Uruguay, primer semestre: Mayor crecimiento, más desigualdad – Por Héctor Tajam
Uruguay, primer semestre: Mayor crecimiento, más desigualdad
Héctor Tajam
Recientemente fueron publicados por el BCU los datos de cuentas nacionales, los cuales permiten conocer el desempeño de la economía uruguaya al segundo trimestre del año, medido por la evolución del Producto Interno Bruto, conocido por su sigla PIB. A partir de estos datos se puede obtener cuál fue el crecimiento del PIB y por qué sectores o demanda estuvo impulsado.
La variación anual del PIB al segundo trimestre 2022 fue de 7%, y si se compara con igual trimestre del año anterior, la economía creció 7,7%. Una variación importante sin duda, aunque se coteja con valores muy deprimidos por la pandemia en 2021, que finalmente instala a este indicador de la actividad económica en 1,7% por encima del nivel 2019 (pre-pandemia).
Desde el enfoque de la producción, los principales sectores que explican este desempeño son el agropecuario, pesca y minería que creció 17% el segundo trimestre comparado al mismo período 2021; energía eléctrica, gas y agua 11,2%; salud, educación, actividades inmobiliarias y otros servicios 11% y transporte y almacenamiento, información y comunicación que creció 9,5%.
La actividad agrícola impulsada por la producción de soja y la actividad silvícola (forestación) son los principales motores del crecimiento del sector, actividad que tiene una incidencia del 7,5% en el total del PIB. A su vez, en el cuadro 1 se puede ver que tanto en volumen físico como precios la variación fue positiva, pero particularmente, el desempeño del sector se explica en mayor medida por la variación de los precios.
Algo similar sucedió con el sector energía eléctrica, gas y agua donde los precios crecieron más que el volumen o producción física. También los rubros de comercio, alojamiento y suministro de comidas y bebidas crecen en mayor medida por la variación de los precios. Por el contrario, en los sectores de transporte, educación, y servicios financieros el crecimiento se dio más en el volumen de la actividad, lo cual es razonable en virtud de la inamovilidad que los había afectado en 2021.
Mientras que, del lado de la demanda, tanto la demanda interna como externa crecen. Respecto a la primera, donde el principal componente es el consumo (y se distribuye entre el gasto de los hogares 79% y el gobierno 21% del consumo total), se observa un crecimiento del 6% comparado con igual trimestre del período anterior, pero una variación de 5% si se miran los últimos 12 meses. Básicamente se explica por el consumo del gobierno en un 7,2% y en menor medida por el gasto de las familias que crece 4,8%. El consumo de los Hogares es el componente de la demanda que menos creció, y lo hizo por debajo del aumento del PIB, por lo cual ha seguido perdiendo participación en el “reparto” de los bienes y servicios producidos. En efecto, a junio de 2022 el valor de lo consumido por los hogares uruguayos es 2% inferior al registrado en 2019 (como lo muestra el gráfico 1).
Otro componente de la demanda es la formación bruta de capital (inversión) que en los últimos 12 meses tuvo un crecimiento del 9,3% básicamente impulsada por el dinamismo de las inversiones en un 12,6%, que típicamente suelen acompañar el crecimiento del ciclo, y que siguen fuertemente basadas en las obras del ferrocarril Central que transportará la celulosa de UPM desde su planta en Durazno al puerto de Montevideo. También creció la inversión en construcción de edificios de apartamentos y en obras de vialidad.
Finalmente, la demanda externa se explica por un crecimiento del 22,2% de las exportaciones y 20% de las importaciones, que resulta en una variación positiva de las exportaciones netas (deducidas las importaciones). Particularmente, el crecimiento de las exportaciones se sigue explicando por la variación de los precios internacionales que toman los sectores exportadores. Observemos que desde 2019 a junio 2022 el valor exportado aumentó un 45% en los precios y solo un 5% en el volumen exportado. Por lo tanto, si bien la variación en valor de las exportaciones es positiva y es uno de los motores del crecimiento del PIB, la misma acompaña la evolución de los precios tal como se observa en el gráfico 2.
El PIB se puede observar desde un tercer enfoque, el de los ingresos, que nos muestra como el valor agregado por la actividad transformadora del trabajo, se distribuye entre remuneraciones salariales, ingreso de productores familiares y cuentapropistas, impuestos que gravan a los productos, y ganancias empresariales. Este enfoque no es actualizado por el Banco Central (BCU), que lo publica solamente para los años 2016-17. Por ello, los resultados que vamos a presentar son estimaciones propias.
La masa salarial desde 2019 en adelante tuvo una evolución decreciente, producto especialmente de la caída del salario real (-5%), que se manifestó, como ya vimos, en el escaso aumento del consumo de los hogares uruguayos, y de un nivel del empleo que si bien se recupera (+0,8%), apenas supera al de prepandemia. El resultado final fue una pérdida superior al -3% en la masa salarial desde 2019 (-2,5% en el último año) que determinó una menor participación en el reparto del PIB, descendiendo de 43% a 41%. ¿Cuánto perdieron de ganar los trabajadores uruguayos en este período? ¡Nada menos que 630 millones de dólares!
Por otro lado, conjugando precios internacionales y caída del salario, las ganancias empresariales habrían aumentado su participación en el PIB en 2 puntos porcentuales, lo que les significaría un aumento en el reparto del PIB de 1500 millones de dólares. Sin duda una transferencia de ingresos desde los trabajadores (dependientes y no dependientes) al capital. Y una manifestación más del modelo concentrador, excluyente, sin derrame, que pone en práctica la coalición gobernante.
Las consecuencias se verán reflejadas también en los niveles de pobreza y de indigencia. El Ingreso per Cápita según el INE se redujo en 1% entre el segundo trimestre de 2022 y el segundo de 2021, a nivel país, Montevideo e Interior. En el mismo período, el valor de la canasta de bienes que define la Línea de Pobreza prácticamente se mantuvo constante, por lo que es previsible un aumento de personas en esa situación. Más delicada es la situación de aquellas personas que cuentan solamente con ingresos para su canasta de alimentos (en situación de extrema pobreza o indigencia), pues dicha canasta aumentó su valor un 2% desde abril-junio 2021.