Argentina: el asistencialismo estatal no alcanza y la pobreza crece – Por Juan Guahán

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El asistencialismo estatal no alcanza y la pobreza crece

Juan Guahán*

El Observatorio de la Deuda Social de Argentina, que publica la Universdidad Católica (UCA), informó acerca del crecimiento del asistencialismo estatal en la Argentina, pero también hizo saber que, a pesar de su constante crecimiento, también son mayores los problemas de la segurdad alimentaria y la pobreza en el país.

Hay datos del Informe que son más que llamativos. Uno de ellos indica que 23 millones de argentinos reciben alguna forma de asistencia estatal, esto es 51,7% para fines del 2022. Cuando cerraba el año 2021 esa cifra era 44,7% de argentinos recibiendo algún nivel de asistencia.

Sin embargo, la pobreza que alcanza a 17 millones de personas no para de crecer: En el 2019 era del 35,5%; en el 2020, con la pandemia, subió al 42%; en el 2021 fue del 42,4% y en el 2022 llegó al 43,3%. Otro dato inquietante es la brutal caída de los sectores medios no profesionales. En ese sector el 14,6% era pobre en el 2021 y en el 2022 esa cifra ascendió al 18,2%

Otra manifestación de esta profundización del mal vivir lo tenemos en la cantidad de personas que se ubican en lo que se suele denominar inseguridad alimentaria, es decir aquellos que no tienen acceso a suficientes alimentos o suficientes alimentos nutritivos. En este sector, también el crecimiento es constante y en el 2022 alcanzó al 9,4% del total de la población.

El otro dato –paradojal- que completa este panorama tiene que ver con la evolución positiva del Producto Bruto Interno (PBI) en el 2021y 2022, después de la fuerte caída, del 10,5% a causa de la pandemia en 2020. En el 2021 el PIB creció 10,3% y en el 2022 volvió a crecer un 5,2%.

Un último núcleo de datos proporcionados por el Informe tiene que ver con los datos sobre la indigencia y su mayor desarrollo etario. Para fines del año pasado la indigencia promedio del país era del 8,1%. Cuando se medía para los menores, jóvenes y adolescentes (0 a 17 años) esa cifra subía al 13,1%. Esos números indican el tipo de sociedad que se está construyendo y el futuro que le depara para las nuevas generaciones.

Son muchas las conclusiones que se pueden sacar de estos datos. Uno de ellos, tal vez el que mejor explica esta bronca social que se desparrama por toda la sociedad, es que –en estos últimos años 2021 y 2022- la economía creció notoriamente, a pesar de lo cual la pobreza también fue mayor. Eso tiene una sola explicación: los sectores económicos más poderosos se quedaron con los beneficios de ese crecimiento.

A esa explicación general se le agrega una consideración política: eso se produjo en medio de un gobierno que dice defender los intereses populares. Es decir que a la horrible política del neoliberalismo macrista (2015-2019) se le debe agregar los malos años, para los sectores más humildes, de este período gobernado por Alberto Fernández y Crstina Kirchner. Ahí está la respuesta a las altas abstenciones y los votos en blanco y nulos que exhiben las recientes elecciones provinciales.

Este conjunto de informaciones proporcionadas por el informe de la UCA da cuenta de otra realidad que no se debe pasar por alto. Se trata del crecimiento de las diversas maneras de concretarse el asistencialismo estatal.

Cualquier “fotografía” de la dolorosa realidad que rodea a los argentinos reafirma la necesidad de mantenerlo e –incluso- incrementarlo. Pero cuando no nos quedamos en la foto y apuntamos a la “película” que nos muestre la evolución de varios datos, concluimos que ésta no puede ser la respuesta a los males del país. Puede ser un remedio de corto plazo, imprescindible quizá, pero que no puede ni debe perpetuarse.

Es aquí donde aparece la necesidad de otro modelo de economía, de otro tipo de país, que se construya con esfuerzo, pero que ese sacrificio termine sirviendo al pueblo que lo protagonizó y no a quienes se benefician con el trabajo de los demás. Es posible que esta afirmación arranque algunas sonrisas socarronas, sobre las pretensiones de estas consideraciones.

Los técnicos, académicos y funcionarios ,“los que saben” y nos apabullan con números desde los medios de (in)comunicación, es probable que se rían por estas ingenuidades. Sin embargo, no son pocos quienes, con la mirada puesta en otros números y en las exiguas mesas cotidianas de millones de argentinos, tienen otras lecturas y expectativas.

*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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