Nicaragua: Razones para desechar el pesimismo, razones para empujar la implosión – Por Oscar René Vargas

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Oscar René Vargas*

El equilibrio de poder o la correlación de fuerzas está a favor del debilitamiento de la dictadura. Sin embargo, si hay algo que aprender del momento presente, es cuán cambiantes pueden ser estos cálculos y cuán fácilmente la coyuntura puede ser contraproducente si la oposición real no adopta la estrategia de impulsar la IMPLOSIÓN y si se sigue comportando irracionalmente sin lograr la unidad en contra de la dictadura. Juntos somos mayoría, juntos somos más fuertes.

En los círculos políticos y militares aliados a la dictadura, es común hablar de la “correlación de fuerzas”, es decir, la alineación de fuerzas: Ejército, Policía, paramilitares y base social tradicional opuestos al movimiento social insurgente de carácter pacífico. Ellos piensan que tienen superiores activos, suficientes para ganar la batalla sociopolítica contra la oposición real. Sobre la base de este razonamiento la dictadura y sus aliados asumen que tienen una ventaja abrumadora que les permite vencer al movimiento social.

Por supuesto, entre el 2018 y el 2022, las cosas no han sucedido de esa manera. El régimen, de hecho, ha luchado contra el movimiento social hasta el punto de elevar los niveles de represión, pero esto lo ha aislado de la comunidad internacional con efectos colaterales en su base social que los obligan a tratar de controlar la fuga al exterior de funcionarios de diferentes niveles.

Las razones de esta situación, no poder aniquilar el espíritu de lucha de la población autoconvocada, es producto de que la dictadura no prestó atención a los factores intangibles que limitan el análisis, basándose solamente en el “equilibrio de fuerzas”. Para la dictadura la concepción del equilibrio de poder es un concepto “científico”, basado en una evaluación de factores materiales (número de tropas y paramilitares).

Sin embargo, los factores intangibles en la lucha socio-política hacen que el más débil de los dos beligerantes, medido en términos convencionales, puede prevalecer sobre el más fuerte si sus militantes tienen mejor moral, un apoyo más fuerte dentro del país, el apoyo de aliados importantes a nivel internacional, y si sus dirigentes elaboran una estrategia de lucha correcta.

Pero la noción más simplista del análisis de la “correlación de fuerzas” prevalece hasta el día de. Hoy en el pensamiento político-militar y estratégico en los círculos de poder del régimen.  A medida que el régimen se convirtió en una dictadura institucionalizada bajo la dirección de Ortega-Murillo, el concepto de equilibrio de fuerzas se convirtió en un artículo de fe, basado en la creencia en que la victoria final recae en el que posee más armas y tropas. Los miembros del círculo íntimo del poder han ignorado los factores intangibles, vulnerabilidad que no ha sido explotada por la oposición real para impulsar y acelerar el proceso de IMPLOSIÓN de la base de apoyo del régimen.

El cambio en el “equilibrio de poder” apunta hacia la caída de la dictadura

Cuando la represión desatada por el régimen logró congelar al movimiento social, llevó a los miembros del círculo íntimo del poder (militares y funcionarios) a creer que la correlación de fuerzas a escala nacional se volvió a su favor, hoy, gracias a los esfuerzos y la capacidad de resistencia de los distintos sectores de los movimientos sociales, tenemos razones para estar seguros de que el “equilibrio de poder” se está volviendo a favor de la caída de la dictadura, vía la IMPLOSIÓN social.

En el epílogo de la novela épica de León Tolstói Guerra y Paz, al escribir sobre la desastrosa invasión de Napoleón a Rusia en 1812, Tolstoi observa que las guerras (o sea las luchas políticas y sociales) no se ganan solamente por las cualidades de estrategas superiores o de los líderes carismáticos, o por el número de tropas, sino por el espíritu de lucha de los simples militantes que deciden enfrentarse y protestar contra un enemigo detestable (la dictadura Ortega-Murillo).

Esa es la razón por la que, a pesar de estrategias equivocadas de los dirigentes políticos tradicionales, el movimiento social no ha sido completamente erradicado y el espíritu de lucha contra la dictadura Ortega-Murillo permanece, lo que explica que el régimen mantenga los niveles de represión por temor a nuevas protestas sociales y para evitar el quiebre de los pilares de la dictadura.

El fracaso de la represión orteguista

El fracaso de la estrategia de la represión indiscriminada implementada refleja la incapacidad de quienes la diseñan y ejecutan para sopesar adecuadamente los pesos respectivos de todos los factores en juego: la moral de los ciudadanos superó los niveles de represión, la caída del apoyo a la dictadura refleja en los resultados de noviembre del 2021, los efectos del mayor aislamiento internacional, etcétera.

