Gustavo Petro: «¿Para qué la guerra? Si lo que necesitamos es salvar a la especie humana”

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Petro: «¿Para qué la guerra? Si lo que necesitamos es salvar a la especie humana”

Desde la tribuna de la Asamblea de la ONU en nueva York, pasando por la Cumbre del clima en Egipto (COP27) hasta el recinto del Foro de la Paz en París, el mandatario colombiano ha llamado a una cruzada mundial para salvar la selva amazónica, ha propuesto reducir deuda para invertir en la acción climática, denunciado el fracaso rotundo de la guerra contra las drogas y el daño de las políticas de bloqueo económico, exhortado a los gobiernos a empezar negociaciones de paz y salir de la guerra. Su último frente: la mediación en la capital francesa en una mesa de diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición en la búsqueda de que las elecciones de 2024 en Venezuela sean un «pacto social».

Presidido por Gustavo Petro y su vicepresidenta, la líder ambientalista afrocolombiana Francia Márquez, el gobierno del Pacto Histórico, el primero de izquierda en la historia republicana de Colombia, tiene como metas convertir al país latinoamericano en “potencia mundial de la vida y despensa de alimentos del planeta”.

Angelica Pérez de Radio Francia Internacional (RFI) y Marc Perelman de France24 hablaron con el presidente de Colombia sobre estos temas, así como de la Reforma Agraria integral y las negociaciones con todos los grupos armados que pululan en su país, los dos pilares de la Paz Total, bandera de su gobierno.

RFI: “¿Para qué la guerra? Si lo que necesitamos es salvar a la especie humana” decía usted en el discurso más vehemente -más insurgente lo llama usted- que un presidente de Colombia haya pronunciado en la Asamblea de Naciones Unidas. Hace una semana en la COP 27 llamó a los gobiernos a empezar negociaciones de paz inmediatamente y a salir de la guerra. Guerras fósiles que usted denunció, hace apenas cuatro horas, en el Foro por la Paz de París. Guerras que nacen de los hidrocarburos como la de Ucrania y Rusia, afirmó ¿Qué eco ha tenido su llamado en esos gobiernos que están involucrados en la guerra, ya sea participando o financiándola?

G.P: En realidad, poco. Y es poco, en primer lugar, porque el que habla es un presidente solitario. Si hablase América Latina, las posibilidades serían mayores, la voz se escucharía más. Y si hablase “el Sur” mucho más. O, por lo menos, se pondrían las cosas en blanco y negro, como decimos en Colombia.

A mí que me ha tocado visitar ya varias COP, desde Varsovia hasta esta 27 a la que fui como jefe de Estado, y lo que encuentro es un incumplimiento absoluto de todo lo dicho. Se habló de un fondo de 100 mil millones. Eso no existe. Hoy están hablando de uno de 40.000 para pago de daños y perjuicios por la crisis que sufrimos muchos de los países en desarrollo, pero que no produjimos ni producimos. ¿Por qué no se financia ese fondo que, al final, no es mucho en comparación a los niveles de riqueza del mundo?

En cierta forma, el mercado es el instrumento fundamental para resolver la crisis climática, incluso desde el ángulo de la adaptación. Y si el país no puede, entonces no se hace. Y si no lo hace, el efecto inmediato es muertos, como los tiene Pakistán hoy, como los tiene Colombia hoy, como los tuvo Europa con 15.000 muertos por la ola de calor. Pero unos países tienen más capacidad de resiliencia por su poder económico y otros menos.

Cuando se habla de que los poderes mundiales están dejando a la humanidad en una especie de sálvese quien pueda ante los efectos de la crisis climática,lo que en el fondo se está diciendo a los países más pobres o a los grupos más vulnerados de la población, es que no nos interesa su vida. Es una especie de política de la muerte, es una repetición de algo que ya se había pronunciado a principios del siglo XX y que tuvo su ascenso al poder en 1933. Estamos asomándonos a un 1933 global.

France24: Presidente, quiero hablar de la guerra entre Ucrania y Rusia. Lula hace poco dijo que el presente de Ucrania, Zelenski, era tan responsable como el mandatario ruso Vladimir Putin. ¿También es su opinión?

G.P: Yo voy un poquito más allá. América Latina ha sido invadida muchas veces. Primero invasión: España en Portugal. Pero de ahí en adelante invadieron los franceses, los ingleses, los norteamericanos. Las invasiones norteamericanas han sido bastantes en la historia reciente. Hemos visto invasiones en Medio Oriente durante el siglo 21: Irak, Libia, Siria.

