Perú | Madres organizadas exigen justicia para sus hijas desaparecidas y víctimas de feminicidio

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Mariella Briones lleva nueve meses esperando que el sistema judicial determine si su hija Maricar, de 32 años, fue víctima de feminicidio por parte de Rodrigo Pacheco Bado en la carretera del balneario chiclayano de Pimentel. Las madres y familiares de otras mujeres desaparecidas y víctimas de feminicidio en diversas regiones del país la acompañarán en vigilia este vienes 30 de octubre desde las 3 de la tarde en el frontis de al Palacio de Justicia.

El colectivo ‘Familias unidas por justicia: Ni Una Asesinada Más’ enciende velas que simbolizan la luz de esperanza de encontrar a sus hijas, esposas y hermanas desaparecidas y alcanzar la condena merecida para aquellos feminicidas. Gracias a las redes sociales, el colectivo difunde las historias de duelo y clamor de justicia para estas mujeres mediante el hashtag #PorLasQueNosFaltan.

Maricar, la chiclayana que perdió la vida en choque por huir de los disparos de su enamorado

Alrededor de la medianoche del 31 de enero de 2021, la joven administradora y anfitriona chiclayana Mariella del Carmen Baca Briones (Maricar), falleció tras el despiste de la camioneta en la que huía de su enamorado Rodrigo Pacheco Bado.

omo contamos al detalle en un reportaje completo del caso, para la familia y amigos de Maricar existen suficientes evidencias de que el responsable de su accidente y muerte fue Rodrigo Pacheco, un empresario chiclayano dedicado al negocio de las hidroeléctricas y quien, al parecer, goza de impunidad en Lambayeque, ya que continúa manejando su vehículo pese a tener brevete suspendido de por vida.

Según los testigos, al promediar la medianoche Maricar habría sido amenazada con un arma por Pacheco. En ese momento, Maricar buscó huir por la carretera de Pimentel en compañía de sus amigos Jonathan Cruz Paico y Carlos Rogelio Mora Ucañay. A los pocos minutos, Pacheco apareció con su camioneta y empezó a hacer disparos. Maricar logró pedir ayuda a su hermano por celular minutos antes de su muerte, pero esa fue la última vez que pudo contactarse con su familia.

Pronto se cumplirán diez meses desde que Maricar ya no está, pero su familia y amigos continúan firmes en la búsqueda por justicia. En este proceso, su madre Mariella Briones viene cumpliendo un rol muy simbólico. Ella ha liderado una serie de acciones mediáticas -de incidencia y de protesta- para exigir que la Fiscalía acelere la investigación.

El último 22 de agosto (siete meses después), la fiscal Karen Ruth Padilla Tenorio ordenó la reconstrucción de los hechos. Pacheco y Mora asistieron, sin embargo, Cruz nunca llegó.

‘’La reconstrucción de los hechos se ha realizado a destiempo, con muchísimas falencias, fue una reconstrucción atípica, porque no estuvo uno de los testigos clave en el asesinato de mi hija, el señor Jonathan Cruz Pasco, quien estuvo en el auto donde venía mi hija antes de morir”, relata Mariella Briones con una mezcla de indignación y tristeza.

Y continúa: “Nos parece sospechoso que uno de los testigos clave no haya participado, él pudo dar muchas luces para determinar la culpabilidad de Pacheco’’.

Wayka

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