Fin de la hiperinflación en Venezuela – Por Pasqualina Curcio

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Los precios en la economía venezolana han variado menos del 50% mensual los últimos 12 meses. Por convención, cuando esto ocurre, se dice que ya no hay hiperinflación. Según datos del BCV, la inflación de diciembre 2021 fue 7,6%. La última vez que la variación de los precios fue mayor al 50% fue en diciembre de 2020, 77,5%. Los venezolanos vivimos meses en los que la inflación llegó a ubicarse en 196,6% mensual, no por casualidad fue en enero de 2019, cuando de manera ilegal se auto juramentó Juan Guaidó como presidente “interino” de Venezuela e intentó ingresar “ayuda humanitaria” por Colombia mientras EEUU aprobaba una ley otorgándole la competencia de administrar los bienes de nuestra República.

De acuerdo con esa convención teórica podemos afirmar que, desde enero 2022 ya no estamos en hiperinflación, lo que no significa que no haya habido un aumento considerable de los precios en 2021. Entre enero y diciembre el pasado año, estos variaron 686,4% (BCV), es decir, lo que el primero de enero de 2021 tenía un precio igual a 1 BF, el 31 de diciembre del mismo año marcaba 7,86 BF.

Qué hizo que se detuviese la hiperinflación es la primera pregunta que debemos hacemos.

¿Apagaron la maquinita de hacer dinero?
Los economistas de derecha que de manera dogmática basan su análisis en la teoría monetarista afirman que se detuvo la hiperinflación gracias a que el gobierno comenzó a ser disciplinado en lo fiscal y monetario. En cristiano eso significa que, según ellos, durante el 2021, el BCV a diferencia de los años anteriores, no aumentó la cantidad de bolívares que hacía que incrementaran los precios. Es el caso que, nada tiene que ver la cantidad de dinero con la inflación en Venezuela, los propios números del BCV desmontan tal discurso.

A ver, en 2017 la cantidad de dinero aumentó 71% (nos referimos a la cantidad de bolívares necesarios para el tamaño de la economía, M2/PIB), ese mismo año, la inflación fue 863%, todavía no estábamos en hiperinflación, de hecho, inició a finales de ese año. Luego, en 2018 comenzó a caer la cantidad de dinero, ese año la disminución fue de 35% de los bolívares con respecto a los que circulaban en 2017, pero resulta y acontece que la inflación alcanzó niveles de 130.060%. En 2019 siguió cayendo la cantidad de bolívares, la disminución anual fue 23% y los precios siguieron aumentando: la inflación en 2019 fue 9585%. En 2020, continuó la caída de la cantidad de bolívares, disminuyó 40% pero seguíamos en hiperinflación la cual se ubicó en 2960% en 2020. Contrario a lo que dicen los monetaristas, 2021 fue el año en el que menos cayó la cantidad de dinero, ésta disminuyó solo 12% con respecto al 2020 y sin embargo, fue el año en el que salimos de la hiperinflación. No hay relación entre la cantidad de dinero que ha circulado en la economía con la inflación.

La cantidad de bolívares que circula en la economía está cayendo desde el año 2014. Según datos del BCV los bolívares que se necesitan en nuestra economía han disminuido 75% desde enero 2014 hasta diciembre 2021. En 2014, por cada 100 bolívares que se producían circulaban 66, en 2021, por cada 100 bolívares que se producían circulaban 17. Sin embargo y contradictoriamente a la teoría cuantitativa del dinero, durante el mismo período, los precios aumentaron, según el BCV, 517.766.910.873%.

Al no ser la maquinita de dinero lo que está explicando el cese de la hiperinflación, nos preguntamos entonces qué lo está explicando.

¿La oferta y la demanda de divisas logró contener el tipo de cambio?
Otros economistas, también dogmáticamente monetaristas, al reconocer que no existe ninguna relación entre la cantidad de dinero y la inflación, comenzaron a afirmar que los precios en Venezuela no dependen directamente de la cantidad de dinero, pero que la cantidad de bolívares si está influyendo en el tipo de cambio y que éste, a su vez, es el que incide en los precios.

Es un gran paso el que hayan reconocido que la inflación en Venezuela depende directamente del tipo de cambio del bolívar con respecto al dólar y que hayan también aceptado su grave contradicción de que no ha sido la liquidez monetaria lo que ha incidido sobre los mayores precios. Sin embargo, hay un detalle, el bolívar se ha depreciado 741.029.641.086% desde el 2014 pero no porque haya aumentado la cantidad de bolívares como afirman. Por el contrario, como mostramos antes, la liquidez monetaria ha disminuido. En 2018 el bolívar se depreció 65.494% a pesar de que ese año cayó 35% la cantidad de bolívares. No tiene nada que ver la cantidad de bolívares con el tipo de cambio.

