Argentina: la pandemia es geopolítica
Entrevista a Belén Herrero y Marcela Belardo, investigadoras del CONICET
Por Gustavo Sarmiento
Una pandemia no puede abordarse solo desde la salud o las ciencias biológicas. Las ciencias sociales son esenciales para explicar factores que atraviesan y determinan lo que se está viviendo. Por ejemplo: las nuevas cepas y la vacunación. En el primer semestre del año, el 75% de las dosis administradas estaban concentradas en una decena de países. La falta de equidad en el reparto –y el egoísmo de las potencias– tiene consecuencias que incluso afectan a los mismos países que acopian el único producto que puede ir dejando atrás el Covid–19. Se vio con Ómicron. El anuncio de la nueva variante generó un cataclismo en las Bolsas del mundo desarrollado. Todo tiene un por qué. Sudáfrica cuenta con menos de un 25% de población vacunada.
La pandemia es sanitaria, pero también geopolítica. Mientras siga habiendo desigualdad en la distribución de vacunas, continuarán surgiendo nuevas cepas. Así lo remarcan a Tiempo las investigadoras del Conicet Belén Herrero (Área de Relaciones Institucionales, FLACSO Argentina) y Marcela Belardo (del Instituto de Estudios Sociales en Contextos de Desigualdades de la Universidad de José C. Paz, UNPAZ). Herrero describe una situación icónica: “Hay condiciones desiguales para quienes acceden. Sudáfrica estaba pagando el doble que la Unión Europea (UE) por la misma vacuna y el argumento era que la UE había invertido en investigación. Lo que no se decía es que Sudáfrica había puesto el cuerpo para los ensayos”.
–¿Mientras haya inequidad global en el acceso a las vacunas habrá nuevas cepas?
Belén Herrero: –Estamos ante una crisis sanitaria sin precedentes, y las vacunas hoy son una de las principales herramientas para el control de la enfermedad (no la única). Sin embargo, y a pesar de contar con vacunas seguras y eficaces hace ya más de 12 meses, la producción y distribución de las dosis, lejos de responder a la lógica de equidad y acceso universal, continúan regidas por las leyes de la oferta y demanda. El resultado es la escasez y el acceso desigual a las vacunas. Y por supuesto, la aparición de nuevas variantes, que preocupa, pero que no debe sorprendernos. Es esperable que eso suceda ante la capacidad de mutar del virus. El problema es que cuanto más se prolongue la pandemia, más chances damos a la aparición de nuevas variantes que puedan poner en riesgo la efectividad de las vacunas. La inequitativa e injusta distribución global de las vacunas no solo prolonga la pandemia, sino que se traduce en más y más muertes.
–¿Qué les impactó más de esta inequidad?
Marcela Belardo: –Lo que sucede en África no solo es una vergüenza para la humanidad, sino que nos pone a todos en peligro. El mapa actual de distribución y aplicación de vacunas es un escándalo. Exceptuando Marruecos y Túnez, el resto de los países del continente africano casi no ha aplicado vacunas o lo hizo en un porcentaje bajísimo. África es el continente con la cifra más baja de vacunados del mundo debido al acaparamiento de las vacunas por parte de los países centrales. La cifra de vacunados es del 7%, aunque hay países donde prácticamente nadie vio una jeringa como en Burundi, República Democrática del Congo y Chad.
BH: –Estas dificultades en el acceso a las vacunas también las vemos en América Latina y el Caribe. El ritmo de vacunación viene lento y desigual. Recientemente un informe de la CEPAL daba cuenta de que en América Latina y el Caribe un 39% de la población cuenta con esquema completo de vacunación. Si bien Chile y Uruguay superan el 75%, 25 de los 49 países y territorios de la región no sobrepasan el 40% del total de su población con esquema completo de vacunas, como lo establece la OMS para fines de 2021. Países como Nicaragua y Haití aún no alcanzaron el 10% con esquema completo. De hecho, en julio Haití, el país más pobre de toda la región, no había recibido una sola vacuna.
–¿Cuál es la actitud actual de las potencias?
