Argentina | Murió Lucas, el joven baleado por la policía, y la familia denuncia que fue un caso de “gatillo fácil”
Gatillo fácil: la Policía porteña asesinó a un chico de 17 años
Por Santiago Brunetto
Lucas González murió ayer jueves a sus 17 años, asesinado por agentes de la Policía de la Ciudad. Le reventaron la cabeza de dos balazos cuando volvía con tres amigos en auto del club Barracas Central, donde jugaba en las divisiones inferiores. «Fue gatillo fácil», sentenció su madre para desmentir la versión inicial de la fuerza porteña, que había instalado extraoficialmente que los cuatro chicos habían sido interceptados en «actitud sospechosa» por el oficial mayor Fabián López, el oficial José Nievas y el inspector Gabriel Isassi.
Los efectivos operaban de civil y en un vehículo no oficial, por lo que los chicos creyeron que les querían robar y aceleraron, según reconstruyeron sus testimonios. «Les tiraron a matar», denunció la familia de Lucas. Las evidencias dejan a la luz una pregunta clave: ¿qué hace una brigada de civil, sin identificación, disparando contra cuatro chicos que salen de jugar a la pelota?
«Le pegaron un tiro a mi amigo»
“Mi sobrino acaba de fallecer. Les pido ahora que respeten a la familia en este triste momento». Pasadas las 17.30 del jueves, Emanuel, tío de Lucas, comunicó la noticia a la prensa en las puertas del Hospital El Cruce de Florencio Varela. Lucas había llegado a ese centro de salud en la madrugada del jueves. Desde las 9 30 del miércoles, cuando fue baleado en el cruce de Alvarado y Perdriel, Barracas, había estado internado en el Hospital Penna. La familia denunció maltratos de los agentes de seguridad que se encontraban en el centro de salud: les decían que Lucas era un delincuente. La versión se condice con un audio policial al que accedió Página/12: «Un herido de arma de fuego de los cacos cayó al hospital», dice un agente.
El oficial mayor López, el oficial Nievas y el inspector Isassi , que estaba a cargo del grupo, revistaban en la Comisaría 4D de Barracas. Los tres fueron separados de la fuerza y sumariados.
El jueves a la noche, Alejandro Cilleruelo, a cargo del Juzgado de Menores N°4, ordenó las detenciones de López, Nievas e Isassi, los tres de la Comisaría 4D de Barracas. El mismo juez separó a la Policía de la Ciudad de la investigación y dejó los peritajes a cargo de la Policía Federal. Secuestraron las tres armas reglamentarias, vainas servidas 9 milímetros, e investigan de cuál (o cuáles) arma salieron las balas. En esas horas, también, el ministro de Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, presentó al juez un escrito en el que requirió «medidas urgentes» respecto de los tres policías para «evitar cualquier entorpecimiento de la investigación»
De los tres investigados, al menos uno tenía antecedentes curiosos: en 2016 Isassi formó parte de una comitiva de policías porteños llegada a Río Gallegos supuestamente en plan de paseo, pero armada con al menos una Glock, según denunció Cristina Fernández de Kirchner entonces, poco después de que apareciera violentada la puerta de la casa paterna de Néstor Kirchner.
Lucas vivía en Varela y el miércoles a la mañana salió con sus tres amigos hacia Barracas. Los iba a acompañar a una prueba que se realizaba en las divisiones inferiores de Barracas Central. Él, ya jugador del club, ilusionado por el posible ascenso del equipo (aunque era hincha de Defensa y Justicia), todos los días iba a entrenar en transporte público, pero este miércoles viajó en el auto de uno de sus amigos. Al salir del club, reconstruye la familia a partir del relato de los tres sobrevivientes, los amigos subieron al Volkswagen Suran y pararon para comprar un jugo. Unas cuadras después de reiniciar la marcha, los cruzó un Nisan Tiida, sin identificación oficial. A bordo iban los tres policías vestidos de civil, por lo que los chicos creyeron que eran ladrones y aceleraron.
«Cuando les cruzamos el vehículo para obligarlos a detener, el acompañante esgrime un arma de fuego, colisiona al chofer y ahí continúa el procedimiento», dice uno de los policías en otro audio, con el que inicialmente la Policía intentó instalar que los chicos estaban en «actitud sospechosa». El «procedimiento» fue balear el auto directamente a los vidrios.
