El interés estratégico de Estados Unidos sobre el litio argentino en su batalla contra China – Por Alejandra Dandan
El interés estratégico de Estados Unidos sobre el litio argentino en su batalla contra China
El Consejo de las Américas dejó una foto de hiperconectividad: tres llamados por semana entre el embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Argüello, y su par en Buenos Aires, Marc Stanley. También dos paquetes de viajes a Estados Unidos, Alberto Fernández y Sergio Massa, que incluyen contactos con Joe Biden, FMI, club de petroleros en Houston y rueda de negocios para diez gobernadores. Y como frutilla del postre, el embajador norteamericano metió su bocadillo en asuntos internos, con la mira puesta en el estratégico litio. “Estados Unidos quiere tener una relación con Argentina para que sea líder en América Latina, su intensión es ayudar con la infraestructura, alimentos, energía, litio”, dijo. Y disimuló: “Nosotros no lo necesitamos, pero queremos ayudar al mundo y asociarnos con ustedes”.
PáginaI12 accedió al informe sobre el tema del influyente Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) de Washington. Un ejercicio de maestría de la Harvard Kennedy School destinado a la Oficina de Recursos Estratégicos del Departamento de Estado. El texto llegó al Instituto Patria, donde lo desmenuzó una autoridad científica argentina y ahora es insumo para repensar la normativa del país: el único desregulado para la extracción de litio en la región, un dato que el informe no para de celebrar. El texto recomienda ir por el litio argentino, entre otras cosas, porque es el más desregulado. También desnuda a Stanley: Estados Unidos sí lo necesita.
“Argentina tiene las segundas reservas de litio más grandes del mundo y es el cuarto mayor productor de carbonato de litio, detrás de Australia, Chile y China, y contribuyó el 6 por ciento a la oferta mundial con 33.000 toneladas métricas en 2021”, señala Andrew Sady en su informe. “De los países latinoamericanos que poseen reservas de litio –agrega–, Argentina opera en el mercado más abierto a la inversión del sector privado”. Y dice: “El gobierno federal no ha impuesto ninguna regulación a la inversión extranjera en el sector del litio y permite que el mercado dicte el desarrollo de la industria”. Por este motivo, “varias proyecciones y expertos coinciden en que, dentro de la próxima década, se espera que sea el país que implemente la mayor producción adicional de litio. Benchmark Mineral Intelligence prevé un aumento del 360% en 2025.”
Otro tramo explica por qué en realidad Estados Unidos necesita a la Argentina, y no al revés: en el tablero donde el mineral conocido como el oro blanco es cada vez más demandado para la transición hacia energías limpias –producción de autos en el medio–, se prevé una posible escasez global para 2030, justo cuando China controlará el 80 por ciento de la cadena de producción. Y Argentina, con los vecinos latinoamericanos, continuarán siendo las únicas reservas de rápida extracción.
Dice así: “Dado el conflicto comercial geopolítico con China, ésta podría usar su posición para dirigir el futuro de la transición mundial a una energía limpia. En vistas del estado actual de la cadena de suministro de litio, Estados Unidos se encuentra muy poco preparado para satisfacer el aumento exponencial de la demanda durante la próxima década y con posterioridad”. Se requerirán inversiones y coordinación con los aliados y los socios de Estados Unidos, señala, “como se recomienda en la revisión de 100 días efectuada por la Casa Blanca en la Orden Ejecutiva 14017 sobre las cadenas de suministro”.
El tema es para Estados Unidos una cuestión de seguridad nacional. Política de Estado.
Chile impredecible, Argentina preferible
Andrew Sady concluyó su informe en abril de 2022. Sady es menos conocido que Ryan Berg, a quien agradece en su trabajo y con quien publicó el año pasado un artículo del mismo CSIS, un think tank especializado en análisis estratégico, industria-militar y ahora crisis enérgica. La tesis no es ni un documento de un funcionario, ni una política de Estado, pero es un insumo del que se nutren los que deciden, aunque todo luego se tamiza políticamente, contempla un estudioso. ¿Es definitorio? No. ¿Es muy importante leerlo? Sin duda, dice el mismo estudioso, especialista en relaciones internacionales. Otro experto lo dice distinto: es una usina que nutre de teoría a Estados Unidos para la desconexión del mundo con China.