BH: –Si hay algo que ha primado hasta ahora ha sido la tendencia por parte de las principales potencias a adoptar medidas individuales, acaparar vacunas y dejar a la deriva a los países más empobrecidos, en una especie de “sálvese quien pueda”. A 8 meses de la llegada de las vacunas, EE UU y muchos países de Europa ya habían vacunado a más del 70% de su población con al menos una dosis, mientras que la mayor parte de los países de África –los pocos que habían iniciado la vacunación– no llegaban al 2 por ciento. Más del 87% de las primeras dosis disponibles se había destinado a países de ingresos altos o medianos–altos y solo el 0,2% a los de ingresos bajos. Al mismo tiempo, estas naciones que han acaparado la mayoría de las vacunas son las mismas que se han alineado en contra del pedido de liberación de patentes en la Organización Mundial del Comercio, bloqueando la iniciativa de India y Sudáfrica por la exención temporaria de los derechos de propiedad intelectual para los medicamentos y productos sanitarios durante la pandemia, y que ya lleva más de un año frenada. El resultado es la escasez y el acceso desigual a las vacunas, ubicando a los países periféricos en un “apartheid de vacunas”.
–¿Es posible instaurar la obligatoriedad de la vacuna?
MB: –Hay varias estrategias que los países están llevando adelante. Muchos ya han implementado el pase sanitario para acceder a actividades de ocio, lugares de trabajo y transporte público. Esto intenta desalentar a aquellos que aún no se han vacunado, a pesar de estar disponibles las dosis. Europa está discutiendo la posibilidad de la vacunación obligatoria, aunque son los países los que tienen la potestad de decidir tomando en cuenta la propia situación de vacunación. En promedio, Europa tiene una tasa de vacunación del 60 por ciento. Hay países, como España, que superan el 80% con ambas dosis. Otros, por “la pandemia de los no vacunados” y ante la cuarta ola, están definiendo una vacunación obligatoria para diferentes grupos poblacionales (profesionales de salud, cuidadores, bomberos, rescatistas). Son los casos de Alemania, Francia, Italia, Bélgica y Reino Unido. Austria fue aún más allá porque a partir de febrero será obligatorio para toda la población. En Grecia, se impondrá a mayores de 60 años, caso contrario deberán pagar altísimas multas. En nuestra región, Costa Rica fue pionero en implementar la obligación de la vacuna en niños a partir de marzo del 2022.
–¿Cómo sitúan a los laboratorios en este contexto?
MB: –Los laboratorios priorizaron a los países que, por un lado, pagaron por adelantado, y por el otro, aceptaron los precios y las condiciones que los laboratorios les impusieron. Los beneficios exponenciales siempre ocurren cuando hay una patente de por medio. Por eso el problema es la patente, sobre todo en una emergencia sanitaria mundial como la que estamos viviendo hace ya dos años.
–¿Liberar patentes es un imposible?
BH: –La solicitud de exención cuenta ya con el apoyo de 100 países, sin embargo la iniciativa se encuentra de manera sistemática bloqueada por las principales potencias desde hace más de un año. Esto es para que tomemos dimensión del tiempo perdido, en el marco de la peor pandemia de los últimos tiempos. Además, si bien la decisión de aprobar el proyecto indo–sudafricano puede ser tomada por una mayoría de tres cuartos, la OMC ha operado históricamente por consenso. Y a esto se suma que la semana pasada se pospuso la Duodécima Conferencia Ministerial de la OMC, que se iba a realizar del 30 de noviembre al 3 de diciembre, en la que se iba a tratar este tema, en medio a una nueva ola de coronavirus en Europa. Así que el escenario es bastante desalentador.
MB: –Nada es imposible, aunque eso no quiere decir que sea fácil. Los laboratorios pelean por tasas extraordinarias de beneficios en connivencia con muchos de los países centrales, bajo las normas de la Organización Mundial del Comercio. Esa es la traba actual. Un puñado de países que bloquean la iniciativa de liberar las patentes son los que impiden que se acelere la vacunación en todas las regiones del mundo. Mientras eso continúe igual, viviremos sucesivas olas del virus, y la economía y la vida social en su conjunto continuarán en este caos mundial donde el “sálvese quien pueda” no tiene perspectiva positiva ni siquiera para el que se salva.
