Ecuador | Nueva encrucijada histórica – Por Alex Ron, especial para NODAL

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región. 

Por Alex Ron(*), especial para NODAL

Jaime Durán Barba, el gurú del marketing político en Latinoamérica, dijo que Guillermo Lasso era un tipo inepto y que había realizado un pésimo gobierno. “Simplemente me pagaron para hacerlo presidente y yo cumplí con mi trabajo.” En 2021 Durán Barba dirigió la campaña política de Lasso, básicamente lo entrenó para que, frente a cualquier propuesta de su oponente, el correísta Andrés Arauz, le respondiera “Andrés no mientas otra vez”. Le dijo que cambie de apariencia, que utilice zapatos rojos, abra una cuenta de TikTok y envíe todas sus propuestas a través de esta plataforma. Además, distribuyeron miles de carteles exhibidos por mendigos venezolanos que pululaban por las calles donde alertaban a los conductores y transeúntes de que ellos habían emigrado por haber votado a favor de Maduro. La campaña fueron cápsulas sencillas, sin pretensiones discursivas, adaptadas a la pobre formación académica de Lasso que reivindicó el hecho de no tener estudios universitarios, ni PHD como su contrincante. Los electores cayeron en el manejo subliminal de todos estos elementos y Lasso, contra todo pronóstico, ganó las elecciones presidenciales de 2021. Hoy muchos de los que votaron por el banquero o están arrepentidos o han emigrado huyendo de la violencia, la carestía de la vida y la falta de empleo. El marketing político es la ciencia de las ilusiones y de los espejismos, es el arte de hacerte votar por alguien que no está preparado para gobernar.

Byung Chul Han plantea que la infocracia, el gobierno de la información algorítmica está deslumbrando a nuestras sociedades que han sido sometidas a un soliloquio fragmentado de datos sin una visión discursiva. El momento que dejamos de reflexionar, perdemos nuestra capacidad analítica y negamos la otredad. En ese punto de máximo frenesí informático, a través de boats, influencers, trols, la sociedad termina destruyendo la democracia basada en el libro, la razón y el debate.

Ecuador, en menos de 60 días, regresará a las urnas para elegir presidente o presidenta de la república. Serán elecciones totalmente atípicas, a velocidad crucero, sin mayor posibilidad de un debate discursivo entre diferentes proyectos. La campaña responderá a un juego de marketing político más cartesiano y de imágenes, focus groups, algoritmos, tendencias, plataformas, redes sociales, encuestas. Aunque el panorama electoral todavía es incierto las mayores posibilidades para llegar a Carondelet las tiene la candidata del correísmo Luisa González, quien sigue subiendo en las encuestas. ¿Le alcanzará el capital político heredado del gobierno de Rafael Correa para ganar la presidencia?, todo dependerá de cómo se va dando la dialéctica entre los diversos candidatos.

Más allá de los aspirantes a la presidencia, la encrucijada histórica es clara: ¿continuar con el modelo rentista y privatizador de Lasso o regresar al modelo de estado de bienestar del correísmo? Ambos escenarios de una u otra forma ya se han vivido en Ecuador. Durante 10 años vivimos un tipo de economía basada en la inversión pública y en el tecnocratismo estatal que se dio en el correísmo. Y, por otro lado, sobrevivimos al lassismo de CREO, que utilizó un paradigma económico rentista: aumento de reserva internacional, reducción de impuestos y de inversión social, eliminación de subsidios, aumento de tasas de interés y privatización de empresas estratégicas (incluso fueron entregadas a un fideicomiso algunos sectores de las Islas Galápagos).

La inversión social en el gobierno de Correa aumentó significativamente respecto a sus predecesores, por ejemplo, en el sector de la salud pasó de 3000 millones a 15000 millones de dólares. Así mismo, siguiendo la lógica keynesiana, se aumentaron inversiones en carreteras, escuelas e hidroeléctricas. Ecuador redujo la pobreza, del 36 al 21% en el periodo de la Revolución Ciudadana.

En el gobierno de Guillermo Lasso tuvimos un aumento de la reserva internacional que se situó en 10000 millones de dólares. Paralelamente, se dio un incremento de la pobreza que pasó del 21% durante el correísmo al 28% con Lasso. Por otro lado, comparando el índice de muertes violentas entre ambos gobiernos, en la década de la Revolución Ciudadana disminuyó a 5,5 asesinatos frente a los 26 homicidios por 100000 habitantes en la administración del banquero. Otro indicador importante, que sorprende, es el riesgo país porque se incrementó de 753 en el gobierno progresista de Correa a 1875 con la administración neoliberal de CREO. Todos estos datos generaron una nueva ola migratoria, en los dos últimos años 500000 compatriotas abandonaron Ecuador.

El correísmo es un fenómeno político multifacético, variopinto, barroco. Dentro de este movimiento político cohabitan corrientes keynesianas, guevaristas, provida, defensores de Assange…toda una fanesca ideológica que logra cierta cohesión con el liderazgo del “mashi”. Pese a las contradicciones del proyecto correísta, el tecnocratismo de estado orientado hacia la inversión social mejoró indicadores claves respecto al funcionamiento del estado. Aunque el caudillo también recibió múltiples críticas por su visión autoritaria e hiperpresidencialista. Los grupos que más se opusieron a su gobierno fueron sectores de la prensa, las cámaras de la producción, la banca e incluso feministas y ecologistas.

Actualmente, el gobierno del presidente Lasso ha obtenido paupérrimos logros en cuanto a inversión extranjera, apenas representa el 0,5% del PIB. Paradójicamente, las remesas enviadas por nuestros compatriotas alcanzaron un 5% del PIB. El banquero, acusado de poseer sociedades offshore en Pandora Papers, ha seguido el guion planteado por el FMI al pie de la letra pagando puntualmente la deuda externa, pero desmantelando el estado. Para muestra un botón: el gobierno no controla las diferentes cárceles. El experimento del FMI en Ecuador ha sido un fracaso.

Ahora bien, la derecha, a través de los medios de comunicación, continúa con su cruzada demonizadora del correísmo, ha perdido terreno, pero todavía persuade a un gran sector de la clase media que se adhiere a esta lucha contra el socialismo del siglo XXI. Allí es donde ganan terreno candidaturas como la de Jan Topic, Otto Sonnenholzner e incluso Yaku Pérez. Topic, un candidato que aparece literalmente como un francotirador de la política ha prometido copiar el modelo de combate a las mafias del presidente salvadoreño Nayib Bukele.

La indignación frente al desgobierno de Lasso debería facilitar el triunfo de la tecnócrata conservadora Luisa González, elegida por Correa por su lealtad al líder de la Revolución Ciudadana. Aún faltan sesenta días, la guerra publicitaria, marcada por impulsos, emociones y poca reflexión discursiva, puede romper toda lógica política. Lasso ha sido un desastre como presidente, pero el rechazo al correísmo, en algunos sectores de la sociedad, es real. La encrucijada entre ilusionismo político y principio de realidad está planteada.

(*) Escritor y catedrático universitario

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