La Chile de Gabriel Boric aparece en el informe como “impredecible”. En ella hay que hacer lobby. Y Estados Unidos debe presionar. “Dado que el nuevo gobierno es bastante impredecible –sostiene–, Estados Unidos debe presionar a los funcionarios del gobierno chileno para que garanticen el acceso continuo a las empresas del sector privado estadounidense”.
Argentina es, en cambio, la mejor decisión de inversión aunque su relación con China es un problema. “Incluso si las empresas argentinas prefieren trabajar con empresas estadounidenses –dice–, las empresas chinas suelen ser la única opción. Argentina se incorporó oficialmente a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) el 6 de febrero de 2022, con la visita del presidente Alberto Fernández a Beijing, como resultado de la creciente participación de China en toda América Latina, a lo que se suma la grave situación económica del país”, señala y agrega: Scott Hynek, del Servicio Geológico de los Estados Unidos, afirma que “Argentina es, de lejos, la mejor decisión desde el punto de vista de una inversión geopolítica, pero presenta la menor efectividad en términos de mantener China a raya”.
El informe pretende plantear recomendaciones para el abastecimiento a futuro del litio en Estados Unidos. Entre las novedades, usa el término “ally-shoring” que es el que utiliza la administración de Biden para definir su estrategia de «apuntalamiento con países aliados» para el abastecimiento de productos estratégicos. La palabra seguridad nacional, aparece dos veces. China, más. Y su presencia, representa un cuello de botella para el abastecimiento de Estados Unidos. De hecho, es uno de los tres riesgos que pondera como amenazas.
Uno es la brecha entre oferta y demanda, que se calcula pasará de 430 toneladas métricas a 1,8 millones de toneladas en 2030; otro es la localización de las reservas ubicadas en el Cono Sur y Australia; y finalmente China. Estados Unidos, dice, debe “abastecerse de materiales esenciales en países que comparten los mismos valores democráticos que Estados Unidos, como una solución que la Oficina de Recursos Energéticos (ENR) del Departamento de Estado de Estados Unidos debe implementar para resolver el cuello de botella del litio”.
La estabilidad política es otro eje central. La conflictividad, un problema. ¿A eso se refería Stanley en su intervención? El texto dice: “En una cadena de suministro compleja y estratégica, la concentración geográfica (en el Cono Sur) aumenta la dependencia norteamericana de los países que producen litio. Así, las relaciones con esos países y la estabilidad política de sus gobiernos se vuelven todavía más importantes”. Y también: “Los acontecimientos en los principales países productores que derivan en dificultades económicas o restricciones al comercio pueden tener un impacto importante en la cadena de suministro en su totalidad e interrumpir la cadena de litio de los Estados Unidos”.
Toda una declaración.
Los modelos de Chile, Bolivia y ¿Argentina?
El litio es uno de los elementos críticos para el futuro, según la Cepal. No sólo por la transición a energías limpias, sino por los enormes negocios que promete. Un teléfono necesita 1 gramo de litio, 1 auto 6 kilos. “Es decir, se necesitan unos 17 mil teléfonos para hacer un auto, esa escala es la que se va a reflejar en la explotación y demanda del litio”, dijo Ernesto Calvo, investigador del Conicet y de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.
Bolivia tiene la producción nacionalizada. Chile la considera un recurso estratégico. Argentina está desregulada. Aquí, Salta, Jujuy y Catamarca integran el triángulo del litio. La propiedad del suelo es de las provincias. Las empresas negocian con gobernadores presionados por las magras arcas de la caja. Un dato que corrobora la Cepal: “Los precios de las exportaciones de Argentina y Chile son significativamente inferiores a los precios de mercado reportados en cada año, observándose diferencias promedio de un 58% en Argentina y un 21% en Chile. Ello lleva a concluir que los precios de transferencia que fijan las empresas en sus ventas a partes relacionadas juegan un rol importante en las utilidades y los impuestos que pagan en cada jurisdicción. Por lo tanto, es fundamental que los países tomen resguardos para evitar estas prácticas elusivas por parte de las empresas”.
