un mercado común con libre circulación de personas, mercancías y capitales entre los países de la región.
Los parlamentarios uruguayos ratificaron el tratado casi por unanimidad, ya que los dos diputados del MPP no dieron su voto. Los demás legisladores del Frente Amplio dejaron constancia que apoyaban la iniciativa por considerarla positiva pero insuficiente, dado que el proceso de integración exigía la participación de los gobiernos para promover la complementación productiva.
Como es notorio, el proceso de integración logró constituir una “Unión aduanera imperfecta” y se estancó, evidenciando los límites del enfoque liberal, con el cual no se logrará nunca constituir un mercado común entre los países firmantes; los liberales como Macri y Lacalle Pou no hacen autocrítica y por el contrario, sabotean el proceso con intentos de “flexibilización”.
Las relaciones económicas internacionales deben enfocarse como proyecto político, aprendiendo de la experiencia de los países europeos que pusieron en marcha su integración para mejorar las relaciones de poder con el imperialismo norteamericano y la Unión Soviética. Para los países del MERCOSUR implica trascender el proyecto que lo limita a “hacer buenos negocios”, a una “integración fenicia” como señala el ex presidente Mujica en su carta a Lula:
“Hasta ahora, cuando hablamos de integración hemos sido puramente fenicios, cuánto te vendo y cuánto me vendes tú; y los fenicios, que fueron unos mercaderes formidables, no crearon ninguna civilización.” (las negritas son del original).
Los países de América Latina, excepto Cuba, son dependientes, condicionados por el imperialismo norteamericano, sometidos por el capital extranjero que limita las soberanías nacionales, deforma las economías y se apropia de parte de la riqueza generada. Los cambios en la inserción internacional tienen que incluir las dimensiones económica, política, militar y cultural.
Varios equipos económicos de los gobiernos de la región se refieren a esta situación con eufemismos cuando rechazan algunas medidas de política económica “por qué sería una mala señal para los mercados”. Los mercados no resuelven, resuelven los dueños del capital financiero, implica que hay que hacer lo que estos imponen porque de lo contrario pueden generar graves consecuencias económicas. Estas condiciones son incompatibles con la mejora en las condiciones materiales de vida de la población y es necesario que la acumulación de capital aumente la autonomía de las decisiones, reduciendo la subordinación y la explotación; asumiendo que es un proceso complejo pero que no hay otro camino, priorizando la dimensión política, el papel del gobierno como negociador, el fortalecimiento de las organizaciones populares participando de las luchas por la implementación de medidas antiimperialistas.
El ex presidente Mujica en su carta a Lula se refiere diplomáticamente a la dependencia pero es explícito al señalar la necesidad de unidad en la región para aumentar su poder y de cambios en el proceso de integración cuando dice:
“Las grandes decisiones que mueven al mundo se toman en otras partes, lejos de nuestra mesa. Es necesario construir cercanía en nuestra región para hacernos oír a nivel internacional. Los desafíos que tenemos como humanidad necesitan más que nunca esfuerzos colectivos y propuestas innovadoras.” (las negritas son del original)
Exhortar a superar diferencias y fortalecer la integración se puede considerar una autocrítica implícita si se tiene en cuenta que durante los quince años de gobierno del FA se sabotearon las iniciativas de Argentina considerando que no se correspondían con la religión del mercado que oficiaban como sacerdotes Lorenzo, Bergara, Polgar y Masoller, entre otros.
Mujica también señala:“Debemos ser capaces de construir un consenso progresivo que no nos paralice y que permita avanzar a quienes estén en condiciones y sumar luego a quienes así lo decidan”.
¿Qué países pueden alcanzar consensos y avanzar juntos, sin pretender la unanimidad? Los que tienen afinidad política y en particular, con relación al proceso de integración, están dispuestos a superar el enfoque liberal que llevó a la parálisis y al fracaso.
A la lista de propuestas de Mujica se pueden agregar algunas que apuntan a los mismos objetivos como considerar imprescindible que los países de la región se pongan de acuerdo en la regulación del movimiento internacional de capital así como la complementación de actividades económicas. La absoluta libertad de entrada y salida de capitales implementada cuando Vegh Villegas era Ministro de la dictadura en 1975, permanece sin cambios hasta hoy y es uno de los principales factores de vulnerabilidad de la economía uruguaya.
Es necesario retomar los acuerdos de la reunión de Presidentes de países de la UNASUR en Buenos Aires en agosto de 2011. Se destacan tres líneas de trabajo:
- i) la expansión del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) para potenciarlo como instrumento de toda la región. Su fortalecimiento para préstamos de corto plazo a países con dificultades de pagos externos o problemas en el mercado cambiario daría a la región mayor independencia del Fondo Monetario Internacional y evitaría las políticas recesivas y antipopulares que este exige.
- ii) impulsar el uso de monedas de la región para el intercambio intrarregional como incentivo para profundizar la integración y analizar sistemas de compensación y unidad de cuenta regional. Diseñar mecanismos de financiamiento del comercio atendiendo a las asimetrías.
iii) el Banco del Sur. Uruguay fue el sexto país en ratificar el convenio de creación y se sumó a Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y Venezuela. Dará mayor independencia del Banco Mundial y del BID, accediendo a préstamos sin las condiciones que estas instituciones imponen. Entre las experiencias a promover se pueden priorizar las empresas estatales binacionales y las cooperativas con acuerdos de complementación entre dos países o más.
El país que puede financiar estos fondos es China que tiene un exceso de reservas en dólares y ya ha hecho préstamos de mediano y largo plazo a varios países (Argentina, Brasil, Venezuela y Chile). Para el Banco del Sur sería una fuente de recursos de bajo costo teniendo en cuenta el nivel de las tasas de interés y a China le daría la oportunidad de colocar sus excedentes en monedas diferentes al dólar que se devalúa.
El interés político de China de aumentar su presencia converge con la necesidad de financiación de los países de la región, al margen de los mercados dominados por el capital financiero. Abandonando el proyecto inviable de un acuerdo de libre comercio de Uruguay con China, es posible promover un acuerdo de cooperación de los países de la región con China. Con dos objetivos principales: i) modificar las características actuales del comercio que consiste en que la región exporta productos primarios e importa industriales, reproduciendo el carácter del comercio con Inglaterra de principio del siglo veinte; ii) lograr el compromiso de China de hacer un aporte importante, complementario del que hacen los países de la región, para aumentar los recursos del Banco del Sur y del Fondo Latinoamericano de Reservas.
Los gobiernos de los países de la región tienen que asumir el protagonismo pasando de la competencia a la cooperación y construyendo poder para enfrentar la dominación imperialista en sus múltiples manifestaciones.
*Economista, investigador de la Universidad de la República Oriental del Uruguay.