México: La 4T, sus cinco cartas para la sucesión en 2024 – Por Carlos Figueroa Ibarra

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

México: La 4T, sus cinco cartas para la sucesión en 2024

 

Carlos Figueroa Ibarra*

Lenta pero inexorablemente el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en México se acerca a su fin. Estamos a 22 meses de que concluya y sus logros han sido grandes. Tanto que la vigorosa campaña mediática de las derechas a nivel nacional  e internacional no han podido  hacer mella en la aceptación que tiene en el pueblo de México.  El presidente López Obrador sigue teniendo un piso de 70% de popularidad y Morena tiene una intención de voto de 55% aproximadamente. En este momento todo apunta a que podremos observar un segundo sexenio del proyecto que triunfó en 2018.

Por lo anterior, resulta sumamente importante observar a quiénes podrían ser los posibles candidatos de Morena y sus aliados y por tanto muy probables sucesores de Andrés Manuel en 2024. AMLO ha decidido poner las cartas de la baraja sobre la mesa y romper con la tradición política mexicana del “tapadismo” y el “dedazo”. Durante todo el período del priato, el presidente en turno celosamente guardaba sus preferencias con respecto a quien lo  podía suceder (“tapadismo”) y finalmente tomaba él la decisión  (“dedazo”).

Ahora con el gran peso de su autoridad moral, López Obrador ha empezado a mencionar en sus conferencias mañaneras los nombres de quiénes podrían ser lo/as abanderado/as de la Cuarta Transformación. También ha expresado su voluntad de que  se elija el  o la candidato/a  a través de la encuesta abierta a toda la población. Anunciar los nombres de los/as pretendientes y el método de selección son los antídotos del tapadismo y el dedazo.

Habiendo mencionado anteriormente a tres (Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López Hernández), la novedad en la rueda mañanera del 11 de octubre es que mencionó a otros dos: Ricardo Monreal y Gerardo Fernández Noroña. Conviene saber brevemente quienes son, porque si la sopa no se cae del plato a  la boca, uno/a de ello/as podría ser el o la próximo/a presidente de México.

A la primera que hay que mencionar es a la actual Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. La percepción generalizada es que Claudia Sheinbaum sería la favorita en el corazón de Andrés Manuel. Las razones son claras: Claudia ha estado cerca de López Obrador desde los años noventa del siglo pasado, fue su colaboradora  cuando el propio López Obrador fue Jefe de Gobierno. Cercana al presidente a lo largo de décadas, Sheinbaum probablemente sea entre lo/as mencionado/as,  la que más cercanía ideológica y en formas políticas tiene con el presidente y por ello  quien mayores garantías puede ofrecer de continuar e incluso profundizar a la 4T.

También se encuentra entre los nominados, Marcelo Ebrard actual canciller de México. El desempeño de Ebrard al frente de la gestión de las relaciones exteriores de México ha sido impecable. Fue notable su labor de asegurar  la provisión internacional de vacunas para el país en la difícil coyuntura de la pandemia. Ha sabido interpretar el pensamiento de López Obrador con respecto a la situación mundial y ha sido el ejecutor de la vuelta a la brillante tradición mexicana  de política exterior, misma que el neoliberalismo estropeó en diversas ocasiones. Sus críticos en un sector importante de Morena, lo ven muy inclinado al centro y a la moderación.

Sigue en la lista Adán Augusto López Hernández, tabasqueño paisano del presidente López Obrador y amigo de éste desde hace muchos años. Su padre, un prominente notario de nombre Payambé López Falconi, apoyó a López Obrador cuando éste comenzaba su lucha oposicionista.  Actual secretario de Gobernación y anteriormente gobernador de Tabasco, López Hernández es persona de todos los afectos y confianza de Andrés Manuel y un eficaz operador político.

Continúa entre los nominados, Ricardo Monreal quien es actual jefe de la bancada de Morena en el Senado. Monreal  no había sido mencionado por el presidente debido al disgusto que le ocasionó la actuación del senador en el proceso electoral de junio de 2021, cuando se le imputó estar apoyando a la candidata panista hoy alcaldesa de la demarcación de Cuauhtémoc. Esto sucedió en el contexto  de una severa derrota de Morena  en 9 de 16  alcaldías de la ciudad de México.

Pero Monreal es un talentoso operador político y logró recientemente que en el Senado se aprobara algo muy anhelado por el presidente: la permanencia de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública hasta el 2028. El que lo haya mencionado el 11 de octubre, implica que de alguna manera lo perdonó, aunque no necesariamente confíe en él. Monreal ha dado muestras oscilantes de lealtad a la 4T.

Finalmente se encuentra el diputado Gerardo Fernández Noroña, quien no es integrante de Morena, ni siquiera está inscrito en el Partido del Trabajo, pero del cual se ha convertido como diputado en una figura prominente. Extraordinario tribuno y polemista, luchador social desde siempre, definidamente de izquierda, Noroña es visto como un radical que no se mide para apabullar a sus adversarios. Por ello mismo es visto con reservas, no solamente en la derecha, sino en las propias filas de la 4T.

Siendo muy probable la victoria de Morena y sus aliados en el 2024, resulta muy importante quien será su candidato/a. Lo que me parece de sentido común, es que independientemente de quien sea el favorito o favorita en su corazón, el presidente deberá cumplir su palabra de no inclinar la balanza para favorecer a alguien. De ello dependerá la unidad de la 4T, y de la unidad dependerá el triunfo, un triunfo que necesita ser contundente para lograr las mayorías legislativas. De esto último y de quien sea el o la candidato/a dependerá la profundización de la 4T.

 

* Sociólogo y profesor e investigador en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en México. Especialista en estudios de procesos políticos y violencia de Guatemala en conjunción con procesos políticos de México.

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