Hay otros monetaristas que, aunque reconocen que es el tipo de cambio lo que está explicando la inflación, no se van por el lado del supuesto aumento de demanda de divisas, sino que tratan de explicar la depreciación del bolívar por el lado de la oferta. Dicen que el tipo de cambio se “estabilizó” en 2021 porque el BCV intervino en el mercado cambiario ofreciendo divisas y por eso, según ellos, se detuvo la depreciación. Es el caso que, tampoco tiene que ver la mayor oferta de divisas con la desaceleración de la depreciación del bolívar, si no ¿cómo explican, por ejemplo que en 2018, cuando ingresaron 33.000 millones por exportaciones al país y con 8.000 millones de reservas, el bolívar se depreció 65.494%, mientras que en 2021 que escasamente ingresaron 9.000 millones por exportaciones (de acuerdo con el mensaje presidencial del 15-01-2022, las exportaciones aumentaron 4,9% con respecto al 2020) y reservas en 6.000 millones de dólares, la depreciación fue tan solo del 150%?

El aumento de la oferta de divisas a través de la intervención cambiaria del BCV que, según algunos analistas estuvo por el orden de los 1.500 millones de dólares en 2021, no es la explicación de la “estabilización” del bolívar. Dicha intervención solo ha implicado quemar las pocas divisas que están ingresando.

A todas estas, las anteriores afirmaciones que esgrimen los monetaristas para tratar de explicar el fin de la hiperinflación no están sustentadas ni en datos ni mucho menos en análisis econométricos. No he visto el primer estudio relacionado.

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Fin de la hiperinflación en Venezuela (II)

El imperialismo, con el ataque al bolívar, aunado a políticas económicas de corte monetaristas que han potenciado los efectos de dicha arma, se ha dado el lujo de presionar e imponerse en las negociaciones.

La desaceleración de la depreciación del bolívar es la causa del fin de la hiperinflación en Venezuela. Hasta los economistas de la derecha y/o monetaristas lo reconocen. Ahora bien, la pregunta a responder es ¿por qué se desaceleró la depreciación del bolívar? La respuesta no es económica, es política. La demanda y la oferta de divisas en el “mercado” cambiario nada tienen que ver, ni han tenido que ver con las variaciones del tipo de cambio en Venezuela desde hace, por lo menos, 9 años. Por lo tanto, el hecho de que el BCV inyecte e inyecte dólares en el mercado cambiario para supuestamente “estabilizar” el tipo de cambio no ha tenido, ni tiene ningún efecto, lo único que logra con la mencionada política es que se fuguen las divisas de todos los venezolanos.

Está más que demostrado que el tipo de cambio en Venezuela ha estado siendo manipulado con criterios políticos a través de publicaciones diarias en las redes sociales. Lo confesaron hasta los propios gringos, específicamente el senador republicano Richard Black quien dijo en 2019 que son ellos quienes están detrás de lo que llamó la “desmonetización del bolívar”. Hay economistas, de derecha y también de “izquierda” que no reconocen este hecho, pero tampoco han demostrado con cálculos serios que los 5 billones por ciento de depreciación del bolívar desde el 2013 se deba, como ellos afirman, a la demanda y la oferta de divisas en el mercado cambiario. De hecho y según la propia teoría monetarista a la que apelan, si así fuese, el valor del bolívar hoy debería ser, de acuerdo con el tipo de cambio implícito, 0,36 BsD/US$ y no 4,76 BsD/US$, lo que equivale a decir que se necesitarían 13 veces la cantidad de bolívares que circulan en la economía para que el tipo de cambio sea 4,76 BsD/US$.

Deberían preguntarse estos colegas ¿por qué a pesar de que el BCV decidió liberar el mercado cambiario en 2017 no han desaparecido los portales web que marcan el tipo de cambio paralelo y ficticio? Se supone que, si el mercado fija libremente el valor del bolívar no se justifica un mercado paralelo. La respuesta es simple, el tipo de cambio paralelo es un arma de la guerra económica.

Dado que la desaceleración de la depreciación del bolívar no responde a criterios económicos sino políticos debemos formularnos la siguiente pregunta ¿por qué los gringos disminuyeron la intensidad del ataque al bolívar? En 2018 la depreciación inducida fue 65.494%, en 2019 fue 7.385%, en 2020 bajó a 3.373% y en 2021 de 150%. Obviamente no ha sido porque se hayan apiadado del pueblo venezolano, quien piense eso, luego de 9 años de criminal asedio, es bien ingenuo.

