Uruguay: Ayudamemoria para la fiscal del caso Astesiano – Por Samuel Blixen

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Uruguay: Ayudamemoria para la fiscal del caso Astesiano

Samuel Blixen*

El «asunto Astesiano» no solo provoca estupor y cierto sentimiento de indefensión republicano, también causa un estado de confusión ante tantas contradicciones y formas tan antagónicas de apreciar el «insuceso». ¿Quién es el Fibra? ¿Un charlatán, un mentiroso, como dicen ministros y senadores? ¿O es un fiel operador, un calavera que se la banca en gayola?

Si hubiera predisposición para encontrar la respuesta a ciertas preguntas incómodas, quizás pudiera aclararse el panorama. Empezando por la primera: ¿Cuántos teléfonos tenía Alejandro Astesiano? Se sabe de la existencia de un celular que Presidencia permitió que se entregara a la fiscal Gabriela Fossati porque era «corporativo», que pertenecía a la Torre Ejecutiva.

A juzgar por la información publicada por Búsqueda, Astesiano tenía al menos otros dos móviles (teléfonos, se entiende). Dado su perfil de mafioso emprendedor, no debería descartarse una averiguación en las empresas telefónicas y, eventualmente, obtener un registro del tráfico de llamadas.

Es posible que uno de esos otros teléfonos sea el que Astesiano utiliza desde su celda en la cárcel de Punta de Rieles, con el que habló, al menos, con periodistas de dos medios, El País y Radio Universal. ¿Todos los reclusos de Punta de Rieles tienen acceso lícito a celulares? ¿Podrá la fiscal confiscar ese teléfono para saber con quién se mantiene en contacto el exjefe de seguridad del presidente?

Quizás Astesiano se haya comunicado con el presidente Lacalle a través de las rejas, pero, en ese caso, no tendrá efecto el acuerdo que la magistrada hizo con Presidencia para acceder al teléfono corporativo: las conversaciones entre el número uno y su jefe de seguridad están interdictas, todo será entregado menos eso. Presidencia negó tal acuerdo. ¿Es que la fiscal lo inventó?

 El senador Jorge Gandini restó importancia a la contradicción porque, dijo, la fiscal tenía todos los chats en su poder. Para su desgracia, hay un escrito de la fiscal a la Policía Científica que ordena la recuperación de todos los mensajes, escritos y videos «con excepción de los mensajes, audios y videos que pueda haber intercambiado con el sr. presidente de la República».

Si la Policía se quedó con esos mensajes, entonces lo entregado a la Justicia no es el cien por ciento de lo recuperado, como se afirmó. La pregunta es inevitable: ¿Cuál es el porcentaje exacto de lo entregado a la Justicia? ¿Cuántas depuraciones sufrió el celular corporativo?

Algunos de los chats conocidos por las revelaciones de La Diaria sugieren preguntas que nunca fueron formuladas. En el episodio del «pescado congelado» (un supuesto obsequio que las autoridades de Arabia Saudita hicieron a Lacalle durante su visita en ese país), Astesiano le explica a un funcionario saudí la posible razón de la desconexión para el retiro de la carga en Aduana: «Cuando estábamos en Dubái nos pidieron dirección y a nombre de quién. El presidente dio su dirección y puso mi nombre».

 ¿Por qué el presidente Lacalle quiso ocultar su nombre como destinatario de la carga, pero asegurándose de que la recibiría? ¿Qué explicación hay para el ocultamiento? Quizás esta sea la ocasión de demostrar que Astesiano es un mentiroso empedernido, como sostiene el ministro del Interior. Pero Presidencia no ha aclarado el punto.

En esos chats con los saudíes -que le piden a Astesiano que se ocupe de clasificar como diplomática una valija que no lo era-, el interlocutor le solicita a Alejandro si puede interceder para que un alto funcionario saudí, «tercero en jerarquía, tenga el honor» de ser recibido por Lacalle.

 «¿Nos puede ayudar en hacer llegar esta solicitud?». «Claro que sí», responde Astesiano. Hay una foto que registra el encuentro en Torre Ejecutiva, de modo que la intermediación de Astesiano no es un invento, lo que plantea el hecho de que en Presidencia había por lo menos más de un criterio sobre las sugerencias del jefe de seguridad.

Contrastando con la postura favorable de Lacalle, el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, declaró enfáticamente a los periodistas, al salir de fiscalía, donde fue interrogado como testigo en la causa: «Nunca recibí a nadie, ni a ninguna empresa, a pedido de Astesiano. El gobierno se está comiendo en este sentido un garrón bien importante».

En la entrevista radial del martes 29 Astesiano se preocupó de aclarar que los 1.500 dólares que recibió de la empresa Vertical Skies, con sede en Miami, correspondieron al pago de un préstamo que otorgó a su amigo, el coronel retirado Mario Panizza, y no, como se dijo, al pago de una coima por información personal sobre los senadores frenteamplistas Charles Carrera y Mario Bergara.

Panizza, principal directivo de una empresa de seguridad que cuenta con organismos internacionales y gobiernos varios entre sus clientes, andaba corto de cambio, porque solicitó el préstamo para que Vertical Skies pudiera comprar los pliegos de una licitación «por unas botas y unas mochilas».

En los mensajes, Panizza estaba muy interesado en otras compras del ministerio de Defensa, aviones y lanchas, porque, sugiere, hubo tongo. Se impone la pregunta: ¿Alguien averiguó el proceso de esas licitaciones? Al derivar las sospechas con la coartada de un «préstamo a un amigo», Astesiano eludió, en la entrevista con Universal, la cuestión principal: el espionaje a dos senadores. «Un amigo mío que la está luchando, Marcelo se llama, creo que sí me solicitó algo», dijo.

Se trata de Marcelo Acuña, militar retirado, encargado de «gestión de riesgos», nada menos. ¿Cómo tejió Astesiano esos vínculos con militares retirados? Y ¿quiénes son los contactos que aportarían los datos personales de los legisladores? Dos puntas de la madeja.

Hay más preguntas, y las habrá a medida que avance el culebrón. Pero hay una que es básica: Astesiano, ¿es un corrupto dependiente, un corrupto tercerizado? En definitiva: ¿Es producto de la corrupción inevitablemente asociada a la política neoliberal que se sustenta en las privatizaciones? ¿O quizás sea que la corrupción impulsa las privatizaciones? En cualquier caso, los Astesiano son imprescindibles.

* Periodista, docente y escritor uruguayo. Analista del semanario Brecha

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