El «arma de fuego» que refirieron los policías y los chicos negaron tener era de mentira. «Empezaron las pericias y a las ocho horas encontraron un arma de plástico», relató Emanuel, que denunció que el objeto fue plantado por la fuerza policial. El padre del chico que manejaba, en tanto, contó que, minutos después de la balacera (el auto tenía cuatro balazos), su hijo lo llamó para contarle lo ocurrido. «Papi, me quisieron robar y le pegaron un tiro a mi amigo», dijo, aún creyendo que se trataba de un asalto.
Los tres amigos buscaron a otros policías para pedir ayuda: los efectivos los detuvieron. Mientras Lucas luchaba por su vida y López, Nievas e Isassi aún estaban libres, sus tres amigos estaban en el Instituto Inchausti. Recién a las 9.30 del jueves, 24 horas después de la balacera, los liberaron en el marco de una causa caratulada como «averiguación de ilícito». «Que no haya ningún Lucas más. No lo va a haber porque nosotros nos vamos a encargar de esclarecer todas las cosas. No le tenemos miedo a nadie», aseguró Mario, el padre de Lucas, ya entrada la noche del jueves.
«Fue gatillo fácil»
«Desde el primer momento nos pusimos a disposición de la Justicia», dijo el ministro de Justicia y Seguridad porteño, Marcelo D’alessandro, en una conferencia de prensa a las 19.30 del jueves, 34 horas después de ocurridos los hechos. Fue la primera voz oficial que se expresó. El miércoles, ningún representante del GCBA negó la versión instalada por la fuerza policial. Mientras el ministro hablaba, en su cuenta de Twitter, una de sus últimas publicaciones celebraba el quinto aniversario de la creación de la Policía de la Ciudad, cuyo festejo -luego suspendido- iba a realizarse anoche en el Teatro Colón.
«Fue una mala actuación de personal policial», indicó a su turno el jefe de la Policía porteña, Gabriel Berard, esgrimiendo la versión de las ovejas negras. «Seremos inflexibles con los policías que actúen fuera de la ley», reafirmó en su cuenta de Twitter el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta.
“Basta de gatillo fácil. Ni un pibe menos”, respondía al mismo tiempo uno de los carteles que se levantaban frente a la Comisaría 4D vallada. Allí, amigos, familiares, vecinos y compañeros del club pedían justicia por Lucas. La noticia del fallecimiento del chico los había encontrado en Vélez Sarsfield e Iriarte, donde inició la concentración, el lugar en que los tres policías comenzaron a perseguir a los chicos.
«Te miran mal cuando caminás, te quieren parar, te piden documento por la forma en que te vestís. Con uniforme o sin uniforme te miran mal por tener una visera», decía un compañero de Lucas de Barracas Central, sobre el operar cotidiano de la policía en la zona sur de la Ciudad. En la conferencia de prensa, al ser consultado por el modus operandi de los tres agentes, el propio D’alessandro confirmó que era una brigada que operaba de civil y sin identificación. «Muchas veces hacen tareas de prevención», arguyó, sin explayarse.
También en Varela, frente al Hospital, desde temprano en la mañana se juntaron vecinos y familiares del joven. «Queremos Justicia para Lucas, asesinado por esta maldita Policía. Basta Argentina. Démonos cuenta que esto no tiene que pasar más. Se tiene que acabar», sostuvo Emanuel al dar la noticia del fallecimiento de su sobrino. Horas antes, temprano en la mañana, cuando la versión de la Policía aún corría como cierta, la voz entrecortada de Cinthia, la madre de Lucas, había sentenciado: «Fue gatillo fácil». «La Policía sabe muy bien lo que hizo y yo no voy a parar, les juro que no voy a parar hasta que esto salga a la luz», añadió.
Compañeros y amigos de Lucas González exigieron justicia frente a la comisaría de Barracas
Decenas de adolescentes que militan en las divisiones juveniles de Barracas Central, acompañados por socios del club, organizaciones barriales y amigos de Lucas González, el joven de 17 años que murió baleado por la Policía de la Ciudad, se movilizaron a la comisaría 4D con una bandera que decía «Justicia por Lucas».
Los manifestantes llegaron hasta el vallado que había sido colocado para proteger la comisaría, del que colgaron distintas banderas con reclamos de justicia mientras se reunían en distintos grupos para abrazarse y contenerse.
Entre llantos, muchos de los jóvenes concentrados frente a la sede policial ubicada en California al 1800, se sumaron al sonido de los bombos y redoblantes con canciones de repudio al accionar policial, mientras que del otro lado de la valla se alineaba la guardia de infantería.