–¿Es necesario abordar la pandemia desde las ciencias sociales?
MB: –Claramente. Las ciencias sociales han trabajado mucho para comprender los mecanismos y consecuencias de la pandemia. Sin embargo, los gobiernos y la opinión pública no le han dado un lugar de relevancia a estos enfoques, sino que se apoyaron fundamentalmente en los enfoques más biologicistas, que por supuesto también deben ser oídos. Ni siquiera le han dado mayor importancia a las consecuencias en la salud mental. Una pandemia trastoca todos los ámbitos de la vida social: la economía, el trabajo, la vivienda, la política, la información, por eso es necesario una mirada más integral, incluso para la toma de decisiones políticas.
–¿Qué vino a demostrar o profundizar la pandemia?
BH: –Esta pandemia demostró, una vez más, que la salud global es un conglomerado de actores que las más de las veces lucran con la salud de las poblaciones del mundo.Puso en evidencia las profundas inequidades globales, que lejos de reducirse con la llegada de las vacunas, se han profundizado. También colocó en el debate la política que asumen los Estados ante la salud: si la entienden como un derecho humano universal o como una mercancía, y la importancia de fortalecer los sistemas de salud, que deben ser públicos y universales. Y finalmente, la necesidad imperiosa de cooperación entre los países como política epidemiológica. Nadie se salva solo. «
Covid–19: arranca el pase sanitario
Un nuevo capítulo del desarrollo de la pandemia en territorio nacional ocurrirá esta semana con el inicio del pase sanitario, mientras Ómicron ya fue detectada en los países vecinos.
Para acelerar la vacunación y completar esquemas (el 66,8% tenía hasta ayer las dos dosis) de cara a las nuevas variantes, el gobierno impulsó el pase sanitario que comenzará en los próximos días a nivel nacional, aunque ya hay provincias como Salta y Tucumán que lo empezaron a implementar para actividades cerradas y eventos masivos. Mendoza, en cambio, con el gobernador opositor Rodolfo Suárez, ya declaró que no lo van a pedir porque “la vacunación no es obligatoria”.
El pase sanitario que pensó la Nación aún se está debatiendo entre los Ministerio de Salud, de Turismo y Deportes, y las jurisdicciones provinciales, pero la idea es que solo sea para eventos masivos, y no incluya cuestiones como el transporte o determinados comercios, como lo pensaba originalmente la Provincia de Buenos Aires. Será un certificado para toda persona mayor de 13 años donde conste haber recibido las dosis necesarias que completen su esquema de vacunación, y lo habilite de participar de eventos.
En Tucumán, el coordinador de Médicos Centinelas, José Mansilla, señaló que entre este jueves y viernes, luego de habilitar el pase sanitario, “aumentó notablemente la cantidad de personas” que acudieron a completar el esquema de vacunación: “en su mayoría eran del grupo etario de 30 a 35 años”.
Casi siete millones de personas aún no se dieron la segunda dosis. “El pasaporte sanitario lo que busca es que nos cuidemos entre todos, poner en relevancia lo que significa completar los esquemas de vacunación. Tenemos la franja de edad de entre 18 y 39 años que ha perdido los turnos de la segunda dosis, y eso es seguramente porque perciben que tienen menos riesgo y porque la situación epidemiológica es muy favorable”, enfatizó la ministra de Salud, Carla Vizzotti, y remarcó la importancia de seguir manteniendo las medidas de cuidado “porque las vacunas no interrumpen la transmisión, sino que la disminuyen y reducen las hospitalizaciones y las muertes”.
Mientras tanto, la variante Ómicron ya ronda a la Argentina. Hubo casos confirmados en Brasil (uno en la frontera con nuestro país) y Chile. Por ahora se sabe su gran capacidad de mutación, pero no la letalidad ni el poder de reinfección. En el gobierno no descartan un futuro cierre de fronteras, pero hasta el momento “no estamos en situación de riesgo”. Vizzotti aseveró: “es inevitable que Ómicron se siga propagando y llegue a la Argentina”.