Me pregunto, por qué hay unas invasiones que son buenas y se aplauden. Y los mismos que aplauden esas invasiones rechazan otras. ¿Hay invasiones buenas y hay invasiones malas o hay un eje de poder que determina y califica unas y otras, promueve unas y ataca a otras dependiendo de su propio interés geopolítico?

«Si vamos a rechazar una invasión, que yo rechazo, rechacemos todas las pasadas y las futuras y elevemos a delito internacional toda agresión internacional. Independientemente de quien la haga sobre quien, debe ser considerada como un delito internacional juzgable en sus responsables personalizados»

France24: ¿Pero, el responsable es más Vladimir Putin que Volodomir Zelenski en este caso? ¿O es Estados Unidos?

G.P: No, esa es una discusión que se la dejo a usted. Lo que nosotros observamos es un juego OTAN que fue propiciando la construcción de una reacción rusa que se dio contra un pueblo que no tenía nada que ver ni con la OTAN ni con los rusos, que es el pueblo ucraniano.

Ese juego que también se quiso imponer en la esquina sudamericana a la que pertenezco – el juego OTAN-rusos. Lucha comercial Estados Unidos- China- no representa los intereses de América Latina. Y, en esa medida, lo mejor que podemos hacer nosotros es tomar distancia y proponer la paz.

«Si Lula quiere firmar con nosotros, con el presidente mexicano y con otros gobiernos del mundo. una exhortación al diálogo inmediato, a la tregua inmediata y a finalizar la guerra de inmediato, nosotros estamos dispuestos a firmar»

RFI: “La OTAN significa Alianza Atlántico Norte. Nosotros somos del Caribe y el Pacífico y muy pero muy latinoamericanos” tuiteó usted en 2013. Colombia es el único país latinoaericano que tiene un acuerdo global desde 2018 con la Alianza del Atlántico Norte, un status que le permite tener una estrecha cooperación con la OTAN en cuestiones militares y de seguridad. De hecho, el Ejército colombiano está dando formación en desminado, a pedido de la OTAN, a los soldados ucranianos. ¿Considera usted pertinente continuar con este acuerdo global con la OTAN??

G.P: Yo prefiero una alianza latinoamericana. Es un camino que hay que construir, obviamente, pero en la perspectiva de la geopolítica mundial y no de esos conflictos que no nos representan, que no tienen que ver con fórmulas sociales diferentes sino con poderes económicos que se enfrentan y con incapacidades como la de Europa occidental para pasar las energías limpias que la hizo depender del gas, y esa dependencia ha provocado el conflicto.

Nosotros deberíamos juntarnos, no solamente en una perspectiva económica o de lo que significa la crisis climática para América Latina y cómo planificamos y nos organizamos para superarla con una agenda descarbonización, sino también desde el punto de vista militar.

Nunca seremos ofensivos. Ningún país latinoamericano, que yo recuerde, ha sido ofensivo. Siempre hemos sido defensivos y yo creo que eso es importante porque en la gran constitución de nuestros pueblos siempre tiene que estar escrita como una prioridad la paz del mundo.

RFI: ¿Eso es una idea suya o ya se está discutiendo con otros países?

G.P: Se ha hablado y ha habido ciertas intenciones, pero hasta ahora eso no tiene una realidad.

France24: Hablando de paz, el 4 de noviembre usted sancionó la ley con la cual se pone en marcha la propuesta de Paz Total. Entre otras cosas, eso significa negociaciones con la guerrilla del ELN, con las disidencias de las FARC y también con otros grupos armados. De manera muy concreta, ¿Hay resultados ya? ¿Hay negociaciones? ¿Qué está pasando?

G.P: Nosotros recogimos el estado en que quedó el proceso de paz de Santos. Se hizo el Acuerdo de Paz con las FARC y ahora hay que cumplirlo. Ese Acuerdo vale bastante dinero. Solo el primer punto, al que me he acercado en estos meses, que es la reforma agraria sobre 3 millones de hectáreas de tierra fértil, vale entre 30 y 60 billones de pesos, entre 6 mil y 8 mil millones de dólares, que hay que conseguir en un lapso corto y que nosotros tenemos que poner.

«Se trata de una inversión, porque realmente no es un gasto. Esos 3 millones de hectáreas empezarían a producir alimentos, generarían unos multiplicadores económicos y aparecería una clase media rural»

Ese es un punto: cumplir los Acuerdos de Paz con las FARC y que abre las opciones de paz con el ELN, que también estaban en un punto intermedio, interrumpido abruptamente. Yo, de ese punto intermedio, he partido, reconocido los protocolos, etcétera.

