Reforma laboral brasileña cumple 5 años con menos empleos

Antonio Cruz/Agência Brasil
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Reforma laboral brasileña cumple 5 años con menos empleos

Vinicius Konchinski

La Reforma Laboral completó cinco años de vigencia. El cambio en la legislación laboral brasileña, propuesto y aprobado durante el gobierno del expresidente Michel Temer (MDB), redujo los derechos de los empleados y contribuyó a la caída de sus ingresos. Por este motivo, debe someterse a una revisión durante el próximo gobierno.

El presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva prometió, en una carta difundida días antes de la segunda vuelta de las elecciones, construir una nueva legislación laboral que «garantice derechos mínimos, –tanto laborales como de seguridad social– y salarios dignos».

La reforma de 2017 pretendía exactamente lo contrario. Eliminó de la ley las garantías laborales para reducir el costo de contratación de empleados para los empresarios y generar hasta 6 millones de puestos de trabajo –lo que al final no sucedió–.

Según el abogado Ricardo Mendonça, doctor en Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Pablo de Olavide, en España, la reforma terminó precarizando las relaciones laborales y fomentando la tercerización.

También dificultó el acceso de los trabajadores a la Justicia Laboral, reduciendo el libre acceso a los tribunales e incluso disponiendo que los trabajadores tengan que reembolsar a los empleadores si pierden los casos.

Finalmente, redujo el poder de negociación de los sindicatos y también comprometió la sostenibilidad financiera de las entidades, quitándoles, por ejemplo, el monto que se recaudaba a través del impuesto sindical.

«Todas fueron medidas para reducir los derechos de los trabajadores y ampliar el margen de ganancias de los empresarios», resumió Mendonça. «El resultado fue el desempleo, la informalidad y la concentración del ingreso.»

Los números evidencian el fracaso

Según Patrícia Pelatieri, subdirectora del Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos (Dieese), los datos recogidos por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) prueban las consecuencias que la reforma generó para el trabajador.

Recordó que, en el segundo trimestre de 2017 –o sea, antes de la Reforma Laboral–, un trabajador brasileño ercibía en promedio 2.744 reales (valores ajustados por inflación) o aproximadamente 515 dólares estadounidenses. Cinco años después, en el 2º trimestre de 2022, recibía 2.652 reales (unos 500 dólares).

También mencionó que la tasa de desempleo llegó a bajar desde 2017, pero sigue por encima de la registrada hace diez años. Además, esta caída no necesariamente debe verse como algo totalmente positivo para el trabajador. «Muchos trabajadores fueron empujados a la informalidad, que alcanzó un récord este año, llegando a 39,3 millones de personas», afirmó.

Según el IBGE, cerca del 39% de los trabajadores brasileños son informales. Actualmente, forman un contingente mayor que el número de trabajadores del sector privado formalmente registrados: 36,3 millones, según datos oficiales.

«La reforma salió mal porque lo que aumenta el empleo es el crecimiento económico», agregó el economista David Deccache, asesor del Partido Socialismo y Libertad en la Cámara de Diputados y director del Instituto de Finanzas Funcionales para el Desarrollo (IFFD). «Y lo que aumenta el crecimiento es la inversión pública, que ha caído en los últimos años».

Expectativa de reversión

Deccache defiende una revisión de la reforma y afirma que sí es posible durante el próximo mandato de Lula. Según el economista, el expresidente fue elegido nuevamente prometiendo revisar la reforma. La movilización de las entidades gremiales debe, por lo tanto, presionar por ello.

Pelatieiri también ve espacio para esta revisión y espera que se proponga pronto, al inicio del nuevo gobierno, cuando históricamente el nuevo presidente goza de más prestigio político. Según ella, la revisión haría bien en que el país señalara el tipo de empleos que quiere generar en el futuro.

«No hay manera de generar empleo sin crecimiento», dijo. «Ahora bien, no cualquier crecimiento genera empleos. Se necesita intencionalidad para generar trabajo de calidad.» Según la subdirectora, Brasil necesita revisar principalmente la precarización de los contratos de trabajo creada por la reforma. También defendió que se devuelva a los convenios colectivos la importancia de definir salarios y otros derechos.

Ejemplo español

Pelatieri recordó, además, que España hizo lo mismo en 2021, revirtiendo las reformas laborales de 2008 y 2012. Allí los resultados fueron buenos.

En agosto, Brasil de Fato publicó un reportaje sobre la contrarreforma española. En ese momento, la cantidad de trabajadores desempleados había caído de alrededor de 3,1 millones a 2,9 millones solo durante 2022, hasta el mes de julio.

En julio de 2021, había alrededor de 3,4 millones de desempleados en España.

Tanto Pelatieiri, del Dieese, como el abogado Mendonça defienden que España debe ser vista como un ejemplo para Brasil en este eventual proceso de revisión. «Es necesario reconstruir un ambiente de inclusión social a través del trabajo», dijo Mendonça.

Brasil de Fato

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