Rafael Correa, expresidente de Ecuador: “el contundente NO en el referéndum es un claro mensaje revocatorio a Lasso”

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Correa: el triunfo del No en el referendo «es un claro mensaje revocatorio a Lasso»

El expresidente ecuatoriano Rafael Correa afirmó este martes que el «contundente» triunfo del No en el referendo celebrado el domingo en Ecuador es «un claro mensaje revocatorio» al actual mandatario Guillermo Lasso, al tiempo que tachó de «cínico» al llamado desde el Gobierno a construir un acuerdo nacional para abordar la crítica situación que atraviesa el país.

«La indignación popular es tan grande que se le da un no rotundo y claramente el mensaje es: ‘Queremos que se vaya a su casa'», dijo en una entrevista con Télam desde México, donde hizo campaña por el No a distancia ante la imposibilidad de hacerlo en su país, donde en 2020 fue condenado a ocho años de prisión en un caso de corrupción que denuncia como una farsa.

El exgobernante ecuatoriano (2007-2017) se refirió también al buen desempeño que tuvo su partido Revolución Ciudadana (RC) en las elecciones locales y provinciales del pasado domingo y a sus posibilidades de cara a las futuras presidenciales, así como a la inusual violencia política que golpeó a la campaña y se cobró la vida de uno de sus candidatos.

– ¿En qué situación dejan los resultados del referendo y los comicios al Gobierno de Lasso?
– Ese contundente «No» es un claro mensaje revocatorio a Lasso. Ya se ha intentado revocarle el mandato en septiembre. Nuestra Constitución establece mecanismos de revocatoria o de anticipación de elecciones. La revocatoria pueden hacerla los ciudadanos recogiendo el 15% de firmas del padrón, pero se requiere aprobación del Consejo Nacional Electoral, que es cómplice de Lasso e impidió entonces esa recolección de firmas. Hay una frustración, una ira contenida. En noviembre pasado se intentó en la Asamblea anticipar elecciones, pero se requieren dos tercios de los votos y nos quedamos muy cerca, no se logró. Lo ayudó el Partido Social Cristiano, otro de los grandes derrotados en esta contienda. Entonces, ya había una indignación popular porque tenemos un fraude democrático, un tipo que llegó en base de mentiras y es un desastre como gobierno, hay corrupción por todos lados e impide soluciones constitucionales democráticas. Este referendo intentó ser una cortina de humo y preguntar obviedades para legitimarse y darse oxígeno, y le salió el tiro por la culata. O sea, la indignación popular es tan grande que se le da un no rotundo y claramente el mensaje es: «Queremos que se vaya a su casa».

– Lasso reconoció su derrota e hizo un llamado a un “gran acuerdo nacional”, pero usted aseguró que eso pasa por adelantar las elecciones. ¿Por qué?
– Para empezar, a Lasso ya no hay cómo creerle nada. Hace 48 horas nos llamaba narcopolíticos a los que estábamos por el No. Ahora, derrotado, trata de simular algo de humildad, pero es cinismo. Sinceramente, yo no le creo nada. Ya sería estúpido después de tanto engaño. ¿Y por qué pasa por el adelanto de elecciones? Porque es lo mismo que nos hace siempre la derecha: crea el caos y el desastre y después vende soluciones con ellos. No, el primer paso para superarlo es que el causante de ese desastre se haga a un lado y vengan otros que puedan remediarlo con nuevas políticas.

– Entre las preguntas del referendo, había algunas polémicas como la de la extradición de los narcotraficantes, mientras que otras querían reformar medidas impulsadas por su Gobierno en el pasado, ¿por qué cree que no salieron adelante pese a que los sondeos proyectaban lo contrario?
– Caían en errores que nosotros ya caímos y con la experiencia no repetimos porque miden si la gente respondiera, cómo va a responder. Entonces ahí ganaba el Sí. Pero la primera pregunta es si se está de acuerdo con la consulta y ahí estaban casi igualados. Y no solo eso, había un 40% de desconocimiento de la consulta. El domingo había ocho papeletas para tres elecciones y cuando uno se encuentra con la boleta de una consulta que no conoce, la reacción natural es no arriesgarse y votar No, porque no se pierde nada. Nosotros sabíamos que iba a ganar el No. Se estaban engañando y las mediciones estaban muy mal hechas. Había preguntas pertinentes, sí, pero se debe (tener) recta intención cuando se consulta el pueblo, no manipular. Era clara manipulación, eso se siente. La primera pregunta, la que quería el pueblo, era: «¿Está usted de acuerdo con Guillermo Lasso continúe como presidente?». Si no había esa pregunta, todo el resto era una burla.