France24: ¿Dónde estamos ahora?

G.P: Estamos en que el ELN, de acuerdo a la ley que se acaba de aprobar, ya ha escogido a sus voceros y negociadores, tienen diferentes denominaciones. Nosotros hemos hecho lo mismo. Ya se hará público en su momento, en este instante no se puede decir. Aun no se ha escogido el lugar, eso es lo que viene. Había sido Cuba y porque Cuba prestó su territorio, la derecha extrema que gobernó el país después del gobierno de Santos decidió decirle a la de extrema derecha que gobernó Estados Unidos después del Acuerdo de Paz que colocara a Cuba en la lista de países terroristas y lo hicieron.

El castigo a Cuba por haber ofrecido su territorio para hacer la paz en Colombia fue conducirlo a un aislamiento internacional más profundo a través de la lista de países que favorecen el terrorismo.

Entonces, el punto geográfico hoy es más problemático porque está ese antecedente. Y estamos en eso. Una vez esté listo, negociadores de un lado y negociadores del otro se sentarán en ese punto geográfico con unos países que se han ofrecido para ser garantes del proceso. Entre ellos, Cuba, Noruega y Venezuela. Estaba Brasil y ahora hay que ver qué pasa después de diciembre. Hay países que se han acercado al proceso. Francia acaba de decirme que contemos con el gobierno francés en todo. España se acercó, incluso se reunió conmigo en el periodo de campaña. España llevó al ELN a la lista de terroristas en Europa y eso genera cierto ruido.

«El mundo ha expresado su apoyo al inicio de un proceso de paz con el ELN»

Pero nosotros no nos queremos quedar ahí. Queremos recuperar para la paz a las disidencias hoy armadas de las FARC y queremos abrir una perspectiva cuya frontera es difícil de establecer porque las condiciones de la del conflicto y la violencia en Colombia se han permeado con el narcotráfico desde hace mucho tiempo.

Hay organizaciones puramente narcotraficantes que tienen control territorial y se han empoderado en los últimos años. Casi que necesitaríamos todo el abecedario para denominarlos.

Y con ellos también queremos establecer no un diálogo político -porque ese versa sobre el poder y no se trata de conceder poder al narcotráfico- sino un diálogo jurídico en donde el Poder Judicial pueda negociar con este tipo de organizaciones beneficios jurídicos a cambio de un auto desmantelamiento pacífico bajo los principios de verdad, justicia y reparación. En cierta forma, es quitarle el proletariado al narcotráfico.

«El narcotráfico quizás siga, porque mientras haya prohibición de la cocaína habrá mafia, pero es un paso adelante, por lo menos, desde la perspectiva de la pacificación de Colombia»

France24: ¿Y con Iván Márquez, el ex jefe de FARC, hay discusiones, hay canales abiertos?

G.P: Iván Márquez es una de las disidencias. Hasta hace poco supimos que estaba vivo porque el (NdR anterior) gobierno oficialmente lo había dado por muerto, como a muchos otros que han aparecido vivos y que no sabíamos. Pero queremos que todo el conjunto de disidencias se acoja un proceso de paz.

RFI: Usted mencionaba estos grupos armados de todo pelambre ligados al narcotráfico. Varias de estas bandas criminales han expresado su voluntad de acogerse a la propuesta. Sin embargo, en este año el número de asesinatos en los territorios donde estos grupos criminales operan se ha disparado superando a la cifra de homicidios del año pasado. ¿Por qué razón, estos grupos que tienen el poder local, que tienen el dinero, que controlan el negocio del narcotráfico estarían verdaderamente dispuestos a negociar para desmantelarse si no es, de pronto, para negociar impunidades? ¿Qué les puede seducir de su propuesta?

Estamos hablando del proletariado del narcotráfico. Es decir, organizaciones que viven en territorios excluidos, que no viven como el gran dueño del narcotráfico, que cuentan con procesos de enriquecimiento relativamente débiles, más de poder territorial que de otra cosa, y en su mayoría jóvenes.

G.P: Si hablamos de la región Pacífico, son incluso jóvenes negros que matan jóvenes negros desarrollando una barbarie cada vez peor porque la jerarquización de ese tipo de bandas está establecida sobre la base de cuán bárbaro eres, con altísima capacidad de violencia sobre la población del territorio, cometiendo masacres, como tú lo has dicho, guerras entre ellos.