El error de cálculo de Ortega-Murillo con respecto al éxito de la represión comenzó con su incapacidad para evaluar adecuadamente los efectos negativos en la población vulnerable, afectando el equilibrio de poder. Y esto, resultó de la mala lectura de Ortega-Murillo del significado del reflujo del movimiento social. Por lo tanto, Ortega-Murillo y su círculo íntimo estaban convencidos de que el régimen podía actuar con relativa impunidad, lo que constituyó un error radical de cálculo de la situación internacional.

Como consecuencia, en parte, de esta mala interpretación de la realidad, la dictadura ya está debilitada, aunque la oposición no haya tenido la capacidad estratégica de movilizar nuevamente a los ciudadanos autoconvocados y por eso la necesidad de cambiar de estrategia y favorecer la IMPLOSIÓN del régimen.

Fallas en la Inteligencia del régimen

También sabemos que Ortega y Murillo no han estado claros de cuál es su real situación debido a fallas de Inteligencia: los principales funcionarios de los servicios de inteligencia de la dictadura proporcionaron información inexacta sobre la capacidad de resistencia de los ciudadanos autoconvocados, lo que ayudó a convencer a Ortega-Murillo de que las fuerzas sociales y políticas de oposición real se rendirían después de sólo unos cuantos meses de resistencia a la represión.

Ortega-Murillo y su círculo cercano al poder están descubriendo que la falta de evaluación adecuada de los factores intangibles puede conducir a resultados desastrosos. También subestimaron seriamente el alcance de respuesta de la comunidad internacional a la represión y a la violación de los derechos humanos. La opinión pública está contra la permanencia de la dictadura Ortega-Murillo en el poder.

¿Qué hacer?

En las condiciones inmediatas, en la actualidad, tener una estrategia de estimular un nuevo tsunami social sería ignorar la relación objetiva de fuerzas en la realidad política-social, lo cual sería un error fatal para la oposición. El enfoque debe ser el de empujar a la implosión que ocurre en el interior de la dictadura.

En los últimos meses estamos asistiendo a una descomposición de la base social del régimen Ortega-Murillo por el deterioro del poder de compra de los asalariados, de los funcionarios medios del estado y de las alcaldías y el empobrecimiento de los 177.000 pensionados se las ingenian para estirar el pago de C$ 6,000 córdobas mensuales que reciben como pensión promedio, mientras que la canasta básica cuesta C$ 17,000 córdobas mensuales (casi tres veces más), al mismo tiempo que la inflación dispara los precios de los servicios y productos.

Por otro lado, los datos del Banco Central de Nicaragua (BCN) hasta 2020 muestran que en Nicaragua hay unos 570.864 adultos mayores de 60 años de edad. Esto quiere decir que 393.864 ancianos no cuentan ni siquiera con estos beneficios del Seguro Social, situación que afecta a la misma base social de la dictadura.

Al mismo tiempo, estamos asistiendo a una abierta confrontación entre los militantes históricos del sandinismo y los simpatizantes de Murillo. De esa manera, se ha hecho evidente que el proceso de IMPLOSIÓN interna de uno de los pilares de la dictadura continúa desarrollándose.

Por otro lado, hasta la fecha el régimen ha logrado mantener su base social sobre la estrategia de incentivos selectivos a su gente, la impunidad de la corrupción de los que manejan la explotación del oro, la madera, el contrabando y los que tienen una relación con el narcotráfico. Es decir, la dictadura ha logrado mantener su base social a base de prebendas y feudos en los territorios.

En 2022, las condiciones cambian: la capacidad del régimen de satisfacer a todos los sectores de su base se ha limitado por sus errores políticos, por la represión indiscriminada, inclusive en contra de miembros tradicionales de apoyo; por su aislamiento internacional; por el mayor empobrecimiento de la población vulnerable, etcétera. Razones que han permitido que el proceso de IMPLOSIÓN, iniciado muchos meses atrás, se haya hecho visible para muchos de sus miembros de la oposición.

Ahora, el equilibrio de poder o la correlación de fuerzas está a favor del debilitamiento de la dictadura. Sin embargo, si hay algo que aprender del momento presente, es cuán cambiantes pueden ser estos cálculos y cuán fácilmente la coyuntura puede ser contraproducente si la oposición real no adopta la estrategia de impulsar la IMPLOSIÓN y si se sigue comportando irracionalmente sin lograr la unidad en contra de la dictadura. Juntos somos mayoría, juntos somos más fuertes.

*Sociólogo, economista, historiador y analista político. Ligado al Frente Sandinista de joven, es hoy muy crítico con la situación en Nicaragua. Autor y coautor de 55 libros.

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