Colombia | El ELN anuncia que el decreto presidencial sobre el cese bilateral es una propuesta para ser examinada

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EL DECRETO PRESIDENCIAL SOBRE CESE BILATERAL ES UNA PROPUESTA PARA SER EXAMINADA

La Delegación de Diálogos del ELN no ha discutido con el Gobierno de Gustavo Petro ninguna propuesta de Cese el Fuego Bilateral, por tanto aún no existe ningún acuerdo en esa materia.

En diversas oportunidades hemos señalado que el ELN sólo cumple lo que se discuta y se acuerde en la Mesa de Diálogos donde participemos. No puede aceptarse como acuerdo un decreto unilateral del Gobierno.

En el pasado ciclo de diálogos realizado en Venezuela que culminó el 12 de diciembre pasado sólo se acordó lo que se anunció referido a la institucionalización de la Mesa y se inició a realizar ajustes a la Agenda que fueron llevados a consultas, tanto al Presidente como al Comando Central.

En el siguiente ciclo pactado a realizarse en México, está acordado culminar el ajuste de la Agenda. Una vez concluyamos lo que está previsto estamos en disposición de discutir la propuesta de Cese el Fuego Bilateral, para examinar los términos que hagan posible un acuerdo. Entendemos el Decreto del Gobierno como una propuesta para ser examinada en el siguiente ciclo.

COMANDO CENTRAL

Ejército de Liberación Nacional

Enero 1 de 2023

Voces


Otty Patiño celebra que Eln examine términos para lograr un cese al fuego

Otty Patiño, jefe negociador del Gobierno con el Eln, dijo a El Espectador que espera que el cese al fuego se logre en el segundo ciclo de diálogos que empieza este enero.

Son muchas las preguntas que destapó el anuncio del Eln este martes en el que dice que examinará la propuesta del cese al fuego declarado por el presidente Gustavo Petro: mientras el jefe de Estado salió el 31 de diciembre de 2022 a comunicar la decisión de tregua bilateral, la guerrilla con la que se adelantan diálogos de paz manifestó que “no existe un acuerdo en esa materia” porque no ha sido discutida.

Ante el ruido que ha generado la contradicción entre ambas partes negociadoras, Otty Patiño, jefe de la delegación del Gobierno, intentó aclarar lo que algunos han catalogado como confusión, problema de comunicación y hasta equivocación por parte de Petro.

Por medio de un comunicado, Patiño intentó hacer las veces de traductor del presidente, algo que en anteriores ocasiones han hecho otros altos funcionarios cuando alguno de los anuncios de Petro consterna a la opinión pública.

En el documento, el jefe negociador afirmó que la declaratoria de cese bilateral del fuego por parte del Gobierno tiene la intención de “abreviar los tiempos de la negociación armada y estimular al máximo los espacios de la negociación política”.

En su calidad de jefe negociador con el Eln dijo que le corresponde “interpretar este llamado del cese al fuego con las principales organizaciones armadas como una orden del presidente para que cese la matazón y pueda escucharse la voz silenciada de las comunidades”.

Al mismo tiempo, calificó el anuncio de Petro como una “propuesta”, como el primer paso para una Colombia que en el futuro viva sin confrontación armada. Por ello, Patiño aplaudió la respuesta del Eln de disponerse a examinar la propuesta del ejecutivo.

» Celebro entonces la decisión del Eln de examinar los términos que hagan posible un acuerdo de cese al fuego en el próximo ciclo de diálogos. Tengo la seguridad de que nuestra Fuerza Pública estará a la altura del mandato constitucional que establece que la paz es un deber y un derecho de obligatorio cumplimiento y que su razón de ser es la defensa de las comunidades y la protección de quienes se acojan a este clamor de cese al fuego”, escribió.

Otty Patiño le dijo a El Espectador que espera que el cese al fuego acordado por ambas partes se dé en la segunda ronda de diálogos entre el Eln y la delegación del Gobierno, que inicia este mes y que se hará en México, como anunció la mesa de negociación en diciembre en Caracas, Venezuela.

“Lo ideal desde luego es que se pueda hacer en el menor tiempo posible. Sin embargo, usted sabe que la delegación del Eln es muy celosa de mantener los protocolos de seguridad en la negociación, por muchas razones, entre ellas para preservar la vida de la delegación. Dependemos mucho de que el gobierno mexicano en caso de que se haga allá, apresure los tiempos para hacer esa reunión, pero a veces lo ideal no es lo real”, señaló Patiño.

