Brasil y EEUU, un ajedrez clave para el devenir regional – Por Telma Luzzani

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Telma Luzzani

El encuentro entre los presidentes Lula da Silva y Joe Biden no fue uno más. Aprovecharon sus coincidencias, midieron sus disidencias y plantaron –al menos desde la óptica de la gran potencia sudamericana (Washington no suele ser tan transparente)- los límites y las reglas de una relación bilateral posible.

Los actuales gobiernos de Brasil y EEUU se necesitan para fortalecer sus tácticas en la batalla interna que, respectivamente, están librando -con resultado incierto- contra la oposición bolsonarista y republicana, la que, a su vez, ha hecho frente común.

Lula, de traje y con la infaltable corbata a rayas con los colores de la bandera brasileña, se despachó contra su antecesor durante el encuentro con Biden en el Salón Oval. Habló de la marginación a la que Jair Bolsonaro había sometido voluntariamente a Brasil; del hostigamiento de las fake news; de la siembra de odio y la polarización. “Estoy familiarizados con eso”, respondió el norteamericano. Desde que asumió el 1 de enero de 2023, Lula supo aprovechar muy bien el apoyo de la Casa Blanca tanto para conjurar la fragilidad en la que lo dejó el fallido golpe militar en Brasilia, del que se ha cumplido un mes, como en el reconocimiento de su triunfo electoral frente a las versiones de fraude que agitaba el bolsonarismo.

Con menos disimulo que el ex presidente Mauricio Macri, Bolsonaro tomó prestadas varias estrategias del ex presidente Donald Trump, entre ellas, las de vociferar “¡Fraude!” y no reconocer el triunfo electoral de su contrincante. A Macri no le hizo falta en el pasado dada la acelerada admisión de una derrota por parte de Daniel Scioli. Y -aunque es adelantarse demasiado-, habría que estar atentos para que esa estrategia no aparezca en las próximas elecciones en Argentina.
Biden, por su parte, resaltó que el Planalto y la Casa Blanca habían logrado superar con éxito el “examen” al hacer prevalecer la democracia sobre la violencia política. Está claro que en el caso de Biden no se trata defender ningún ideario democrático sino que, simplemente, asociar la impopularidad de Trump con Bolsonaro lo beneficia ampliamente. Acá se acaban los intereses en común.

De Ucrania a la Amazonía

Se desconoce si el tema BRICS –esa exitosa asociación entre Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica que podría ampliarse muy pronto con Argentina, Irán, Egipto y otros- fue tratado en el encuentro. Sí se sabe que Estados Unidos no escatima esfuerzos por boicotear esa alianza que, para ellos, ya tiene la forma de una pesadilla.

Según declaró Lula, durante una entrevista con la CNN, era su intención hablar con Biden de los bloqueos norteamericanos a Cuba y Venezuela. También se conversó de Ucrania, otro de los puntos de total divergencia entre los mandatarios. En este caso, Lula no sólo defendió la neutralidad de nuestra región y el estatus como defensora de la paz y el diálogo, negándose a cualquier propuesta de enviar armas o entrenamiento militar, sino que ofreció una contrapropuesta. Como hizo en 2002, durante su primera presidencia, cuando -con el aval de EEUU- se intentó un golpe de Estado en Venezuela contra Hugo Chávez, el presidente brasileño propuso la creación de una “mesa de países amigos” que intermedien entre el mandatario ruso Vladimir Putin y su par Vlodomir Zelenski de Ucrania.

También como en sus anteriores mandatos, el líder del Partido de los Trabajadores se propone –y lo dijo explícitamente- liderar una nueva geopolítica internacional. En relación a una posible negociación entre Rusia y Ucrania, Lula ya ha mantenido conversaciones al respecto con el presidente francés Emmanuel Macron y el canciller alemán Olaf Scholz. También se lo propondrá, durante su visita a China en marzo, al presidente Xi Jinping.

Otro tema de gran relevancia fue el del cambio climático y concretamente la situación de la Amazonia. Lula viajó a Washington con su ministra de Medioambiente, Marina Silva, además de su asesor personal Celso Amorim, el canciller Mauro Vieira y el ministro de Finanzas Fernando Haddad. Biden se presentó con el secretario de Estado (canciller) Anthony Blinken, la secretaria del Tesoro (Economía) Janet Yellen, su asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, y su consejero en temas medioambientales, John Kerry.

En un momento clave de la transformación hegemónica global, Estados Unidos no disimula su codicia por nuestros recursos naturales y su desesperación para que otras potencias -como Rusia y China- no tengan acceso a ellas. Las advertencias de la generala cuatro estrellas, Laura Richardson, jefa del Comando Sur, no pudieron ser más claras. Y en ese marco no hay dudas de que las riquezas de la Amazonia están en disputa.

Las divergencias sobre el tema no salieron a la superficie. Según dijo Lula, se mencionó la posibilidad de que países ricos como EEUU colaboren con el Fondo Amazonia, un sistema financiero multinacional, motorizado por Noruega y Alemania, para la preservación del pulmón del planeta. Según trascendió, Berlín se comprometió con 217 millones de dólares en ayuda.

El juego de ajedrez recién empieza. Es auspicioso que Lula, haya decidido (y demuestre) que está dispuesto a ganar todo el terreno posible en los cien primeros días de gobierno. Y es auspicioso sobre todo para Argentina en un año decisivo en nuestra historia.

El Destape Web

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