Perú: contradicciones de las políticas de drogas y la cooperación de EEUU – Por Ricardo Soberón Garrido

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Perú: contradicciones de las políticas de drogas y la cooperación de EEUU

Ricardo Soberón Garrido*

Desde los años 90, la falta de institucionalidad del Estado peruano en materia de Drogas Ilícitas -como ocurrió también en otros países de la región- sobre una materia tan compleja, hizo necesario que por presión de EE.UU. se creara Contradrogas que luego se convirtió en Devida, una Comisión Nacional adscrita a la Presidencia del Consejo de ministros: es decir, una entidad con menor jerarquía responsable de monitorear el cumplimiento de una Política Nacional.

A partir del 2000, el Estado peruano comenzó a poner recursos propios, vino la cooperación europea principalmente en desarrollo alternativo. A partir del 2011 empezaron las Estrategias Nacionales y luego las Políticas Nacionales de carácter quinquenal, las mismas que cuentan con un presupuesto anual promedio de 250 millones de soles, tres programas presupuestales, en ocho oficinas zonales.

Es un círculo vicioso que se repite cada año, cualquiera sea el gobierno de turno: plan anual de erradicación con fondos propios y los que vienen del presupuesto y la cooperación de EE. UU; en marzo vienen los informes que sancionan al Perú como segundo productor de coca, luego vienen las presentaciones en la ONU, las reuniones CICAD, discusión de presupuestos, ejecución promedio de 87°A de los recursos, y vuelta la rueda.

Ni los gobiernos ni los Congresos de turno tienen una evaluación coherente, realista y veraz de los problemas, prefieren dejar que DEVIDA se entienda con los americanos, sin apoyo político ni institucional ni de la PCM, ni de Palacio. Los principales dilemas que tiene EE. UU en materia de drogas en la región y que los gobiernos andinos no quieren contemplar ni dilucidar, son los siguientes:

  1. ¿Es el narcotráfico un problema de oferta o demanda?

Gran parte de la arquitectura del sistema de la ONU y las políticas de drogas de EE. UU en el exterior, están construidos como si fuera un problema de oferta, es decir la gente en EE. UU consume cocaína porque esta abunda en el mercado internacional. Así están hechos los instrumentos de diseño, ejecución y evaluación de las políticas que aplican los donantes. Y no es cierto, la experiencia de los últimos años indica es la demanda de un bien la que determina su oferta.

  1. El “target” es Terrorismo o Drogas.

Es el dilema geopolítico que han tenido los diversos gobiernos demócratas o republicanos, desde antes de setiembre del 2001, pero particularmente luego de ese evento en su proyección hegemónica hacia el resto del mundo. Mientras la CIA ha optado por la lucha global contra el terrorismo, el Dpto. de Estado ha optado por el control de la oferta de drogas. Esto ha pasado en el Lejano Oriente, particularmente en Afganistán y otros países de Asia Central de donde proviene gran parte de la heroína. La presencia de grupos insurgentes, irregulares o terroristas en escenarios de cultivos de amapola, coca o marihuana es frecuente en los países de oferta.

  1. El Problema del Desarrollo Alternativo.

El gran dilema del Desarrollo Alternativo como propuesta especifica en regiones productoras en un entorno más amplio de Libre Comercio que favorece a productores de otros lugares y afecta la pequeña agricultura, por la volatilidad de precios de commodities. Uno de los instrumentos fundamentales en el Perú ha sido el DAIS, pero en su aplicación revela las enormes contradicciones que tiene respecto de las tendencias del comercio exterior, repite el patrón agro exportador de materias primas con escaso valor agregado: café y cacao, por lo cual el Perú ha tenido que escoger el nicho de variedades exóticos que si tienen posibilidad de competencia. En los últimos 30 años se deben haber invertido más de US$ 200 millones procedentes de la cooperación norteamericana al Perú; por su parte, el Perú debe haber invertido no menos de 3,000 millones de soles de recursos propios para el mismo fin.

Lo lamentable es que no se han derrotado las causas sociales, económicos ni comerciales que hacen de la Selva Alta peruana dependiente de la economía del narcotráfico. ¿Por qué? Primero porque no se comparan con las enormes ganancias que genera el negocio ilícito de la cocaína; segundo, porque no tiene un efecto positivo sobre el bosque primario amazónico que se ve sometido no solo por la tala ilegal, sino también por los monocultivos.

Tercero, porque hay condiciones adversas para los pequeños producto ores en un mercado que demanda volumen y no calidad necesariamente. En el caso particular de Devida, teníamos el PORI que ayudaba a los esfuerzos de DAIS, lamentablemente decidieron no renovarlo afectando en US$ 9.5 millones al presupuesto institucional y la entrega de fertilizantes, equipamiento menor, todo porque según USAID somos país de renta media.

  1. La erradicación de coca.

Durante las dos administraciones en las que servía en la conducción de DEVIDA1, me he mostrado escéptico de confiar el éxito de una política a una sola acción aislada e independiente: es el caso de la erradicación de cultivos. El Perú Lleva 30 años erradicando anualmente Io que pide el Departamento de Estado y no logra ni resolver los problemas de pobreza y exclusión que favorecen el cultivo de la coca ni tampoco logra reducir la producción de cocaína.

El último informe de UNODC señala que son más de 2,000 toneladas de cocaína producidas en la región andina2. Es por ello que frente a las presiones políticas y diplomáticas sostenemos que la única forma de articular acciones sostenibles de erradicación es si las hacíamos depender de las acciones de desarrollo alternativo.

Como puede observarse, es necesario una profunda revisión de los componentes de nuestra relación bilateral en materia de drogas (aplicable para los otros delitos ambientales) de manera que responda a los intereses efectivos del Perú: resolver la situación social y económica que promueve el fenómeno cocalero, descargar el sistema criminal para que se focalice en la gran criminalidad organizada y el respeto a los principios latinoamericanos de no injerencia y no intervención.

Notas

1 cuatro meses en la gestión de Ollanta Humala, un año y un mes en la administración de Pedro Castillo, ambos supuestamente de izquierda. Ninguno de los dos entendió la enorme oportunidad que tenían para liderar una reforma democrática de las políticas antinarcóticos.
2 informe de United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC), 2022.

*Abogado, docente universitario, escritor y consultor peruano especialista en políticas de drogas

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