Hace días estuvo en el país Gonzalo Gutiérrez, encargado de la situación litífera en Chile. Pasó por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, donde contó novedades que inspiran el proyecto en Argentina. ¿Qué pasó en Chile? La dictadura nacionalizó las reservas de litio pensando en la producción nuclear, pero entregó la producción a empresas privadas.
Michelle Bachelet impuso un tributo de 40 por ciento de las ganancias; retuvo 25 por ciento de la producción para el mercado interno; impuso 25 millones de dólares anuales de aportes de cada compañía para investigación y otros 25 para las comunidades locales. Piñera dio pie a una era de resistencia de las empresas. Ahora, Boric busca crear empresas públicas nacionales en torno al litio emulando a Bolivia. Es la misma situación que ensaya México y que Argentina empieza a mirar.
¿Qué quiere hacer Chile? Por un lado, un Instituto del Litio en Antofagasta, donde está el Salar de Atacama y donde existe tradición de investigación con una universidad pública. El Instituto estará financiado por la renta del litio. Por otro, una empresa pública con participación en proyectos ya existentes. Es una propuesta más osada de lo que se creía. “Además de razones evidentes, Atacama representa 90 por ciento del litio extraíble en Chile, de modo que no tenía sentido –sostienen– ir sobre otros salares con menor cantidad. Las empresas privadas no serían reticentes a esa participación, aparentemente porque en el año 2030 finalizan los contratos y deberían volver las tenencias al Estado”, explican quienes lo escucharon.
La OPEC del litio
Argentina mira esa experiencia. Un sector del kirchnerismo analiza una reforma normativa al menos con dos claves: comprometer al sector privado para que deje una parte de la producción en el país y agregue valor. Y un acuerdo de reinversión en desarrollo y tecnología. El modelo, eso sí: contempla no tocar el dominio del suelo de las provincias, sagrado desde la reforma menemista. No quieren a los gobernadores en contra. El ministerio de Economía, en paralelo, continúa alentando la creación de la OPEC del litio.
“Se viene hablando de la firma de un acuerdo con Bolivia para crear una especie de OPEC del litio, pero Bolivia declaró estratégico el litio y está en manos del Estado. Acá no es estratégico”, dice una autoridad científica que impulsa el cambio en la normativa. “Acá todo sigue enmarcado en el Código de Minería y la Ley de Inversiones Mineras del menemismo y el Estado no tiene hoy acceso al litio: está en manos de empresas extranjeras. Es decir, por un lado, tenemos el marco regulatorio del litio, que es el más neoliberal de la región. Por otro, hay quienes hablan de producir baterías o autos pero sin el más mínimo atisbo de entender que hay que transformar el marco regulatorio si se busca darle viabilidad al agregado de valor. Y para transformar el marco regulatorio hay que ir contra el lobby de las empresas extranjeras”.
Esa será parte de la próxima pelea.
Bonus Track
La comidilla del cuerpo diplomático argentino se entretuvo el jueves a la tardecita con el lapsus del embajador en la Argentina, Jorge Argüello, que le puso el título de presidente al ministro Sergio Massa.
“Eso le pasa por jugar a dos puntas”, dicen los más malos, activistas de pasillo en el glamour algodonado del Alvear. “Venía de venderle el paquete Estados Unidos a Alberto Fernández, con Joe Biden y los petroleros de Houston para fin de septiembre, y después le vendió el mismo paquete de Houston a Sergio pero para dos semanas antes, ¡eso no se hace!”
Al resbalón le dicen “patinada del inconsciente freudiano”, según la cual el embajador argentino en Washington hablaba de Alberto y no del ministro de Economía cuando dijo lo que dijo del Presidente. Tanta confusión, tal vez, le dio pie a Marc Stanley para meter el bocadillo en asuntos internos, y procurar coaliciones y gobernabilidad para garantizar una lluvia de dólares.