La lectura que hace el jefe negociador es que el comunicado del Eln deja dos cosas claras: la primera se trata de que si bien aún no hay acuerdo pactado para una tregua en términos de ofensiva militar, ve con buenos ojos que la guerrilla esté dispuesta a considerar el tema para discutirlo posteriormente en la mesa.

La segunda cosa que se puede interpretar es que existe el temor de que la discusión sobre el cese al fuego se convierta en una cuestión demasiado técnica sobre el silenciamiento de las armas. Como han dicho expertos en el Eln, lo que busca el grupo armado es que se pueda negociar más allá de la entrega de las armas para que la búsqueda por la paz sea una bandera de todos los colombianos.

“Podemos juntar la participación de las comunidades para la verificación de que ese cese al fuego se está cumpliendo. Con las comunidades estaríamos ganando un tiempo precioso y aprovechando para el silenciamiento de las armas y el cese de hostilidades contra la población civil. Tenemos que juntar esos dos elementos”, manifestó.

Finalmente, ante este diario no reconoció que el Gobierno se hubiera equivocado en el anuncio, ni que fuera apresurado entendiendo que aún ese cese al fuego con el Eln no ha sido debatido en la mesa de negociación.

Explicó que, a sus ojos, lo que pasó con el decreto para esta materia es parecido a lo que se hace cuando se presenta un proyecto de ley: “No es una cosa que esté vigente. En ese sentido creo que las personas que hicieron el comunicado dieron por hecho que ya era una cosa realizada, es una mala lectura por parte de las personas que hicieron el comunicado”.

El espectador


Reflexiones sobre el cese bilateral

 

Por Víctor de Currea-Lugo

 

Gustavo Petro despidió el año 2022 así: “Hemos acordado un cese bilateral con el ELN, la Segunda Marquetalia, el Estado Mayor Central, las AGC y las Autodefensas de la Sierra Nevada desde el 1 de enero hasta el 30 de junio de 2023, prorrogable según los avances en las negociaciones”.

Eso es una noticia excelente, es un gran logro, audaz como dijo el mismo Petro. Y como sociedad claro que queremos que sean más grupos y que sea más tiempo. No quiero ser desagradecido con lo que el Gobierno está haciendo, sino llamar a la prudencia.

El primer cese que viví fue el de Marruecos y las fuerzas saharauis del Frente Polisario. Ese acuerdo entre el Sahara Occidental y Marruecos que solo sirvió para disfrazar la guerra y eternizarla hasta ahora. Los últimos ceses en mente son los de Ucrania, parciales e incumplidos y autolimitados a aspectos humanitarios.

Es todo un acto de valentía por parte del Gobierno “saltar” a un cese bilateral, no hay nada que demuestre que es perjudicial, al contrario, es un potente mensaje de voluntad política. Hay guerras que han llegado al final sin que hubiera de por medio un cese al fuego, esto último creo que no sería una fórmula adecuada para el caso colombiano. En otras palabras: es mejor con cese que sin cese. Ese anuncio de Petro debe también, con responsabilidad, llevarnos a formular una lista de reflexiones:

1. La paz no es un proceso lineal en el que del cese pasamos automática y rápidamente a la firma de un acuerdo, la concentración de tropas y la entrega de armas. No. Si algo comparten el Gobierno de Petro y el ELN es que la paz va más allá de resolver los aspectos militares del conflicto colombiano.

2. Por lo mismo, creer que el cese al fuego puede garantizar otro objetivo es peligroso. No es recomendable trasladar los debates de la mesa o las tensiones de las causas del conflicto al cese al fuego. Tratar de convertir el cese al fuego en un espacio de disputa para ganar ventajas es lo menos aconsejable.

3. Un cese no es el fin del conflicto y ni siquiera es un fin en sí mismo, sin desconocer lo positivo que arrastra. Sería en este caso, ante todo, un mecanismo de distensión que sirve para crear confianza, evitar los combates y disminuir las afectaciones a la población civil.

4. El reto es cómo este cese, por demás necesario, logra su cometido. Para eso se requiere unos protocolos, mecanismos de monitoreo y formas claras y eficaces de gestión de potenciales incidentes. No recuerdo un solo cese al fuego que no haya tenido incidentes; esto no sería el fracaso del cese sino parte de su naturaleza.