El ataque a la moneda actúa de la siguiente manera: deteriora las condiciones de vida de pueblos enteros, principalmente de la clase obrera, tanto por la vía de la pulverización del salario real como por la disminución del gasto público, consecuencias ambas de la hiperinflación y, a la par va dolarizando la economía. Una vez generada esta situación, dicha arma la usan como un mecanismo de presión y chantaje para imponer sus condiciones en el marco de las negociaciones por la paz y el fin de la guerra no convencional. El que el imperialismo haya desacelerado la depreciación inducida del bolívar está relacionado con el hecho de que cada vez más ha logrado su objetivo de imponer su modelo económico de capitalismo salvaje y, en contraposición, acabar con la revolución.

La congelación de los salarios nominales y por ende de las pensiones en detrimento de la clase trabajadora; la liberación de los precios de todos los bienes y servicios de la economía de paso referenciados al dólar; el incremento de las tarifas de los servicios públicos (electricidad, agua, telecomunicaciones); la dolarización del precio de la gasolina; la disminución del tamaño del Estado por la supuesta “disciplina fiscal” y la renuncia de los funcionarios públicos al ver sus ingresos pulverizados, dando espacio a la privatización de hecho de los servicios de salud y educación; la liberación del mercado cambiario y la oferta de divisas de todos los venezolanos por parte del BCV en un mercado cambiario al que solo pueden acceder los grandes capitales; la dolarización de la economía mediante la permisividad y oficialización del dólar en las transacciones comerciales y financieras incluyendo, por ejemplo, la indexación de los créditos bancarios al dólar y recientemente las tarifas del sistema de justicia; la exoneración de impuestos y aranceles, son algunos de los ejemplos de los logros del imperialismo enmarcados en los acuerdos de paz en los que ha impuesto sus condiciones para disminuir el ataque al bolívar.

Logros que están respaldados en sendas leyes como por ejemplo, la ley antibloqueo que legaliza el secreto en la administración del erario (2019); la ley de promoción de inversiones extranjeras (2017); la ley aprobada en primera discusión en la Asamblea Nacional para la instauración de zonas económicas especiales que otorga incalculables beneficios a los capitales extranjeros, entre ellos, bajos salarios, exoneración de impuestos, la explotación y extracción de grandes yacimientos, además de la posibilidad de que diriman las diferencias en tribunales extranjeros; la derogación de la ley de ilícitos cambiarios que permite al Estado vender nuestras divisas en el mercado cambiario. Todo esto a cambio y como condición para “bajarle dos” al ataque al bolívar.

Reconocemos los derechos y la presencia de los capitales privados, nacionales y extranjeros. De hecho, están contemplados en nuestra Constitución de 1999. Lo que es inaceptable es que sea salvajemente a costa de la clase trabajadora. Es inconcebible que los funcionarios públicos devenguemos un salario mensual de 7 BsD por nuestro trabajo, equivalentes a 1,5 US$ mientras que, la canasta básica mensual es de US$ 384. Estamos hablando de por lo menos 14 millones de trabajadores, de los cuales, 3,3 millones somos empleados públicos y a los que debemos sumar 5 millones de pensionados que cobran 7 BsD mensuales de pensión y que, aunque contamos con un sistema de bonificaciones compensatorias, estos no suman ni 10 US$ mensuales. Es intolerante que, en “revolución” el salario real haya caído 99% desde el 2018 mientras crecen cada vez más las desigualdades producto de las exageradas ganancias de la burguesía.

El imperialismo, con el ataque al bolívar, aunado a políticas económicas de corte monetaristas que han potenciado los efectos de dicha arma (por cierto, aplaudidas por Fedecámaras, Consecomercio y por los economistas de la derecha) se ha dado el lujo de presionar e imponerse en las negociaciones. Mientras tanto, propuestas de políticas económicas centradas en la clase trabajadora han sido desestimadas, por ejemplo, la indexación de la economía que busca neutralizar los efectos del ataque al bolívar y con ello disminuir el poder imperial.

A todas estas cabe preguntarse ¿qué garantía hay de que, en cualquier momento, cuando se le presente la oportunidad, el imperialismo no rompa el acuerdo de no atacar el bolívar, situación que ya ocurrió cuando rompió el compromiso de incorporar a Alex Saab en la mesa de diálogo y por el contrario terminó secuestrándolo para llevarlo a a EEUU?

Por si acaso, vale el recordatorio de que “no se puede confiar en el imperialismo ni tantito así”.

ALAI

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