La columna de Pedro Brieger | Una Cumbre de las Américas sin sentido

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Una Cumbre de las Américas sin sentido

Por Pedro Brieger

La IX Cumbre de las Américas, a realizarse en junio en Los Angeles, ya se ha convertido en un dolor de cabeza para el presidente Joe Biden por el rechazo de varios gobiernos a la postura de la Casa Blanca de excluir a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Si bien es cierto que este tema se ha convertido en el eje central de los debates sobre la Cumbre, habría que preguntarse cuál es el sentido de la misma.

El gran problema de los Estados Unidos es que esta Cumbre es una continuidad de la primera que se realizó en 1994 en Miami para lanzar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).  Sin embargo, el ALCA fue rechazado en la IV Cumbre de 2005 en la Argentina.  Esto quiere decir que -paradójicamente- se continúan realizando cumbres aunque su razón de ser (el ALCA) ya no existe más.

Desde 2005 Washington se ha quedado sin una propuesta regional que pueda seducir a los gobiernos de América Latina y el Caribe.  De hecho, ni siquiera lo fue el ALCA, ya que era un proyecto de la Casa Blanca que excluía a Cuba y tenía como principal objetivo que las empresas estadounidenses pudieran favorecerse del “libre comercio” con la región.  Vale la pena recordar que el ALCA nació en el contexto del famoso “Consenso de Washington” que buscaba imponer una serie de reformas estructurales en sintonía con la política exterior de Estados Unidos.  Es más, el ALCA ni siquiera fue un proyecto ambicioso como lo fue la Alianza para el Progreso lanzada en 1961 para contrarrestar la influencia de la revolución cubana y contribuir al desarrollo de América Latina. Por lo menos, así se presentaba. En sus documentos enunciaba un desarrollo económico y social, el crecimiento sostenido del ingreso per cápita, una diversificación de las estructuras, acelerar los procesos de industrialización, programas de reforma agraria e incluso un Mercado Común Latinoamericano. Mirado retrospectivamente, la Alianza para el Progreso planteaba una serie de medidas que -a priori- parecen más radicales que algunas de las tibias medidas tomadas por varios gobiernos progresistas en estos últimos años.

¿Qué propone hoy Estados Unidos con la IX Cumbre de las Américas? Según figura en la pagina de Departamento de Estado el objetivo es “la cooperación hacia un crecimiento económico y una prosperidad inclusivos en toda la región, basados en nuestro respeto común por la democracia, las libertades fundamentales, la dignidad del trabajo y la libre empresa”.  La propuesta es de un nivel de abstracción y vaguedad tal que ni siquiera existe una vocación de liderazgo como proponía Kennedy en 1961.  En realidad, si se analizan las declaraciones de los principales funcionarios estadounidenses -los que secundaron a Donald Trump y los que están con Biden- su principal preocupación es que América Latina no estreche sus vínculos con la República Popular de China. Es decir, que su principal propuest a es por la negativa. Por la positiva no tienen nada para ofrecer. Por eso, más allá de las exclusiones, la Cumbre de las Américas ya no tiene ningún sentido.