Panamáen crisis – Por Abdiel Rodríguez Reyes

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Por Abdiel Rodríguez Reyes*

En este artículo analizamos la coyuntura política de las tres primeras semanas del mes de mayo del presente año, a partir de las movilizaciones que se iniciaron en la provincia de Colón, pero pronto se extendieron hasta la ciudad de Panamá. Una crisis también es una oportunidad. Estructuralmente Panamá es uno de los países con mayor corrupción y desigualdad económica. Este último tema los políticos de turno y de siempre no quieren tocarlo porque es lo que realmente supondría un cambio real.

Colón, donde es el epicentro de las movilizaciones y donde se dieron las primeras manifestaciones en esta coyuntura, es una provincia con una rica historia de resistencia. También es donde se da la mayor expoliación. Hay decenas de puertos sobre el Canal que facturan millones de dólares y está la actividad minera más grande del país gestionada por la empresa canadiense First Quantun Minerals generadora de millonarias sumas al Estado. Sin embargo, esto no se refleja en la provincia. Históricamente el pueblo colonense ha sido excluido de sus propias riquezas.

La Coalición de la Unidad por Colón (CUCO) anunció una huelga que inició el 9 de mayo del 2022, las razones inmediatas eran las promesas incumplidas del Gobierno ante las diversas necesidades que tiene esta provincia. Entre los temas más urgentes: el agua potable hasta la falta de caminos, la mejora de las carreteras pasando por el alto porcentaje de desempleo, entre muchos otros problemas que tiene esta provincia importante del país.

Según el economista Juan Jované, Colón es la provincia con mayor PIB del país, lo que resulta más incomprensible aún, es el mal estado de todos los servicios públicos: “la provincia de Colón genera el PIB por persona más elevado del país, superando en 120.7 % al promedio nacional”, señaló el economista. Conociendo esta realidad los dirigentes de la CUCO se crispan aún más cuando el Gobierno no les brinda respuestas concretas.

El dirigente y vocero de la CUCO, Edgardo Voitier, enfatizó el carácter de esta huelga extendida hasta hoy [21 de mayo de 2022], que no se trata de vandalizar ni planificar un golpe de Estado como mal han informado algunos medios de comunicación y se escucha en los corrillos de la Presidencia. Es una huelga ampliamente respaldada por las fuerzas vivas de la provincia de Colón a la cual se le fueron sumando otras organizaciones sindicales y estudiantiles de la ciudad de Panamá; legítima porque pone sobre la mesa lo evidente: los problemas sociales de una provincia ante la indiferencia y la ineficiencia del Gobierno.

Estos problemas, como los de salud, educación e infraestructura pública, desde carreteras hasta edificios de instituciones no se resuelven de un día para otro, ni de un Gobierno para otro, son problemas que deben formar parte de políticas de Estado. Lo que crispa a la población en general son las promesas incumplidas del Gobierno. Históricamente esta provincia mayormente de afrodescendientes es discriminada y abandonada. Pero también es una de las provincias más aguerridas a la hora de encarar a los diversos gobiernos. Eso es señal de que, donde el pueblo se organice siempre habrá esperanza de cambios.

El actual Gobierno, presidido por Laurentino Cortizo, no optó por ignorar a los manifestantes colonenses. Sutilmente ha propuesto un “diálogo” en vista de la consistencia de la huelga en curso y las múltiples manifestaciones de descontento. El presidente Cortizo manifestó la necesidad de paz para el país, pero los manifestantes están bien claros que no la habrá mientras no se resuelvan los problemas concretos. Está claro que estos diálogos tienen un rol dilatorio para ganar tiempo, pero en las lógicas sociales estas astucias del poder no siempre funcionan. No se trata de dudar de las “buenas” intenciones del presidente, se trata de la poca fiabilidad en términos generales que se le tiene a los políticos y las décadas de olvido a esta provincia particularmente expoliada. Llega un determinado momento en que los pueblos se agotan de siempre lo mismo y buscan sus propias salidas a través de la resistencia siempre creativa.

En esa línea, luego de varios días de huelga, el 19 de mayo diversas organizaciones de carácter popular y sindical marcharon hasta la Presidencia para entregar un pliego de demandas acuerpando y ampliando aún más a las de la CUCO. Porque la crisis de Colón está en el marco de una crisis más amplia que es la crisis política del país ante la falta de respuesta a los problemas que más quejan a la sociedad en su conjunto. La altísima deuda pública (según La Prensa 43 mil millones) contraída por el Estado al parecer tomó otra ruta, de beneficiar a quienes más tienen con apoyos millonarios y exoneraciones, mientras quienes más necesitan están pauperizados. Es decir, son las mismas necesidades materiales del pueblo que despiertan su interés por movilizarse social y popularmente.

Este pliego de peticiones firmado por una docena de organizaciones populares y sindicales es contundente en señalar que las medidas que se tomen para resolver los problemas del país tienen que ir más allá de “mantener las tasas de ganancia” y de “proteger al capital”. El Gobierno en vez de resolver los problemas del país, en el caso de Colón en plena huelga, llevó a cabo el Bloomberg New Economy Gateway Latin America entre el 18 y 19 de mayo. Esta reunión tiene muy claro sus intereses crematísticos y no son los del pueblo. Los gobiernos en su dinámica servil a las instituciones del capital, la mayoría de las veces se decantan por lo primero dejando en un segundo plano al pueblo.

Hasta esta fecha, lo único corroborable que ha brindado el Gobierno ante las legítimas demandas del pueblo colonese y de las fuerzas populares y sindicales del país es el excesivo uso del aparato represor del Estado y disuasivos diálogos sin ninguna concreción. Una cosa es decir lo que se va a hacer, lo que se está haciendo mal y otra es dar respuestas concretas a las demandas. Todo parece apuntar a que el Gobierno buscará las formas de seguir con su agenda y agotar a la CUCO.

Es el momento del pueblo, cuando el pueblo se une a pesar de sus múltiples diversidades no hay elementos disuasivos que lo contengan, ni fuerza policiaca que lo detenga en su movimiento. Esta crisis es una oportunidad para la unidad de todas las fuerzas vivas no solo de Colón, sino de todo el país, porque este sentir del aguerrido pueblo colonense es un sentir nacional. El objetivo es mediante la movilización social tensar al Gobierno para que brinde respuestas concretas ante las demandas del pueblo panameño y colonense particularmente.

También es importante tomar conciencia de que el gobierno no encarará el problema estructural de las desigualdades, como también es real un problema de falta de capacidad técnica de muchos funcionarios. Por lo tanto, políticamente podemos aprovechar la actual coyuntura de crisis para que el pueblo se organice en función de tomar las riendas de su destino colectivo.

* Profesor universitario.

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