El declive y ocaso del neoliberalismo autoritario en Ecuador – Por Luis Ernesto Guerra

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

El declive y ocaso del neoliberalismo autoritario en Ecuador

Luis Ernesto Guerra*

El 5 de febrero marcó el punto de inflexión que viene desnudando la crisis al interior del bloque de poder, mientras el sistema bancario ha lavado cerca cinco mil millones de dólares provenientes de actividades ilícitas,  una de ellas el narcotráfico, que ha penetrado al régimen configurándolo como de narco-banqueros.

Los otrora amigos que pautaron con el régimen de Lasso para perseguir, denostar, defenestrar y eliminar políticamente a adversarios políticos, con todo un entramado de poderes mediáticos, fácticos y económicos, hoy se encuentran en fuera. Empero, jamás se cansaron de echar lodo putrefacto sobre dirigentes sociales y líderes indígenas que estaban aparentemente financiados por el narcotráfico. Se derrumbó y destapó el ensañado odio político e ideológico que habían construido.

Un sector de los denominados periodistas de medios de comunicación alternativo, que se amparaban en la libertad de expresión, al que les valía un bledo la responsabilidad ulterior, hoy está en franca bronca y disputa con el régimen que presuntamente tiene articulación con la mafia albanesa, que develado y desenmascarado todo un enracimado de vestigios y presunciones de corrupción.

Tal parece que el bloque de poder comienza a mover sus fichas en el tablero de ajedrez político, en donde salen unos y se acomodan otros.

No en vano en la crisis de gabinete, que fue  posterior a la Consulta Popular, en donde el pueblo ecuatoriano votó ampliamente por el “No”, rechazando el desmantelamiento estratégico y fin en mente del presidente Lasso como era la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, que le iba a permitir culminar con el desmantelamiento de la institucionalidad estratégica del Ecuador.

Todo se truncó y, por el contrario, en el frente de batalla por el poder han empezado a brotar las profundas falencias y debilidades del régimen, que ha recibido repudio y condena a su aparente nefasto accionar, contaminado de presuntos actos y procedimientos que ponen en riesgo la democracia en el Ecuador.

La ausencia y carencia total de políticas públicas, así como los altos índices de inseguridad y violencia boyante en país, que no cesan de erosionar los derechos fundamentales y humanos del pueblo ecuatoriano,  concomitante la migración, la más alta precisamente en un régimen en el que presidente Lasso fue el súperministro de Economía y que hoy le da continuidad, en donde los hermanos migrantes son tragadas sus vidas en la enorme selva del Darién.

Todo ello ha terminado fomentando la desconfianza del régimen, que por cierto ha acelerado la arenga popular que el Ecuador necesita un presidente.

Por ahora existe una tensa calma, en donde el pueblo exige una salida constitucional del presidente Lasso.

Mientras tanto, vuelve a calentarse la arena política y con seguridad las organizaciones sociales, el diverso tejido sociopolítico y cultural, organizaciones gremiales, sindicales, las denominadas clases subalternas y el pueblo que durante casi dos años, que es el que tiene que asumir el peso de una insensible e inhumana deuda externa, similarmente la recurrente caída del empleo, carencia de medicinas, insumos médicos y profesionales de salud, en el sistema de salud pública, del seguro social en donde los hospitales han vuelto ha convertirse en antesala de la muerte, educación con recorte presupuestario, expulsión de la juventud del sistema de educación universitaria, carencia de políticas públicas. Sigue el manual y libreto de la austeridad, convertido en estrategia de los grupos de poder, atrincherados en el Palacio de Carondelet, que ahora permanecen en disputa, en donde la prepotencia y el discurso autoritario de presidente Lasso no deja de endosar la inmensa ola de inseguridad y violencia que erosiona Ecuador, a otredades políticas .

Es evidente la ausencia total  del Estado para el incremento de la injusticia social, en donde el pueblo volverá  a las calles demandando la renuncia de Lasso, es decir, una salida en democracia y constitucional.

*Ecuatoriano, analista político y activista de Derechos Humanos

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