Uruguay | Se registran 17 feminicidios en el primer semestre del año
Femicidios en el primer semestre: Interior registró 13 pero feministas dicen que hubo más
Por Maite Beer
En el primer semestre de 2022 hubo 13 femicidios, según datos de la Dirección Nacional de Políticas de Género (DNPG) del Ministerio del Interior. “Se trata de casos aclarados y se contabiliza de acuerdo a la información de la fecha de ocurrido el hecho”, explica la comisaria general Angelina Ferreira, quien está a cargo de la Dirección. Sin embargo, desde la Intersocial Feminista contabilizaron un total de 17 femicidios y nueve intentos.
Ferreira puntualiza que hay otros casos de mujeres fallecidas en circunstancias violentas que se encuentran en investigación, pero que todavía no son contabilizados como femicidios. En este punto es que reside la diferencia numérica. La Intersocial cree que es evidente que ciertos casos se trataron de femicidios, entre ellos de Ahielén Casavieja, de 16 años, y Karina Sarachu, de 34, cuyos restos fueron hallados en la casa del taxista Lonardo Docampo en Paso de la Arena.
La comisaria, en tanto, señala que muchas veces pasa que en la resolución judicial no se pone el agravante de femicidio, y esto impide que la DNPG lo contabilice como tal dado que son auxiliares de la Justicia. El 2021 Interior informó que hubo 25 femicidios, mientras que desde organizaciones feministas contabilizaron 31. En 2020 hubo un margen mayor: la cifra oficial apuntó un total de 14 y el registro extraoficial fue de 22.
¿Cuál es el criterio para catalogar un homicidio de femicidio? “Una violencia femicida es la máxima expresión de violencia contra una mujer, es un homicidio por el odio y desprecio por el hecho de ser mujer”, sostiene Ferreira y aclara que también hubo homicidios a mujeres en este primer semestre pero cuyo motivo fue otro.
Caso por caso.
Según la DNPG, del total de femicidios del segundo semestre, cinco ocurrieron en Montevideo, tres en Artigas, uno en Canelones, uno en Salto, uno en Durazno, uno en Rivera y uno en Paysandú. Según los datos a los que accedió El País, el primer femicidio de este año sucedió en la ciudad de Artigas el 4 de enero. Una mujer de 47 años fue apuñalada por su pareja de 64 años, quien luego de herirla se suicidó. La Policía halló el cuerpo del hombre en una habitación al fondo de la propiedad.
El segundo caso también sucedió en Artigas (Bella Unión), en la segunda quincena de enero: una mujer de 26 años fue asesinada con arma de fuego por su pareja de 38 años. La mujer estuvo desaparecida y la Policía la halló en un camping en las orillas del arroyo Iracumbú, en la desembocadura del Río Uruguay. Allí encontraron al asesino, armado y con intenciones de quitarse la vida, junto al cadáver de ella. Él tenía antecedentes de denuncia por violencia doméstica.
El 20 de abril ocurrió otro femicidio en Las Piedras, Canelones. Una mujer de 68 años apareció muerta en su hogar por disparo de arma de fuego. Su pareja, un hombre de 73 años, le disparó y luego intentó suicidarse. En este caso, en tanto, no se registraron denuncias previas por violencia de género.
A comienzos de mayo, se conoció el homicidio de Tamara Borges, la joven de 24 años de edad que había desaparecido la semana anterior en Salto. La Policía halló su cuerpo en el arroyo San Antonio. El agresor había sido visto por última vez con la mujer en un vehículo y ahora está formalizado con prisión preventiva.
El 14 de mayo la tragedia ocurrió en Villa del Carmen, Durazno: una mujer de 41 años fue degollada con arma blanca por su pareja de 42. Además, el femicida disparó contra un hombre que intentó defender a la víctima, quien días después también falleció. Luego de los ataques, la Policía realizó un operativo en la zona donde fue hallada la joven y lograron encontrar al agresor debajo de un árbol y con un disparo en la cabeza, por lo que fue derivado al hospital departamental y allí falleció a fines de mayo.
El femicidio que ocurrió en Rivera fue el 20 de mayo cuando un funcionario policial asesinó a su expareja y luego se suicidó. El hecho ocurrió en una habitación de un hotel en los accesos de la ciudad, en la Ruta 5. El femicida era un subcomisario de 45 años que trabajaba en la Jefatura de Tacuarembó, mientras que la mujer de 37 años era funcionaria del Ministerio de Defensa. Tenían tres hijos en común.