Por ese control ofrecen servicios a los dueños del capital narcotraficante: cuidarles cargamentos, transportarlos, ponerlos en el barco, cuidar las rutas de exportación de cocaína. Esas rutas siguen fuera de Colombia. Esos dueños del capital son ya multinacionales y tienen un conocimiento de los conflictos geopolíticos del mundo de tal magnitud que los usan en función de ir construyendo las rutas de la cocaína que han convertido a América en una de las regiones más violentas del mundo.

La guerra de Ucrania en términos de muertos o las guerras de Libia, Siria o Irak palidecen ante las cifras de muertos que hay en América Latina sin ninguna guerra declarada entre naciones, pero sí con una guerra que desató esta mortandad, que es la consigna de Nixon de guerra contra las drogas.

Yo creo que lo que ha pasado para que negocien es que el dinero ya no entra a Colombia. Este tipo de organización multinacional, que ya no son los viejos cárteles colombianos, mueve sus dineros en el sistema financiero mundial. Quizás por eso, entre otras, la devaluación del peso colombiano en los últimos años tan profunda.

Y entonces, ¿qué hace el proletariado del narcotráfico? ¿Matar o morir? ¿Ir a la cárcel? ¿No tener posibilidades? ¿Vivir en condiciones de temor y de miedo permanente? ¿Dejarse descomponer en la barbarie?

Yo pienso que sí hay una opción: que si el Estado ofrece una mano en términos de beneficios jurídicos, en términos de apertura a las posibilidades de la vida normal del conocimiento, incluso de la prosperidad de esas regiones, mucha gente estaría dispuesta a pasarse de ese bando del mundo oscuro hacia el bando de construir una vida intensa.

RFI: Colombia es el mayor productor de cocaína en el mundo y víctima de eso mismo. Usted, como presidente colombiano, denuncia el fracaso total de la política antidrogas por prohibicionista y ecocida. Y esa guerra contra las drogas ilícitas ha sido diseñada desde hace 50 años por Estados Unidos. Usted se ha encontrado con altos funcionarios del gobierno estadounidense: el secretario de Estado Anthony Blinken, una delegación oficial que envió su par Joe Biden a hablar expresamente con usted, el jefe de la CIA. ¿A qué medidas concretas se compromete Washington con esa visión que tiene usted de lo que debe ser realmente la lucha contra el narcotráfico y el manejo de las drogas ilícitas?

G.P: Yo creo que el sector político que hoy gobierna en Estados Unidos es consciente de que fracasó la guerra contra las drogas. En su sociedad no lo pueden decir, se tienen que mover muy prudentemente, muy paquidérmicamente, pero creo que son conscientes. Eso lo que hemos hablado ahí.

Hay un millón de muertos latinoamericanos. Millones de personas, la mayoría negros, han pasado por consumir o por portar una pequeña cantidad en las cárceles de Estados Unidos. Las mafias son más poderosas que antaño.

El famoso Pablo Escobar palidece ante el poder de organizaciones que hoy pueden armar todo un ejército al mismo estilo de los marines, controlando territorios en cualquier parte de América, poner estados arrodillados como Haití y desestabilizar a tal punto la democracia que han convertido América en uno de los lugares más violentos. Eso lo reconoce Estados Unidos Por otro lado, la cocaína mata 3.000 o 4.000 personas al año en Estados Unidos, más por las mezclas que la clandestinidad le produce. Y el fentanilo 100.000

France24: ¿Señor Presidente, usted quiere la legalización en Colombia? ¿Y parar la extradición de narcotraficantes a Estados Unidos?

G.P: En primer lugar, la legalización en Colombia de la cocaína no sirve para nada. Nos bloquearía. Nos olvidaríamos del mundo. Sería, incluso, mucho más violento el fenómeno.

Lo que proponemos no es un liberalismo alrededor del consumo de las drogas, que algunas sociedades permiten. Lo que proponemos es que todo el dinero destinado a una guerra fracasada, que son muchos miles de millones de dólares, se dedique a prevenir el consumo de tal manera que con la cocaína pase lo mismo que ha pasado con la nicotina

Hay sociedades que aún fuman, la nuestra ya no lo hace. En Colombia se puede demostrar que, sin criminalizar, el consumo de tabaco o cigarrillos, nicotina en general, con la campaña de prevención y con los cambios que la sociedad va teniendo en el tiempo, se redujo casi a cero. No es fácil encontrar a alguien que fume en Colombia. ¿Por qué se puede hacer eso siendo legal el consumo de cigarrillo y no se puede hacer con la cocaína?

