Colombia Presidenciales segunda vuelta | Empate técnico, el momento temido por todo organismo electoral – Por Marina Urrizola, especial para NODAL

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Colombia Presidenciales segunda vuelta Empate técnico, el momento temido por todo organismo electoral

Por Marina Urrizola*, especial para NODAL

A días de la segunda vuelta electoral, donde se decide el futuro de Colombia, vuelve a ser noticia, no solo por la magnitud e implicancias que pudieran significar la llegada por primera vez al gobierno, de un candidato como Gustavo Petro y el Pacto Histórico,  sino también  por los posibles escenarios técnicos que se  plantean.

Es importante retrotraernos al 29 de mayo, fecha de la Elección Presidencial, al cual se llega con una serie de acusaciones de fraude en ocasión de  las Elecciones Legislativas del mes de marzo, alentada por distintos actores políticos y un sector de la propia institucionalidad del país.

Ante este escenario la Registraduria Nacional del Estado Civil, quien tiene a su cargo la organización de las elecciones, detecta y reconoce las fallas que afectaron el recuento provisorio (no vinculante), evalúa la situación e implementa una serie de protocolos que agrega al Plan de Garantías Electorales, planificando acciones de capacitación en las diferentes instancias del escrutinio y fomento de la participación de las fuerzas políticas, tanto en aporte de candidatos para  la conformación de las mesas electorales, como en la acreditación de testigos electorales (fiscales partidarios).

En este punto, el de compromiso de las fuerzas políticas en el proceso electoral,  es de destacar y se constató desde cada misión de observación y acompañamiento, la disímil respuesta obtenida por el órgano electoral, que extendió el plazo de acreditación de fiscales partidarios hasta horas previas al día de la elección, ratificando además, su habilitación en el uso de tecnología para registrar e informar a sus respectivas comandos de campaña, de los resultados de cada mesa de votación.  Medidas que no deben pasar inadvertidas, porque la presencia en las mesas de votación y en la comisiones escrutadoras de testigos electorales, es el puntapié inicial de seguimiento y la garantía del proceso, tema que por primera vez toma relevancia en el contexto electoral colombiano, a diferencia de nuestro país, donde la fiscalización históricamente  tiene una impronta de mucha relevancia.

En las pasadas Elecciones Presidenciales, se habitaron 102.000 mesas de votación, de las cuales solo el 40%  llegó a contar con supervisión  partidaria, de la estadística se desprende que más del 80% de la misma estuvo representada por delegados propuestos por el Pacto Histórico.  Los resultados electorales del 29 de mayo, fueron aceptados inmediatamente por todas las fuerzas políticas participantes y la ciudadanía en general.  El preconteo (no vinculante), arrojó resultados en  el tiempo estipulado, la evaluación posterior mostró una diferencia cercana al 1 % con el escrutinio definitivo.

Así se llega a la segunda vuelta del 19 de junio y van surgiendo los cuestionamientos según avanzan los días. Al conocerse el modelo de la tarjeta electoral, genera debate  la inclusión en el mismo de la casilla correspondiente al “voto en blanco”, tal como figuraba en la primera vuelta, en la cual, la ley estipula que de sacar más votos esa opción, se debe realizar una nueva elección, con diferentes candidatos. Para la segunda vuelta, la Ley 163 en su articulado, determina que la opción debe ser respetada, pero, aunque resultara la más seleccionada, ganará el candidato que más votos obtenga.

Es necesario aclarar que el voto en blanco, no se suma, como así tampoco favorece a ninguna de las dos fuerzas políticas, tal como podría suceder donde se aplica el “sistema d´ hont” para la adjudicación de escaños

A pocos días de la elección, una conocida encuestadora, publicó resultados del sondeo de intención de voto, que fueron replicados por infinidad de medios de diversos países: Petro y Hernández, llegan a la segunda vuelta con “empate técnico”. Este término no existe como tal en la legislación electoral de país alguno, pero ha sido acuñado desde el ámbito de las encuestadoras y se utiliza cuando las diferencias son menores al de margen de error que las mismas manejan.

En la legislación electoral se utiliza y reconoce el término empate, que ya de por sí y con un padrón de 39 millones de electores como el Colombia, resultaría de escasas probabilidades, dado que en segunda vuelta, el ganador podría hacerlo con solo  un voto de diferencia, aunque llegada la instancia, se encuentra reglamentado en el artículo 183 del Código Electoral.  Aun así, es el escenario que ningún organismo electoral desea enfrentar y en esta elección en particular, producto de su propia legislación, debemos sumarle que los resultados del preconteo (no vinculante), se deben dar a conocer por estrecho que sea el margen entre ambos candidatos.  Otros países tienen reglamentada esta situación y en caso de ser inferior a cierto porcentaje, no se dan resultados provisorios.

Es aquí donde se debe apelar desde todas las instancias, a esperar los resultados de escrutinio definitivo, que en el caso de Colombia no estipula una fecha específica, solo   determina que el próximo presidente debe posesionarse el día 7 de agosto.

*Analista técnica electoral argentina en observatorios nacionales y regionales

 

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