El Salvador: el primer gran fracaso del bitcoin – Por Vicente Carbonell

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El Salvador: el primer gran fracaso del bitcoin

Vicente Carbonell*

El Salvador se convirtió el 7 de septiembre de 2021 en el primer país en adoptar el bitcoin como moneda de curso legal. Esta decisión histórica trajo consigo el debate acerca de la institucionalización de las criptomonedas y sus posibles efectos en la economía. Actualmente, El Salvador se encuentra cerca del impago de su deuda debido, entre otras causas, a la alta volatilidad del bitcoin y a la insuficiente aceptación de este por parte de la población. No obstante, esta situación enmascara el verdadero problema de fondo, el hecho de que el gobierno de El Salvador busque solucionar problemas estructurales del país a través de la especulación con criptoactivos.

¿Qué es lo que ha pasado? Antes de apostar por el universo cripto, la economía de El Salvador estaba teniendo serios problemas estructurales. La deuda del país venía creciendo considerablemente en los últimos años incrementando los intereses de la deuda. Teniendo en cuenta que el dólar estadounidense es la moneda oficial del país, el constante déficit comercial (más importaciones que exportaciones) creaba una escasez de dólares que ponía en riesgo a la economía. Esta escasez se compensaba con el envío de dinero a familiares por parte de salvadoreños residentes en Estados Unidos, suponiendo más del 25% del PIB en 2021.

Para atajar este problema, el paquete de 52 reformas propuesto por el presidente Nayib Bukele se basó principalmente en atraer capital externo a través de incentivos fiscales o incluso ofreciendo la nacionalidad a inversores utilizando el Bitcoin y la tecnología blockchain como instrumentos de liberalización económica. Como el propio presidente dijo en un tuit: «Mientras el mundo cae en la tiranía, crearemos un refugio para la libertad». Pero, de entre todas sus medidas, cabe destacar la aceptación del Bitcoin como moneda de curso legal, la emisión de deuda respaldada por bitcoin y la creación de «Bitcoin City», un paraíso fiscal exento de impuestos con cero emisiones de CO2 y con minería de criptomonedas.

Aunque esta iniciativa atrajo un gran interés mundial, no está teniendo los efectos esperados y podría llevar a la economía de El Salvador al colapso. El pasado 4 de mayo, la agencia de calificación Moody’s anunció que reducía la calificación de la deuda externa a largo plazo de la nación de Caa1 a Caa3 debido al posible impago o reestructuración de la deuda y a la falta de un plan creíble. Según Bloomberg, la deuda del país cayó en un 15,1% en abril, una caída similar a la experimentada por Ucrania debido a la invasión rusa.

Por una parte, la excesiva volatilidad del Bitcoin está asestando un duro golpe a la economía e influyendo considerablemente en los proyectos del gobierno. El Bitcoin ha perdido el 50% de su valor desde su máximo histórico lo cual afecta directamente al plan del presidente Bukele de emitir un bono de 1000 millones de dólares respaldado por bitcoin. Este hecho también complica la creación de los llamados «bonos volcán», unos bonos propuestos por Bukele que utilizan la tecnología blockchain y buscan destinar la mitad de los ingresos para adquirir bitcoins. El FMI ya aconsejó desligar el bitcoin de la economía de El Salvador y advirtió de los posibles efectos que puede tener en la estabilidad financiera del país: «Los bancos y otras instituciones financieras podrían verse expuestos a grandes fluctuaciones en el precio de los criptoactivos». Las negociaciones fallidas entre el gobierno de El Salvador y el FMI han generado mayor desconfianza en los mercados que castigan cada vez más al país.

Por otra parte, la aceptación del bitcoin como moneda de intercambio diaria en El Salvador es limitada a pesar de los grandes esfuerzos del gobierno. Según un estudio del National Bureau of Economic Research, solamente el 60% de la población se ha descargado el Chivo Wallet (una billetera electrónica creada por el gobierno para realizar pagos en bitcoin) y únicamente el 20% la ha continuado usando después de gastarse los 30$ en bitcoins que ofrecía el gobierno como incentivo. Además, solamente el 20% de las empresas aceptan bitcoin como medio de pago, especialmente las empresas más grandes.

Este hecho se debe principalmente a la desconfianza que genera bitcoin, que actualmente es utilizado más como una reserva de valor que como un medio de pago o intercambio. Su alta volatilidad limita su uso para transacciones cotidianas y lo acerca más otros activos como el oro, salvando las diferencias. Criptomonedas con alta volatilidad como Bitcoin o Ethereum tienen más sentido como activos de inversión y, por tanto, su regulación debería ser similar a la de la bolsa de valores y no a la de las divisas.

En el resto del mundo, países como China han prohibido completamente las criptomonedas mientras que en la Unión Europea o Estados Unidos están desarrollando marcos regulatorios entendiendo las criptomonedas como activos de inversión y focalizándose en los riesgos que conllevan para los usuarios. Los principales proyectos institucionales centrados en incorporar la tecnología blockchain en divisas de curso legal son las CBDCs, monedas digitales emitidas por los bancos centrales. No obstante, estas monedas digitales estarían controladas por los bancos centrales y, por tanto, no presentarían grandes diferencias con respecto a las divisas tradicionales.

El futuro de la economía de El Salvador es incierto, pero podríamos asistir al primero colapso de una nación que busca basar su economía en una criptomoneda. La lección de este caso es que, aunque la tecnología blockchain está cada vez más cerca de gobiernos e instituciones financieras, la incorporación de criptoactivos volátiles como monedas de curso legal pueden llevar a un país a la ruina. Posiblemente, las Stable Coins (criptomonedas poco volátiles) tengan más futuro en este ámbito.

* Economista y politólogo especializado en el sistema financiero

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