Argentina | Un arqueólogo del Conicet recuperó una represa prehispánica en Perú
La construcción será utilizada para abastecer de agua a un pueblo de 300 habitantes
Un investigador del Conicet lideró la restauración de «Ricococha Alta», una represa prehispánica ubicada en el departamento peruano de Ancash, con el objetivo de preservar el patrimonio arqueológico y abastecer de agua a unos 300 habitantes del distrito de Pamparomás, situado al norte de Lima.
«Nuestro trabajo está basado en el paradigma de la recuperación y preservación de conocimientos ancestrales, tal como esta tecnología de tiempos prehispánicos», contó a Página/12 el arqueólogo, director del proyecto e integrante del Instituto de las Culturas (IDECU), Kevin Lane.
«Ricococha Alta» es una de las 18 represas prehispánicas de la zona denominada «Cordillera Negra» de los Andes de Perú, construidas artesanalmente durante el período Horizonte Medio (750-1000 d.C.) por el pueblo de los huaylas y, posteriormente, por los incas (1400-1532 d.C.).
«Utilizamos técnicas de construcción locales, basadas en piedra, arcilla y tierra; y agregamos una geomembrana en el interior de núcleo para mejorar el represamiento de la estructura y ayudar a la impermeabilidad», detalló Lane.
Con la construcción de «Ricococha Alta» ya finalizada, ahora el equipo de especialistas espera que las lluvias –de octubre a marzo– comiencen a llenar el dique, que cuenta con una capacidad de 15 mil metros cúbicos de agua.
«En estas zonas el cambio climático es muy fuerte, las lluvias se han vuelto impredecibles y escasas, hay cada vez menos agua. Durante 2020 y 2021, en la localidad de Pamparomás hubo casi sequía absoluta. Estamos hablando de comunidades rurales que viven de la agricultura y la ganadería», afirmó el arqueólogo.
El proyecto de recuperación les llevó solo un año y fue realizado con mano de obra totalmente local, contando con la autorización del Ministerio de Cultura de Perú y una financiación de 100 mil dólares de la Fundación alemana Gerda Henkel, según Lane.
«Las represas modernas hechas con cemento cuestan, al menos, un millón de dólares y demoran de tres a cinco años en construirse. Además, tienden a rajarse porque su rigidez no es adecuada para áreas sísmicas», indicó el investigador.
De acuerdo a Lane, si bien la solución moderna a la escasez de agua sería la construcción de represas de cemento, muchas veces éstas se hacen en sitios donde ya existen represas prehispánicas. En esta zona, se estima que podría haber 350 estructuras de estas obras ancestrales.
«La Cordillera Negra de los Andes hace por lo menos 1000 años no tiene glaciares. Esperamos que ‘Ricococha Alta’ contenga las aguas de las lluvias y manantiales, con el fin de garantizar las necesidades de agua para consumo personal, cultivo y ganadería», dijo el arqueólogo. Y adelantó: «Es una prueba piloto, la idea es continuar y generar un impacto positivo en otras comunidades locales».
Represas prehispánicas en Argentina
En los últimos 30 años, en el país se descubrieron represas prehispánicas que han sido utilizadas para el riego agrícola. La arqueóloga María Ester Albeck (1952-2020), en la década de 1990, registró en la puna jujeña al menos cuatro obras prehispánicas de ese tipo construidas por la comunidad originaria casabindo.
En 2018, la investigadora del Conicet y de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu), Lorena Grana, junto a su equipo de trabajo hallaron la primera represa prehispánica registrada hasta la fecha en la puna catamarqueña, en Antofagasta de la Sierra.
«En la actualidad, estamos evaluando la posibilidad de realizar una réplica de esta represa en otros sectores de la región. Tanto la represa como los canales prehispánicos están construidos de forma muy sencilla usando simplemente bordos de tierra y rocas. A pesar de su sencillez, esta tecnología permitió a los campesinos del pasado generar oasis agrícolas en una región con alto índice de aridez», explicó Grana.
Para la arqueóloga, el objetivo no es solo aspirar a una réplica, sino generar un proceso de aprendizaje entre las familias agropastoriles interesadas, equipos de investigación e instituciones para encontrar estrategias de manejo sustentable del agua y hacer frente a los problemas socio-ambientales que atraviesan.
«El caso de la obra liderada por Lane en Perú demuestra el alto potencial que tienen estos proyectos para considerar los conocimientos ecohidrológicos ancestrales a la hora de pensar alternativas de gestión sobre los recursos hídricos actuales», cerró Grana.