¿Por qué estallaron las protestas en Huancayo? – Por Diana Amparo Taipe Orrego
Por Diana Amparo Taipe Orrego*
Después de ver las noticias a nivel nacional de las jornadas de manifestaciones, enfrentamientos y paralizaciones. Se preguntarán ¿qué ha sucedido en la región Junín?, ¿Por qué el ejecutivo no vio venir estas situaciones? ¿Se pudo prevenir los hechos ocurridos los recientes días desde el 28 de marzo hasta el 02 de abril? ¿Se pudieron evitar los costos sociales?
Lo cierto es que, para analizar el conflicto social suscitado en la ciudad de Huancayo, no basta analizar el conflicto desde una perspectiva sectorial como la de agricultura o transporte, que si bien es cierto fueron los gremios del Frente de Defensa de los Productores Agropecuarios de la Región Junín, quienes sumaron fuerzas con los transportistas de carga pesada en esta jornada de lucha para hacer oír sus demandas: Baja de precio de los combustibles, baja de precio de fertilizantes e insumos agrícolas, reactiva agrario, seguro agrario e incremento en el precio de la leche fresca.
Estos gremios antes mencionados ya habían realizado manifestaciones, a nivel nacional el gremio de transportistas de carga pesada el pasado noviembre del 2021, el gremio de productores de papa y el gremio de pequeños agricultores en la provincia de Tarma en enero del presente, en marzo a nivel local y nacional también se dio el paro de los ganaderos lecheros. Quedando a la espera de que el ejecutivo cumpla con los acuerdos pactados. Todos estos sectores teniendo en común la crisis que atraviesan por el alto costo de los insumos de producción y el alza de combustible.
Estos sectores claves para el abastecimiento de alimentos de primera necesidad para todos los peruanos, si están en crisis, afectan directamente al costo de vida del ciudadano de a pie.
Las manifestaciones el 28 de marzo comenzaron con los bloqueos de vías y accesos realizados por los agricultores representados por los delegados de las comunidades campesinas de las cuencas del Cunas y Canipaco y transportistas no agremiados de carga, quienes realizan transporte de productos agropecuarios, a medida que fueron pasando las horas también se podía observar que la población se sumaban las amas de casas y particularmente mujeres campesinas de 80 a 90 años acompañadas de sus nietos, los vendedores ambulantes, los trabajadores mineros despedidos, los comerciantes de los mercados y las brigadas de jóvenes universitarios, quienes salían a pedir pacíficamente a todas las personas a que se unieran al paro, ya que el alza del costo de vida hace que solo se sobreviva.
Al transcurrir de los días no se observó voluntad política del ejecutivo por atender a la población de la región Junín, además de las declaraciones desatinadas en días anteriores del presidente Castillo, restando importancia a las movilizaciones declarando: “Se está anunciando algunos paros y bloqueos en las carreteras, malintencionados y pagados por algunos dirigentes y cabecillas” exacerbando los ánimos de la población.
La lenta reacción del ejecutivo para la atención de las demandas de su pueblo, lo único que logró fue aflorar todas las frustraciones y desilusiones que se han venido acumulando a lo largo de este periodo de mandato, las cuales fueron canalizadas con ira expresadas en manifestaciones, intentos de toma del Gobierno Regional de Junín, la Municipalidad de Huancayo e incluso saqueos por personas infiltradas que aprovechando la convulsión generaron caos.
Es preciso recordar que el triunfo de Castillo se lo otorgaron esas personas olvidadas de las áreas rurales, del campo, esas que se rajan por salir adelante y que no tienen las condiciones, esas personas que creyeron en una promesa de cambio, de reivindicación, a esas personas que les vendieron el sueño de “No más pobres en un país rico” que no han podido desarrollar la capacidad de resiliencia ante esta crisis, que el país y sus gobernantes no les otorgan las condiciones. Esas personas que salieron a la calle con sus ollas y carteles ya no sólo manifestándose contra el alza del costo de vida, si no que, mostrando su repudio ante los actos de corrupción, la incapacidad del gobierno y las promesas de campaña incumplidas.
Por otro lado, cuando se logró llevar a cabo el diálogo entre los ministros y dirigentes, no sólo se plantearon en la mesa demandas del sector agrícola y de transporte, otros dirigentes también manifestaron demandas de índole económico y laboral mostrando que la crisis post pandemia y ahora por los efectos de la guerra Rusia – Ucrania, demanda de una estrategia integral al gobierno para la recuperación del país.
La pregunta que nos surge es si se pudieron haber evitado esta situación de convulsión en la zona, considero que la respuesta es sí, pues como se menciona anteriormente esto se ha venido gestando meses atrás sin embargo el ejecutivo no ha sido capaz de tomar acciones concretas llegando además de crear condiciones para la protesta con los actos de corrupción, nombramiento de funcionarios con antecedentes por violencia familiar, por actos de corrupción, entre otros.
Lo ocurrido los recientes días en Huancayo ha sido la manifestación de la inconformidad de la población y del rechazo a quienes alguna vez apoyaron y en quienes creyeron como una alternativa de cambio, la población no puede callar más y pide a gritos desesperados acciones de cambio y reivindicación no sólo con el gobierno central sino también con el gobierno local, quienes le han dado la espalda a la población que los eligió, sin entender la realidad y contexto social, cabiendo la interrogante de la pertinencia de las medidas dictadas, preguntándonos cuantos de los manifestantes tienen acceso a un salario básico teniendo en cuenta que la mayoría de manifestantes han sido comuneros, agricultores pequeños, comerciantes ambulantes, estudiantes. Volviendo a las medidas dictadas cuántos de los manifestantes se verán beneficiados por la rebaja del precio de los combustibles y como se verá esto reflejado en su economía familiar.
Esta convulsión que se ha dado en Huancayo es el inicio de las manifestaciones del sentir del pueblo peruano que empezarán a aflorar en las diferentes regiones el país.
Somos reflejo de nuestros valores, pero también de nuestros prejuicios.
* Ingeniera Agrónoma. Analista de La Otra Mirada