– Su formación tuvo un buen rendimiento en las elecciones y ganó la alcaldía de Quito y también la de su ciudad, Guayaquil. ¿Cómo ve el escenario de cara a las presidenciales, teniendo en cuenta los buenos resultados de otras fuerzas opositoras como Pachakutik y la izquierda?
– El éxito electoral ha ido más allá de todas nuestras expectativas. Ni como gobierno, en nuestro mejor momento, con un partido político bien estructurado, logramos lo que hemos logrado. Por ejemplo, quitar 30 años de hegemonía de la derecha en Guayaquil. Ahora estamos con un partido de hace un año y medio, que nos lo prestaron primero y después nos lo pasaron, y ni siquiera tenemos directiva en todos los rincones de la patria. Entonces, lo que hemos logrado es imposible. Volvemos a hacer revolución ciudadana logrando lo imposible. Creo que el claro triunfador, de lejos, de estas elecciones es la RC, en una reivindicación de tanta miseria y canallada tras seis años de persecución, difamación, juicios y condenas absurdas. Por supuesto, esto nos fortalece para elecciones presidenciales, que deben ser como máximo en 2025, pero ojalá sean antes porque la destrucción del país puede agravarse. Sin embargo, no es que es todo y con este triunfo seccional tenemos aseguradas las presidenciales. Hay que trabajar mucho y la lógica de las elecciones nacionales es totalmente diferente.

– La campaña estuvo marcada por la violencia política, con tres candidatos asesinados y 15 atentados violentos. ¿Teme que la situación empeore a futuro? ¿Cómo enfrentarla?
– El sábado asesinaron a nuestro candidato a alcalde de un cantón de (la provincia occidental de) Manabí, Puerto López. Eso nunca se ha visto en Ecuador. Realmente, vivimos una tragedia. 2022 fue el año más violento de la historia del país desde que se tiene registro. Enero de 2023 es más violento que el de 2022. Los datos nos dicen que la situación empeora. Es muy grave, no hay respuestas del gobierno. No tiene capacidad, sino un equipo extremadamente mediocre, fruto de lo que ellos mismos sembraron. Es un presidente muy limitado, incluso físicamente, que además no cree en el Estado. Esa es la deshonestidad de los neoliberales, no creen en el Estado y llegan al Estado para destruirlo y ahí tenemos las consecuencias. Con un gobierno ausente, inepto, mediocre, corrupto, no va a solucionarse la situación. Es un absurdo buscar la solución a esa tragedia con los mismos autores cómplices y encubridores. Hay infiltración del narcotráfico en las Fuerzas Armadas y la policía. La Policía Nacional tiene graves casos de corrupción y se perdió el control civil, volvieron a poner a un exoficial al mando. Hay un espíritu de cuerpo terrible. No se controla nada. Todo se está descomponiendo y, por supuesto, se requerirá una depuración de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, sobre todo de la alta oficialidad, e incluso de los servicios de inteligencia.

«Con Lula se hará un impulso definitivo para recuperar la Unasur»

Correa aseguró que el nuevo Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil dará el «impulso definitivo» para recuperar la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), a la vez que destacó la voluntad política para avanzar en la integración regional manifestada en la última cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

«Creo que con Lula se hará un impulso definitivo para recuperar la Unasur, que nunca debió dejar de funcionar», dijo Correa en diálogo con Télam.

Para el exmandatario ecuatoriano (2007-2017) el regreso del líder del Partido de los Trabajadores (PT) a la economía más grande de la región será «decisivo», ya que se trata de un «integracionista convencido».

No obstante, reconoció que tiene «graves problemas internos»: «Es una de las características de esta segunda ola de gobiernos progresistas. Es más extensa, pero también menos intensa. Algunos por falta de convicción, no es el caso de Lula, pero también por debilidades, porque no tienen mayoría en los congresos, etc.», apuntó.

Más allá de esta situación, Correa celebró el «éxito» que a su juicio fue la VII Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la Celac, celebrada el pasado 24 de enero en Buenos Aires.

«Solo el hecho de que se haya dado esa cumbre ya es un gran mensaje de que hay la voluntad política para continuar, en este caso, con la integración latinoamericana», señaló, al precisar que se trata de un foro «donde procesar diferencias y coincidencias».

Consultado por la crisis en Perú, Correa hizo mención tanto a los «graves errores» cometidos por el destituido presidente Pedro Castillo, como a la particularidad del sistema político peruano.

«No pensaba ganar, no estaba preparado para gobernar y eso le hace mucho daño a la izquierda, a tal punto que a las pocas semanas ya tuvo que hacer concesiones imperdonables a la derecha», indicó el también economista, quien argumentó que tuvo una política exterior de derecha e incluso cancilleres de extrema derecha.

Si bien señaló que la oligarquía peruana no iba a perdonar a Castillo ser un «campesino» y llegar al poder «con un partido de izquierda», consideró que el problema «va más allá de eso» y reside en el sistema político del país andino.

«Con todo respeto, Perú es un Frankenstein institucional precisamente para que nada cambie. Para impedir que el país tenga rumbo y pescar a río revuelto, la politiquería y las élites han hecho de eso realmente un galimatías», opinó.

En ese sentido, explicó que el país tiene un «presidente sin poder», al que el poder legislativo debe aprobarle el gabinete y darle el permiso para viajar al exterior.

«No hay ni sistema parlamentario ni un sistema presidencialista. No existe ningún otro lado del mundo con un sistema como el peruano, que hace ingobernable el país»: explicó y concluyó: «Tienen que ir a una Constituyente y reformar la Constitución y tener un modelo de Estado porque con lo que tienen ahora no van para ningún lado y sólo van a perpetuar la inestabilidad».

Télam

 

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