La nueva derecha religiosa mexicana – Por Bernardo Barranco V.

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Bernardo Barranco V.*

La derecha en México es una realidad palpable que ha venido evolucionando no sólo en México sino a nivel mundial. En nuestro país, se asocia a las posturas intransigentes de los sectores conservadores del catolicismo contemporáneo.

En política, el término “derecha” se remonta a la revolución francesa de 1789. En la asamblea constituyente los partidarios de la monarquía se ubicaron a la derecha del presidente de la asamblea. Los leales al régimen se situaron en la derecha porque simbólicamente la derecha representaba la tradición legalista. Encontramos este significado en particular a través de las expresiones: “Estar sentado a la derecha del padre” y “Ser el brazo derecho”. En latín, dexter significa “a la derecha” o “favorable”.

En el mundo y en México no hay una derecha sino diversas derechas. De modo sintético propongo tres diferentes vertientes de las derechas en nuestro país, aunque hay más. Son grandes vértices ultraconservadores que han despuntado de otras. La primera es la histórica, la derecha católica y que tiene diversas estirpes. La segunda es una derecha hipercapitalista de corte secular. Y la tercera, es una nueva ultraderecha pentecostal, cargada de fundamentalismos.

La derecha católica, más allá de las sociedades semisecretas como el Yunque, ProVida y tantas otras inspiradas en la Guerra Fría, busca instaurar un orden social cristiano, es decir, tienen un corte teocrático. Hay herencia cristera, revanchista de un catolicismo social intransigente, cuyas raíces se remontan al rechazo de los valores y sistemas sociales construidos por la modernidad. Pese a ello, sustentan el “neoliberalismo bautizado” como el estadio ideal. Dicha ultraderecha católica es depositaria del radical pensamiento cristero, rabiosamente anticomunista, misógino, antimasónico, antijudío y antiprotestante.

El segundo segmento es la derecha secular empresarial. Diversos grupos de poder económico han visto perder sus privilegios. Están acostumbrados a actuar de modo corporativo. El modus operandi para hacer negocios y dinero a costa del erario y privilegios que han cambiado y, por tanto, miran con recelo a AMLO, a quien le piden su renuncia. Un ejemplo entre otros lo encontramos en FRENAA, de Gilberto Lozano, un empleado del grupo Monterrey que quiere despedir al presidente como un mal empleado que no garantiza la inversión ni la estabilidad del país. Utilizan lo religioso a conveniencia, como el ícono guadalupano y pretenden aglutinar a grupos sociales del catolicismo conservador.

El tercer grupo es el ascenso de la derecha evangélica. Grupos pentecostales y neopentecostales conservadores han poblado el horizonte religioso en las últimas décadas. Busca la sanación de la vida pública con base en los designios de Dios sobre la clase política corrupta. Protegen la familia patriarcal y rechazan las conquistas de las mujeres y los derechos de las minorías sexuales. Pugnan por una teología de la prosperidad. El INE reforzó esta vía al otorgar el registro al Partido Encuentro Solidario, en contra del carácter laico del Estado mexicano. El ascenso pentecostal de los sectores evangélicos conservadores y las alianzas interreligiosas son un vector apenas estudiado en América Latina. El fortalecimiento de las iglesias evangélicas no se ha traducido en una retirada de las iglesias tradicionales o históricas, como la Católica, en las disputas sobre las políticas de moral social y sexual. Por el contrario, en diferentes países se muestra que organizaciones e iglesias católicas y evangélicas han sido capaces de sobreponerse a sus diferencias teológicas y a sus disputas políticas por el poder, al momento de enfrentarse a movimientos de mujeres y de la diversidad sexual. La politización de la sexualidad movilizada por los movimientos LGBTI y feministas encuentra una feroz oposición organizada que es capaz de fortalecerse mediante alianzas interreligiosas.

El Yunque mexicano fue exhibido por WikiLeaks, fundada por Julián Assange: filtró 17 mil piezas compuestas de documentos, correos electrónicos y testimonios de la organización ultraderechista española Hazte Oír, brazo ciudadano del partido político español VOX, cuyo origen es precisamente el Yunque mexicano. Los textos develan alarmantes estructuras internacionales de acción e intervención de la derecha religiosa en Occidente. Desnuda ante la opinión pública, complots político-religiosos en España, Estados Unidos, Alemania y México como epicentro. Así como nuevas maneras de operar en terrenos locales como internacionales.

Esta nueva derecha religiosa-secular utiliza proclamas como la “ideología de género”, la “cultura de la muerte” o la “defensa de valores tradicionales”; recicla viejos fantasmas como el neocomunismo latinoamericano, delineado en el Foro de Sao Paulo. Esta derecha puede arroparse en discursos populistas ante la expansión del imperialismo/colonialismo. Son estrategias argumentativas para presionar a los gobiernos y enfrentar ideológicamente las demandas feministas y LGBTI.

Muchos actores religiosos e iglesias se hacen eco de dichos planteamientos, ofrecen no sólo sus plataformas sociales sino realizan alianzas con sectores evangélicos. Tal fue el caso de las megamarchas antimatrimonios igualitarios, en septiembre de 2016, en las cuales obispos católicos salieron a las calles a manifestarse junto con líderes evangélicos. El relato de la supuesta ideología de género permite enmarcar sus agendas y superar incluso las tensiones históricas que existen entre algunas religiones e iglesias. En los últimos años se han podido evidenciar una serie de cambios en las estrategias. Los conservadurismos religiosos han adquirido un carácter trasnacional que, a pesar de sus singularidades locales, muestra una dimensión transversal que muchas veces los aglutina en su agenda conservadora en materia de moral sexual y política.

Los grupos conservadores han creado cientos de organizaciones de la sociedad civil. Basta ver la red de Yoinfluyo para observar nuevas formas del activismo conservador, separado del modus operandi tradicional de las iglesias. Han creado nuevas herramientas estratégicas, basadas en una diversificación de identidades que se mueven a través del espacio público.

Igualmente podemos identificar la importancia que la derecha religiosa da a los medios de comunicación tradicionales, radio y TV, así como a las redes sociales. Ante el quiebre de la doble moral por denuncias de familias tradicionales icónicas del catolicismo conservador, tal como los Abascal Carranza y los Serrano Limón, está operando un relevo generacional que surge del mundo de la farándula. Estaría el presentador Esteban Arce, el actor empresario Eduardo Verástegui y Antonio Berumen, manager-empresario que ha concertado jugosos negocios con la curia romana. Quien por cierto ha sido señalado por acoso sexual del también actor Mauricio Martínez.

La religión, y en particular la católica, continúa jugando un papel central en el plano de las políticas públicas. La derecha religiosa se ha erigido guardiana de la moral pública y la quiere imponer al resto de la sociedad. La derecha religiosa no es estática y ha mostrado su capacidad de adaptación, que le ha permitido trascender fronteras nacionales y regionales, así como establecer alianzas con sectores políticos sumamente variados, desde grupos neofascistas hasta líderes anticoloniales. ¿Desde un Estado laico deben inhibirse dichas iniciativas, pues se viola el principio de separación entre las iglesias y la política pública? ¿o se debe activar a los grupos religiosos católicos y protestantes, plurales y progresistas, que contrarresten la embestida conservadora?

*Sociólogo mexicano especializado en Creencias Religiosas. Investigador de temas de pederastia y celibato en la Iglesia Católica.

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