Si las sociedades cambian en el tiempo, son más afectuosas, menos competitivas entre ella y si se hace esa inversión de miles de millones de dólares en prevenir, en educar, tenga usted la seguridad que el consumo de cocaína tenderá a cero en el tiempo.

De eso es lo que se trata. Y no habrá muertos. No habrá este desastre en que se ha conducido América Latina en estos 50 años. Las perspectivas serían diferentes.

No hablo de descriminalizar para que la cocaína se convierta en una especie de Coca-Cola de consumo en todo el mundo. Hablo de re direccionar la lucha antidrogas de tal manera que abandone sus aspectos militares violentos y represivos y ahonde en los aspectos de la salud pública y de la prevención porque creo que es el camino más eficaz

RFI: Durante los últimos años, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha sido considerado como persona non grata en la escena internacional. Hoy la emergencia climática nos emplaza a salvar la selva amazónica. Usted lo ha propuesto y Venezuela tiene que hacer parte importante de esta cruzada mundial para salvar la Amazonía. Así lo ha formulado Usted en la Cop27. Yo le pregunto, Presidente ¿Usted está dándole la mano a su homólogo venezolano para que retorne a la escena internacional como un presidente legítimo en una revitalización no solamente la selva amazónica, sino de la selva de relaciones diplomáticas internacionales?

G.P: Pues sí. Pero no solamente a escenarios como las COP, sino también a las reuniones en México. Ahora, una vez termine este programa, voy hacia una mesa que se instala para hablar del tema con el gobierno francés, el argentino, con un delegado de la oposición y del gobierno venezolano.

Se trata de construir un camino efectivo que permita que las elecciones del 2024 sean un pacto social en Venezuela.

Habrá elecciones en el 2024. Pero estas elecciones no deben ser como las anteriores, un camino hacia una polarización y, aunque los venezolanos no llegan a la violencia colombiana, ese camino incluso podría llevar incluso hacia violencias armadas, sino que sean un camino de pacto.

En Venezuela poco se ha discutido qué puede significar para un país que desde hace un siglo vive del petróleo, que ha sido rico dependiendo el precio internacional y pobre cuando el precio internacional se ha desplomado, vivir sin petróleo.

Creo que la discusión de la crisis climática pondría el tema sobre la mesa. Y a mí me interesaría mucho que en esos acuerdos -que tienen que ver más con las medidas represivas que se han tomado, las que podrían tomarse si la contraparte gana o sobre las garantías en las elecciones de 2024 para ambas partes- se pusiera también en discusión para las fuerzas políticas venezolanas qué va a ser Venezuela cuando las demandas de petróleo se desplomen precisamente para salvar la humanidad de la crisis climática. Por qué caminos se puede transitar hacia una economía productiva. Esa sería una agenda de un verdadero acuerdo político y un verdadero pacto social. Obviamente, yo no estoy allá. No puedo presionarlo.

Lo que me interesa es que Venezuela esté en paz porque Colombia puede estar en paz.

France24: Pero, señor Presidente, para muchos Nicolás Maduro no es el verdadero presidente de Venezuela, porque hubo esa elección y es sospechoso de crímenes de lesa humanidad por Naciones Unidas. Y lo que usted está haciendo es legitimar a alguien que no lo merece. ¿Cuál es su respuesta?

G.P: Esas son posiciones políticas. Naciones Unidas reconoce a Maduro, si no, no hubiera podido ir a la COP.

Las violaciones de derechos humanos, que yo sí creo que han sucedido en Venezuela, han sucedido peor en Colombia y lo que he visto es abrazos con los presidentes de Colombia cuando han muerto miles de jóvenes fusilados por el ejército colombiano, cuando en la última manifestación de jóvenes mataron a 100 y tienen a 200 presos. ¿Y eso que es?

He propuesto tanto a Venezuela como a Colombia, y como le propongo a América Latina, que volvamos a fortalecer la Convención Americana como el gran Tratado de Derechos Humanos de la región desde Alaska hasta la Patagonia.

Yo soy presidente porque me tocó acudir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para salvar mis derechos políticos. De lo contrario, me lo habrían quitado en Colombia de por vida. Y hasta puedo decir que por suerte, porque estoy vivo, porque si hubiera sido hace unos años atrás, el candidato presidencial de la izquierda hubiera sido asesinado. Es que en este tema de derechos humanos hay que hablar con autoridad moral. Y resulta que muchos que critican a otros tienen un problema peor en su propio país.