Una mujer de 29 años, su hijo de 5 y su bebé de 22 meses murieron el 22 de mayo a raíz de un incendio en su casa ubicada en Parque Guaraní, en el barrio Maroñas. El 28 de junio la Justicia imputó a la pareja de la víctima y padre de los dos niños fallecidos por haber prendido fuego la casa de dos plantas.
El 29 de mayo se conoció un trágico femicidio y filicidio en Artigas. Un hombre de 46 años mató a su esposa y al hijo de ambos, de 12 años, y luego se quitó la vida al arrojarse del puente de la Concordia. Desde Fiscalía se informó que no había denuncia previa por violencia doméstica y que se estudió la historia clínica del hombre, quien al parecer sufría de una patología psiquiátrica. La pareja tenía otro hijo de 16 años que estaba en el lugar cuando sucedió el doble homicidio, pero no fue atacado y quedó a cargo de una tía.
El 7 de junio se halló el cuerpo de Shakira Morales en Paysandú, una joven de 20 años que estaba desaparecida desde hacía dos semanas. Efectivos policiales estaban buscando por la zona a la joven ausente, cuando su padrastro confesó el homicidio en la Dirección de Investigaciones de la Policía. El hombre, de 36 años, dirigió a los policías hacia donde había enterrado a la joven, en el fondo de su casa en el barrio Curupí. Ella vivía en el mismo predio que su padrastro, pero en una vivienda distinta.
El 18 de junio una mujer de 44 años fue hallada tirada en el piso y sin signos vitales. Un llamado al 911 informó que una mujer había caído al vacío desde uno de los edificios de un complejo en Parque Posadas (desde el octavo piso). Cuando la Policía llegó al lugar, entrevistó a la pareja de la mujer, un hombre de 44 años, quien estaba en estado de ebriedad. Según dijo, habían discutido y ella había tropezado con un colchón en el piso, cayendo al vacío por la ventana. El hombre fue detenido e imputado por homicidio especialmente agravado -por haberse cometido este en presencia de los hijos menores de edad- y también por femicidio.
“Hay un problema con el modelo de masculinidad”, sostiene Intersocial
Valeria Caggiano, la referente de la Intersocial Feminista, dijo a El País que la cifra de homicidios “es muy alta” y que las mujeres aún se enfrentan a la desprotección ante la Justicia.
“Aún seguimos reclamando que haya un sistema de respuesta integral que efectivamente actúe para prevenir y sacar a las mujeres de las situaciones de violencia. Hablo de un sistema que está saturado, de juzgados especializados que demoran en concretar”, señaló.
Caggiano cree que se necesita formación y especialización contante de quienes integran el sistema judicial en relación a la violencia basada en género. Y, asimismo, sostiene que es un tema que debe estar presente en la currícula educativa.
“Hay un problema con el modelo de masculinidad que no estamos pudiendo deconstruir”, sostuvo la feminista. Y añadió que se necesitan políticas que trabajen en romper los elementos de la cultura patriarcal.
Según un estudio sobre femicidios (2012-2018) realizado por la DNPG en conjunto con Fiscalía y el Instituto Nacional de Mujeres (Inmujeres), los femicidios representan entre el 40% y el 50% de los homicidios de mujeres. En el 84% de los casos se trata de femicidios íntimos, que ocurren cuando una mujer tiene o tuvo una relación de pareja, o un vínculo afectivo-sexual, con el agresor.
El 69% de los femicidios ocurren en el domicilio de la víctima, en algunos casos el domicilio es compartido por la víctima y el femicida. “Esto demuestra que, actualmente, sigue siendo el ámbito privado de las mujeres el lugar de mayor riesgo para ellas”, establece el estudio. En tanto, en segundo lugar, con un 13%, los hechos ocurren en la vía pública.
Dos de los elementos a tener en cuenta para la tipificación del femicidio son: si a la muerte le hubiera precedido algún incidente de violencia física, psicológica, sexual, económica o de otro tipo, o si la víctima se hubiera negado a establecer o reanudar con el autor una relación de pareja, enamoramiento, afectividad o intimidad.