Preparándonos para la desgracia nacional en Perú: “se quedan todos”- Por Rudecindo Vega Carreazo

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Preparándonos para la desgracia nacional en Perú: “se quedan todos”

Rudecindo Vega Carreazo*

El “se quedan todos”, gobierno y oposición, ejecutivo y congreso, parece consolidarse en plena agudización de la crisis política y gubernamental. El gobierno seguirá con su dañino desgobierno en el ejecutivo y la oposición con su destructiva y torpe vocación vacadora en el congreso.

Nuestra desgracia nacional será tener este gobierno y oposición por los próximos cuatro años, hasta el 2026, tendremos una tortuosa letanía de empeoramiento de las cosas para el Perú y los peruanos, debemos prepararnos y actuar para que nuestro seguro deterioro sea encauzado y no nos desgracie tanto. Cuatro años más de desgobierno nacional, del ejecutivo y el congreso, es y será una calamidad para la reactivación económica, la creación de empleo decente, la gobernabilidad. Es lo que elegimos y tenemos, es lo que padecemos, aunque no lo merecemos.

Hace meses señalamos que el escenario más probable, querido por el gobierno y oposición y no querido por la ciudadanía era que se queden todos. Lo llamamos empate inútil entre inútiles, porque ni el congreso puede vacar o inhabilitar al presidente ni el presidente puede disolver al congreso y, ninguno de ellos desea un recorte de mandato y adelanto de elecciones. Peor todavía si estas salidas dependen de ellos y deben aprobarse por este congreso que no desea recortar su mandato y adelantar elecciones. Ese empate inútil con esa inquebrantable voluntad de los inútiles protagonistas de quedarse consolida nuestra desgracia de «se quedan todos».

Las últimas encuestas abonan esta posibilidad, el presidente con desaprobación mayoritaria, recupera aceptación en todo lado y todos los sectores incluidos el A y B y; la oposición congresal sigue en caída libre y sin fin. Ambos están jalados pero el presidente triplica en nota al congreso.

El actuar torpe y monocorde de la oposición por destituir al presidente, las bandadas de pájaros fruteros (mal llamado niños) en diferentes bancadas, la presencia del congresista violador, la vacancia de la presidenta del congreso por intentar someter al parlamento en beneficio del líder de su partido en una elección regional y, la institucionalización del transfuguismo y multiplicación de bancadas son el mejor aliado para que el presidente recupere aceptación. El gobierno sube, la oposición cae; el ejecutivo mejora, el congreso empeora; imposible esperar una salida congresal.

Fui ferviente promotor del Acuerdo Nacional (AN) como foro concertador e instrumento de gobierno y creyente del rol positivo de la Iglesia, lamentablemente, ambos espacios fueron inutilizados en su capacidad mediadora por el propio secretario técnico del AN y el presidente de la Comisión Episcopal al declarar, luego de reunirse con el presidente, lo que no les correspondía declarar.

Podría recuperar valor el AN si su secretario, luego de la desautorización pública del premier diera un paso al costado; sin embargo, a costa del AN, él prefiere quedarse y el gobierno no intenta cambiarlo. Igual de penoso es comprobar la pérdida de peso y voz de la iglesia, su último buen pronunciamiento de hace días es tardío que termina siendo bueno para nada.

No todo está perdido; los gremios, la sociedad civil y muchas personalidades pueden y deben jugar un rol clave para evitar una desgracia nacional mayor si las cosas continúan como están; no podemos dejar arreglar la situación a los políticos, no solo porque no pueden sino porque tampoco quieren o no tienen idea para intentarlo.

Escribimos hace meses que celebramos nuestro bicentenario en manos de cacocratas (incapaces e inútiles) y cleptócratas (ladrones y corruptos) y, en esa desgracia, necesitamos que los gremios, sociedad civil y personalidades levanten su voz para exigir al gobierno que gobierne y de gobernabilidad y a la oposición que fiscalizando garantice gobernabilidad y cambie las reglas de juego para que elijamos mejores autoridades.

Exigirle al gobierno que gobierne y de gobernabilidad, es, sin duda, tragarse sapos y culebras, habrá que hacerlo, si de ello depende que por fin el presidente conforme un equipo de gobierno (gabinete y asesores) que le ayuden a gobernar el país y evite esas micropymes corruptas enseñoreadas en su entorno y en ministerios para robarle al país.

Si además de los sapos y culebras hay que pecar de ingenuos, que sea nuestro karma y ruta pasionaria, por construir un gobierno decente que gobierne concertadamente para no destruir el país. No es hacerse el ciego ante las denuncias de corrupción, que ellas sigan su rumbo policial, fiscal y judicial como debe ser. Ojalá prioricemos la reactivación nacional y creación de empleo decente, la lucha contra la inseguridad y la corrupción, la mejora en la gestión y el gobierno y, la defensa de la gobernabilidad y la democracia; para evitar empeorar nuestra desgracia nacional, para salvar al Perú.

A la oposición congresal habrá que exigirle responsabilidad y propuesta, que legisle sobre la agenda país que es abundante y está abandonada y en los cuatro años procure una reforma política que permita tener candidatos dignos para tener mejores autoridades.

También tragaremos sapos y culebras y pecar de ingenuos con ellos, para exigirles reglas mínimas: i) los cargos electos pertenecen a los partidos y no a los elegidos así desterramos el dañino transfuguismo y la multiplicación de las bancadas actualmente normalizadas; ii) impedimento para postular a cargo público a sentenciados penalmente, con acusación fiscal o sancionados administrativamente por la Contraloría y los Tribunales Civiles; la presunción de inocencia no puede perjudicar el bien común, al estado y los ciudadanos, menos para “limpiarse” desde un cargo electo; iii) restablecer la reelección en cargos electos para facilitar la salida a la crisis y iv) reinstalar la cámara de senadores para intentar mejorar la representación nacional y los procesos parlamentarios.

Si preparándonos para la desgracia nacional, del se quedan todos, gobierno y oposición ejecutivo y congreso, aparecen otras salidas para nuestra crisis o se da un recorte del mandato y adelanto de las elecciones igual debemos exigir un gobierno de transición concertada y el cambio de esas mínimas reglas de juego. Algo debemos hacer, nuestros políticos y autoridades empeoraran la crisis, no podemos dejarlos solos; a pesar de ellos y con ellos, debemos trabajar salidas para no desgraciar más nuestro país. Quedan 46 meses y medio de gobierno, 1416 días de tortura y deterioro nacional que podemos y debemos evitarlo; que nuestra actual desgracia nacional sea la oportunidad para corregir errores, concertar y construir un Perú mejor.»

*Abogado y político peruano. Fue ministro de Vivienda, Construcción y Saneamiento en el gobierno de Alejandro Toledo, así como Ministro de Trabajo y Promoción del Empleo en el gobierno de Ollanta Humala.

 

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