La Derecha después del 7 de mayo – Por Luis Larraín

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La Derecha después del 7 de mayo

Por Luis Larraín

Chile Seguro y Republicanos deben ser aliados en la redacción de una nueva Constitución, junto a aquellos consejeros que respeten el objetivo de la alternancia en el poder.

El director de El Líbero, mi amigo Eduardo Sepúlveda, nos llamó en su podcast del día domingo a reflexionar sobre cómo administrar una posible victoria amplia de la derecha el 7 de mayo. Coincido con él en que es importante hacerlo, aunque no en todas sus apreciaciones en ese comentario. Recojo pues el guante.

Es posible que la derecha tenga una de las victorias más importantes de su historia política y sería irresponsable dilapidarla. Creo que hay que bajar un poco los decibeles de las disputas y recriminaciones internas, propias de una campaña, y pensar y actuar con serenidad. Si hay un conjunto de ideas comunes que representar, yo creo que las hay, es posible que este triunfo pavimente el camino a un próximo Gobierno que tenga la oportunidad de ofrecer esas ideas a los chilenos y tratar de llevarlas a la práctica. Y ojo que digo tener la oportunidad, pues, en esto coincido con Eduardo y algunas personas que él cita: creo que es bueno que tengamos una Constitución que haga posible que haya gobiernos de derecha y también gobiernos de izquierda, que se comprometan a respetar ciertos elementos básicos de una democracia representativa: una persona un voto y alternancia en el poder.

La Constitución que tenemos lo permite, pese a todas las mentiras que al respecto intentó imponer el octubrismo y su cháchara acerca del neoliberalismo y otras yerbas. Pero una nueva Constitución también podría permitirlo, si es redactada por los consejeros que se elegirán el domingo próximo, que reflejarán el sentido común que prevalece hoy en Chile.

Quitemos entonces dramatismo a las disputas en la derecha. No es verdad que una nueva Constitución sea imprescindible para resolver los problemas de Chile; pero lo contrario (que éstos son completamente independientes de la Constitución por lo que el proceso no sirve) tampoco es cierto, pues un acuerdo más amplio permite mejor gobernabilidad.

También aclaremos que acordar una nueva Constitución en este proceso no garantiza que tendremos acuerdos duraderos con la centroizquierda, opinión que citaba el director de El Líbero. Eso es una ingenuidad, creo, porque la centroizquierda, con la excepción de algunos políticos que se cuentan con los dedos de dos manos, no fue capaz de rechazar el uso de la violencia en política a partir del 18 de octubre de 2019 y lo que es más inexplicable aún, apoyó en su mayoría públicamente el proyecto de la Convención que no respetaba el principio de una persona un voto y hacía difícil la alternancia en el poder con sus tramposas normas electorales. Esperemos que un ejercicio más virtuoso de la política a partir de una nueva Constitución que contenga reglas que lo alienten, permita recuperar el ambiente cívico para que acuerdos mínimos de gobernabilidad prevalezcan en el futuro.

Republicanos, que ha tenido el gran mérito de perfilar una identidad más nítida de derecha, tiene entre algunos de sus políticos la tentación de proponer soluciones fáciles para resolver problemas complejos (como el narcotráfico). Bolsonaro y Trump debieran alertarnos, pues incluso gobernando naciones poderosas, capaces de resistir presiones de organismos internacionales capturados por la izquierda, no lograron reelegirse ni resolver cabalmente temas como la delincuencia o la inmigración. Con mayor razón, las bravuconadas no le sirven a un país de nuestro tamaño. Si usted vota por Republicanos, vote por candidatos reflexivos y convincentes, no por los vociferantes.

El problema de Chile Vamos, por quienes he votada en casi todas las elecciones, representado hoy por el pacto Chile Seguro, es el tic de algunos de sus dirigentes de mirar siempre a la izquierda buscando aprobación. Hoy es el momento de la derecha, los temas de Chile son los suyos: el orden público y el manejo de la economía. Si usted va a votar por Chile Seguro, vote por los candidatos que defenderán principios y no por los que arrancan de ellos.

No nos perdamos un segundo entonces, Chile Seguro y Republicanos deben ser aliados en la redacción de una nueva Constitución, junto a aquellos consejeros que respeten el objetivo de la alternancia en el poder y actúen con la honestidad intelectual de la que hicieron gala las personas de centroizquierda que se la jugaron por el Rechazo el 4 de septiembre.

Si este ejercicio resiste el veredicto popular en diciembre, nada impide que un nuevo ciclo de la política chilena comience con un Gobierno de derecha. Dependerá de sus liderazgos lograrlo, para lo cual necesariamente éstos deberán ser integradores y generosos.

El Líbero

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