Honduras: Las tareas del primer día – Por Víctor Manuel Ramos

1.393

Por Víctor Manuel Ramos*

Los presidentes deben ejecutar las más importantes tareas para cumplir con sus promesas, porque si pasa ese período viene el reacomodo de fuerzas y entonces muchas cosas se hacen imposibles.

Pero hay promesas y compromisos políticos que deben ejecutarse el primer día de gobierno. Esa es la forma de arrancar con pie derecho y de enviarle al pueblo hondureño de que las cosas irán por buen camino, por el camino por el cual las masas salieron motivadas a votar por el cambio y la refundación. Por supuesto en el primer discurso deben ser señaladas a vuelo de pájaro las prioridades que tendrá la presidencia durante los primeros cien días de gobierno que, como he dicho, darán la pauta de lo que será el devenir de la nueva administración pública.

Algunas de esas medidas necesitarán de la aprobación de una ley. El equipo de trabajo debe tener preparados esos proyectos para que de inmediato sean enviados al Congreso para su discusión y aprobación prioritaria. A mi modo de entender las prioridades del primer día son:

– Plantear ante el Congreso Nacional  la derogatoria de Código Penal para que se inicie la redacción de una nueva Ley que cumpla con las aspiraciones de auténtica justicia que reclama el pueblo.

-Excitar a la Fiscalía General de la República para que emprenda, de inmediato las investigaciones de los delitos de Traición a la Patria en contra de los promotores y ejecutores del Golpe de Estado de 2009 y los relacionados con las posteriores violaciones de la Constitución y con la reelección presidencial.

Asimismo, solicitar la investigación inmediata de las muertes de los mártires que fueron asesinados por los organismos de seguridad del Estado durante las protestas en contra del golpe de Estado, del fraude electoral y la reelección presidencial. Igualmente debe llamarse a la investigación de los fraudes y los actos de corrupción cometidos desde el golpe de Estado de 2009 en adelante. Esta acción de la justicia desalentará, en el futuro, cualquier otra intentona golpista.

-Excitativa al Congreso Nacional para que derogue inmediatamente la Ley de Secretos y la Ley de las ZEDE.

-Restablecimiento de las relaciones diplomáticas con la República Bolivariana de Venezuela, reincorporación a PETROCARIBE y al ALBA. Establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Plurinacional de Bolivia.

-Hacer que los funcionarios públicos firmen una declaración jurada de que se comprometen ante el pueblo y la Patria a no participar en ningún acto de corrupción en contra de los intereses del Estado.

-Convocar a la hondureñidad para que firme una petición con el fin de la convocatoria urgente a una Asamblea Nacional Constituyente que se encargue de redactar, junto con el pueblo, una nueva Constitución para la refundación de Honduras. Nombrar un Comité presidencial para la ejecución de esta iniciativa.

Hay muchas otras medidas que pueden impulsarse durante la primera semana, como la revisión de los impuestos, quizá la eliminación de la Tasa de Seguridad, pero a éstas son las más prioritarias

Reconciliación no significa impunidad

El pueblo hondureño no ha votado por la venganza. Nada de eso. Pero si ha votado por aplicar la justicia que se nos ha negado durante 12 años. Eso significa que los culpables deben someterse al imperio de la justicia.

Indudablemente debemos comenzar por quienes violentaron el orden constitucional en 2009: Micheleti, Romeo Vásquez, la policía y los militares y los integrantes del Congreso que se prestaron para el delito tipificado en la Constitución. Bolivia nos está dando el ejemplo más trascendental: la golpista y sus cómplices están en las celdas y se les sigue un juicio; otros andan evadiendo la justicia, pero caerán.

Los golpistas cometieron un delito de traición a la Patria y deben pagar ejemplarmente por su osadía porque el pueblo debe exigir n castigo ejemplar para que nadie quede autorizado a volver a transgredir la Constitución.

Los otros que deben ir al banquillo de los acusados son quienes violentaron los artículos pétreos y alentaron y ejecutaron la reelección presidencial, prohibida en la Constitución. Es también, éste, un delito de lesa Patria que necesita un castigo ejemplarizante: en este delito están involucrados los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, algunos diputados del Congreso Nacional, el Fiscal General y el señor Juan Orlando Hernández.

No podemos olvidar tampoco a quienes incumplieron la ley y nombraron al Tribunal Electoral fuera de tiempo, a quienes aprobaron las ZEDE, a quienes propiciaron la elección irregular a la Corte Suprema de Justicia y el Fiscal General de la República, a quienes aprobaron leyes para propiciar la impunidad y contratos ligados a la corrupción.

Otro asunto aparte será el juzgamiento de quienes promovieron y ejecutaron el fraude electoral y quienes compraron conciencias para tergiversar el clamor del pueblo y su voluntad en las urnas. Este también es un delito de Lesa Patria.

De igual manera deberán hacer fila en los Tribunales aquellos que se enriquecieron mediante todos los fraudes que se cometieron durante los regímenes de Micheletti, Pepe Lobo y Juan Orlando Hernández; los más sonados: el atraco a los dineros de Petrocaribe, el atraco al IHSS, el de las pastillas de harina, el de los Pandoros, la compra de los Hospitales móviles, la lluvia de los dineros del Estado para comprometer el voto en la última elección, para solo mencionar algunos.

Por último, y en esto si vamos a ser firmes junto al pueblo: deben ir a parar a las cárceles los responsables directos e indirectos de los asesinatos de los compatriotas que cayeron en la lucha en contra de la tiranía en las calles de Honduras. No podemos olvidar sus figuras heroicas y no podemos permitir que la impunidad sea el acicate para que estos hechos condenables pudieran repetirse.

La justicia en estos casos enviará a la policía y el ejército un mensaje claro para que de hoy en adelante haya un respeto total al derecho del pueblo a manifestarse y a protestar en contra de cualquier inequidad cometida por el Estado. La policía y el ejército deben ser nuestros protectores y no nuestros verdugos.

*Poeta, médico, narrador, crítico de arte, catedrático, historiador, periodista, creador de antologías de poesía, editor y director de revistas universitarias; miembro de número de la Academia de la Lengua, vicepresidente de la Academia de Geografía e Hisoria, del instituto Morazánico e integrante del Tribunal de Honor de la Asociación de Prensa Hondureña (APH).

Más notas sobre el tema