Paraguay | Bipartidismo significativo bajo control y amenaza – Por Adolfo Giménez, especial para Nodal

1.771

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Bipartidismo significativo bajo control y amenaza

 

Por Adolfo Giménez*

 

Las elecciones presidenciales de abril 2023 comienzan a mostrar el perfil habitual de un bipartidismo que se sostiene de fines del siglo XIX, junto a la aparición de un nuevo bloque de oposición que todavía no tiene la posibilidad de constituirse en alternativa sin alianzas. La disputa será por sostener el modelo político actual y un intento de recambio conservador y neoliberal.

Que el escenario se presente de esta manera no es para sorprender al mundo.  Un abanico de fuerzas conservadoras se han articulado con el Partido Liberal en la Concertación Nacional (1) para mostrarse como opción de gobierno ante el deterioro profundo del oficialista Partido Colorado (2).

La Concertación centra su campaña en la necesidad de la alternancia, en un ataque en general “a las mafias” y el cuestionamiento a la política clientelista del Estado que no favorece inversiones.

No hay una alternativa política diferente con la fuerza necesaria para cambiar una democracia formal y una política económica que profundiza los problemas sociales y aumenta la desigualdad.

Es el resultado de la imposición de un discurso político hegemónico del bloque dominante que controla el aparato estatal, la producción y los grandes medios de comunicación. Una imposición que estuvo acompañada siempre de un ataque a las disidencias, una represión violenta y permanente  a las organizaciones sociales y a sus dirigentes, al igual que  a los pueblos originarios.

Esto coincide con un  decaimiento y debilidad de los partidos progresistas y de la izquierda, así como un movimiento popular muy golpeado y disperso, con poca capacidad de movilización.

El principal ejecutor de esta política autoritaria y proligárquica fue siempre el Partido Colorado al que hoy le cuesta sostenerse en el poder por las fuertes disputas de sus grupos internos que buscan acaparar espacios para lograr impunidad y acumular fortunas, bajo una lluvia diaria de denuncias de corrupción y delitos de todo tipo.

Este viejo partido de Gobierno siempre mantuvo la cautela de gobernar con una oposición parlamentarista de diferentes matices que hoy lo amenaza con desplazarlo a través del voto, buscando aprovechar su profundo deterioro y el crecimiento de una oposición que logró insertarse y disputar la clase media.

El progresismo que representó el expresidente Fernando Lugo (2008-2012) con el Frente Guasu (FG) Ñemongeta no está en condiciones de ganar las elecciones en 2023 porque su fuerza está dividida y muy dispersa, no tiene candidatxs a la presidencia y lo mas probable es que perderá el espacio que ocupa como tercera fuerza parlamentaria del país.

De esta manera el bipartidismo volverá a imponerse por su relación directa con una estructura económica que no cambió casi nada en las últimas décadas -pero que deteriora profundamente a las clases populares- y su histórica subordinación externa.

La designación hecha por el Secretario de Estado Antony Blinken a través de una intervención directa del embajador Marc Ostfield de “significativamente corrupto” al expresidente Horacio Cartes (2013-2018) y al actual vicepresidente Hugo Velázquez  no tuvo el efecto de reacomodar las piezas (3). Fue una fuerte sacudida de advertencia.

Velázquez decidió retirarse de la disputa por la candidatura  a la presidencia de la República por el Partido Colorado, mientras que Cartes sigue siendo candidato a presidente del mismo partido.

Es probable que la situación sería diferente si es que apareciera un eventual pedido de extradición. La advertencia hecha por el  Secretario de Estado  indica que algunas figuras ya no pueden correr y que la amenaza sigue abierta. El hecho de que el bipartidismo se mantiene es un elemento importante de control político, como lo fue siempre.

La disputa electoral de abril perfila el enfrentamiento entre el Partido Colorado y la Concertación Nacional. Las candidaturas se definirán en la internas simultáneas del 18 diciembre próximo.

Entre las candidaturas menores se destaca la alianza encabezada por Euclides Acevedo (4), exministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Abdo Benítez, que está apoyado por dirigentes sociales y algunas agrupaciones políticas pequeñas, así como también por una parte del Frente Guasu-Ñemongeta que se retiró de la Concertación Nacional.

Como lo señalan las encuestas no hay mucho entusiasmo por el día de las votaciones. La imagen de una democracia que salta de escándalo en escándalo por casos de corrupción de los políticos,  que no resuelve ninguno de los graves problemas sociales, no es muy beneficiosa.  Y tampoco se pronostica una masiva participación.

La decisión asumida por sectores del progresismo y de la izquierda de que llamarán al voto útil “contra el continuismo” es el capitulo final de una etapa y el momento de volver a empezar con un proyecto renovado.

Notas

(1) Integrada por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), Encuentro Nacional, Patria Querida, Movimiento Despertar, Hagamos y un sector del Frente Guasu-Ñemongeta.

(2) En el Gobierno desde 1947, solo interrumpido por cuatro años por el gobierno de Fernando Lugo (2008-2012), derrocado por un golpe parlamentario.

(3)) Las acusaciones son de lavado de dinero, obstrucción a la investigación de organización criminal transnacional, intento de soborno, contrabando, relación con organizaciones terroristas y otros delitos.

(4) Acevedo es un exdirigente de la socialdemocracia que luego pasó a colaborar con varios Gobiernos colorados. Fue embajador en España,  ministro del Interior y de Relaciones Exteriores del actual presidente Abdo Benítez. Su estrategia electoral es captar el voto disidente colorado.

*Periodista paraguayo

Más notas sobre el tema