Ahora, yo sé que resolver el problema de derechos humanos en Colombia tiene que ver con situaciones complejas, incluso como la del narcotráfico, que está matando a líderes sociales en buena parte del país y que ha cometido masacres. Pero los gobiernos no han construido los caminos para resolver el problema. Y entonces allá y acá tiene que imperar el respeto de derechos humanos y la Convención Americana es un buen instrumento con su sistema de justicia.

Yo invité a Venezuela a ingresar al Sistema Interamericano, a aceptar una carta de derechos para todas sus socios y su ciudadanía. Que si en el pasado individuos concretos violaron derechos humanos o cometieron crímenes que se pueden calificar del orden internacional, pues para eso están las investigaciones. Nosotros queremos que en Colombia también se investiguen. Y que en toda América se investiguen.

Nadie tiene por qué, al ser gobernante, tener la capacidad o la impunidad de violar los derechos humanos. Pero partamos de un principio: de lo que se trata no es de condenar a los países para que siempre se quiebren los derechos humanos, sino para que salgan de ese tipo de episodios a partir de un acuerdo político, de un pacto.

Mire usted lo que nos pasó en la frontera. Nadie lo publica. Pero toda la frontera colombo venezolana quedó en manos de la mafia a partir de la ruptura de relaciones diplomáticas.

Cualquier mujer que pudiera pasar por esas trochas clandestinas, cuando su primo o su mamá estaba a un lado y su papá estaba al otro lado y era necesario ese cruce o para comprar comida o medicinas, estaba bajo una alta probabilidad de violación. Miles de mujeres todos los días.

La historia aún no se ha escrito de las personas que murieron cruzando la frontera o fueron asesinadas, la historia de la violencia sexual que hubo sobre esa zona de centenares de kilómetros donde millones de personas tienen que cruzar al lado y lado porque son el mismo pueblo, pero que una decisión política decidió bloquear, dejando el espacio en manos de las peores organizaciones en términos de barbarie dedicadas al crimen.

Nosotros hemos recibido centenares de miles o millones de venezolanos, la cifra exacta algún día la tendremos, que hoy cruzan con colombianos por el Tapón del Darién, donde pasa exactamente lo mismo cada mes:

Decenas de miles de mujeres, de hombres, de niños muriendo en una de las regiones más inhóspitas del mundo, por eso se le denomina el Tapón del Darién, la frontera entre Colombia y Panamá. Y las organizaciones narcotraficantes, los coyotes que llaman, violando mujeres, asesinando personas, hay personas muertas por la simple virulencia del territorio o ahogadas. Y cuando llegan a Estados Unidos, los sobrevivientes los esperan con ametralladoras.

En mi opinión, hay que restablecer la Carta de Derechos Humanos en América pues me parece que la Carta de Derechos Humanos es para todos y todas.

RFI: Se cumplen 100 días de su gobierno, el primero de izquierda en la historia de Colombia, que llega con una ambiciosa agenda social a la que denominan La Paz total. Las grandes trasformaciones, señor presidente, implican tocar intereses.

¿Teme usted que sectores que se vean afectados económica o ideológicamente puedan intentar desestabilizar su gobierno o atentar contra él?

G.P: Están en eso. No me acababa de posesionar y ya citaban a manifestaciones. Pensaban que iban a ser muy grandes, pero hasta ahora han sido muy, muy pequeños. Han pensado cómo romper una coalición mayoritaria que logré conformar en el Congreso. Hasta ahora no han podido.

A diario, la actividad en la prensa colombiana es de desinformación. Acaba de salir como dos o tres encuestas – no he podido verlos bien- de los mismos medios de comunicación dan 61% o 60% de favorabilidad al gobierno. Y dicen que sí, pero que la mayoría de los colombianos están en contra de sus políticas. Entonces, por qué hoy tenemos un 61% de favorabilidad.

Digamos que hasta este momento, pero es muy poco tiempo, solo han pasado tres meses, sí hemos sentido la intención y la acción, pero hasta ahora la fortaleza del gobierno es alta en la sociedad y en la política.

La construcción de ese frente que permitió ganar se mantiene sólida. Hemos logrado atraer sectores que votaron contra nosotros, sectores de la sociedad, millones de colombianos que votaron contra nosotros hoy están con nosotros. No digo que eso se va a mantener en el tiempo. Pero, hasta el momento, eso nos ha permitido ser fuertes en el país.

RFI

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