5. Tengo dudas si presentar una propuesta de Gobierno como un asunto ya firmado fue la mejor alternativa. Dicho de otra manera ¿todas esas reglas, necesarias para garantizar el cese, ya están escritas y aceptadas por los grupos?

6. Es necesario revisar con lupa las potenciales relaciones entre militares y paramilitares, con lo cual, el cese adquiere unas connotaciones para las cuales no sé si el Estado está preparado. Comparto la necesidad de empezar con un cese bilateral cuánto antes, pero me preocupa que caigamos en aquello en ensillar antes de traer los caballos.

7. La discusión incluso es más profunda: si el paramilitarismo es una colección de grupos o una forma de hacer política. Todo indica que es más lo segundo que lo primero, entonces su abordaje, tanto para el cese como para la paz, debería ser así de complejo.

8. En este proceso aparece un nuevo problema ¿Cómo garantizar el cese ENTRE los actores armados y no solo entre ellos y el Estado? Precisamente por la creciente consciencia de que las paces parciales tienen grandes límites es que el Gobierno planteó la Paz Total. Eso mismo se ve en los ceses de hostilidades: su resultado final puede depender más de tensiones entre otros actores armados que con las tropas estatales.

9. Al margen de esto, el reto es aprovechar el cese para avanzar en la construcción de paz. Eso implica que el Estado tenga una agenda clara y concisa, documentada y posible, para negociar. Más allá de que acallen los fusiles, el cese es una brecha en la guerra que debe aprovecharse al máximo.

10. La supervisión puede ser tan plural como se quiera, pero debe ser tan técnica como se necesite. Pero no plural porque sí, como muchas veces se formulan políticas para agradar a tirios y a troyanos, sino porque efectivamente dicha pluralidad sume y no divida. ¿Podría esa supervisión entrar a todas las zonas e instalaciones necesarias? ¿Puede aplicar correctivos de algún tipo o simplemente dar recomendaciones?

11. Si revisamos la experiencia pasada de cese bilateral encontramos que, a pesar de un alto cumplimiento tanto por el Gobierno como por el ELN (de octubre de 2017 a enero de 2018), este proceso fue interrumpido por el ELN porque el Gobierno faltó a su palabra y no permitió el proceso de monitoreo y evaluación tal como se había concertado.

12. Casi que de seguro se repetiría ahora la pregunta de finales de 2017: ¿dejarán los militares que un organismo independiente examine las violaciones al cese presuntamente cometidas por sus tropas? Sé que saldrán los puristas a decir que el Estado ya cuenta con la justicia penal militar, pero es ampliamente conocida su ineficiencia, a lo que debemos agregar que ser juez y parte no es una opción.

13. Es muy positiva la declaración de cese con el ELN, pero hasta donde sé no fue concertada en la mesa. Antonio García ha dejado claro que las cosas se resuelven en la mesa de diálogos, no por fuera; el manejo unilateral de las decisiones sería un muy desacertado mensaje.

14. La sociedad quiere la paz, pero no solo los titulares de ella, sino información más precisa. Hay que cuidar que los pasos presurosos no se conviertan en pasos en falso. La cohesión determina la geografía posible del cese. En el caso del ELN no tengo dudas de su unidad, pero en el caso de las otras organizaciones habría muchas dudas. Una geografía requiere mapas reales, no mapas ideales. Y si queremos poner el panorama más complejo, está la pregunta por los grupos armados que no aceptan el cese.

15. En el actual camino de la paz en Colombia, sería un error pensar que un cese es solo para efectos humanitarios. Eso sería muy poco para lo que el momento político requiere.

Decía en otra columna que las propuestas de cese al fuego pueden servir como antesala de la paz (España e Indonesia), como estrategias para disminuir la intensidad militar (Filipinas), para facilitar la negociación (Congo y Liberia), como acto simbólico para buscar legitimidad y acercamientos (kurdos), para implementar medidas humanitarias (Siria, Ucrania) e, incluso, para eternizar un conflicto (Sahara Occidental). Pero, podemos agregar, también pueden constituir un autogol, un palo en la rueda innecesario y autoinfligido.

PD: Cese al fuego implica la suspensión de hostilidades, es decir, de actos de guerra entre las partes de un conflicto armado. Debemos renunciar a esa “colombianada” de decir que las hostilidades son crímenes de guerra. Los crímenes de guerra no se someten a un cese porque nunca deben ser permitidos. Fin del comunicado.

VCL

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