Hugo, arquero de la cuarta división de juveniles de Barracas Central, contó a Télam que “Lucas estaba en la sexta y aunque no éramos amigos pasábamos juntos el día a día como compañeros de trabajo porque nosotros sentimos el fútbol como un trabajo”.
El joven afirmó que “Lucas era un pibe bueno que todos los días venía a entrenar desde Florencio Varela y como la sexta entrena temprano él tenía que salir todos los días de su casa a las seis de la mañana; tenía cara de negrito como la mayoría de todos nosotros los que jugamos al fútbol porque ninguno salió de Nordelta, pero era un jugadorazo y una gran persona”.
“Yo lo ví jugar en distintas posiciones del mediocampo, era muy habilidoso y tenía buen pie”, recordó.
El arquero apuntó que “fui de los primeros en enterarme porque vivo cerca de la cancha donde entrenamos y me mandó un mensaje el encargado preguntando si había pasado algo en el barrio, fui a fijarme y no había pasado nada, pero cuando llego a mi casa me llama otro compañero que me dice que había pasado algo con un pibe de la categoría 2004 y que podía ser Lucas”.
“Ahí fui al parque y como no vi nada raro pensé que se habían confundido, pero a la tarde en todos los grupos de whatsapp de juveniles del club ya nos habíamos enterado lo que había pasado y que el baleado era Lucas, y encima veíamos como en todos los medios lo trataban de delincuente ”, agregó.
Hugo sostuvo que “anoche la mayoría fuimos al hospital Pena y estuvimos todos ahí angustiados porque se atrasó el traslado al hospital de El Cruce que es donde deberían haberlo atendido lo más rápido posible; estuvimos ahí apoyando a la familia y tratando de hacernos fuertes entre nosotros”.
“A los chicos que detuvieron no los conozco porque venían a prueba, pero sabemos que son buenos pibes porque vienen de otros clubes y son como nosotros; vinieron a club por primera vez a probarse y se van así, tiroteados por la Policía por negritos”, añadió.
“El club emitió ayer un comunicado de prensa y sabemos que los dirigentes del club están en contacto con la familia por cualquier cosa que necesiten, también vimos en redes sociales que se suspendieron las actividades sociales”, completó Hugo.
Pasadas las 19, la columna de jóvenes se retiró por la calle California de manera ordenada y acompañada por socios e hinchas de Barracas Central y Camioneros.
El hecho ocurrió ayer a las 9.30 cuando el adolescente y tres amigos se movilizaban en un Volkswagen Suran azul y, al detenerse en un kiosco situado sobre la calle Luzuriaga, de Barracas, fueron interceptados por efectivos de civil de la Comisaría Vecinal 4C quienes, según su versión, creyeron que iban a cometer un robo.
La policía dijo que los jóvenes se negaron a ser identificados, embistieron con el vehículo a dos efectivos y tras una persecución a los tiros que se extendió hasta el cruce de Alvarado y Perdriel, el futbolista fue hallado herido de dos tiros en la cabeza en el asiento del acompañante.
Dos de sus amigos fueron detenidos y un tercero escapó, aunque más tarde se presentó en sede policial con su madre y quedó aprehendido.
En solo cinco años la Policía de la Ciudad asesinó a 121 personas en casos de gatillo fácil
Por Martín Suárez
En la misma jornada que la Policía de la Ciudad cumplía cinco años de vida, paradójicamente se llevó la vida de otra persona. Con esta nueva víctima suman 121 casos de gatillo fácil en todo el distrito porteño en solo cincos años.
La CORREPI, mediante un comunicado, cuestionó a la Policía de la Ciudad en el caso del adolescente de 17 años que fue baleado en la cabeza por efectivos de esa fuerza que se hallaban de civil, al asegurar que intentaron “disfrazar al asunto como un enfrentamiento” y que se trató de un episodio de “gatillo fácil”.
“Ayer, mientras los carteles de tránsito lucían las felicitaciones de Horacio Rodríguez Larreta a su policía por cumplir 5 años, en Barracas, desde un auto sin identificación, efectivos de esa fuerza dispararon a cuatro chicos de 17 y 18 años”, agrega el documento.
Además la Coordinadora dijo que “el mismo día circularon imágenes de policías de la Ciudad disparando contra una persona a plena luz del día en una plaza” del barrio de Constitución y que le dieron “once” balazos e “hirieron a otra persona que pasaba por el lugar (…) Estás semanas hemos tenido que soportar, horas y horas de discursos pidiendo mano dura, ‘bala, bala y bala’ en las barriadas y hablando de ‘la seguridad’”, señaló Correpi y concluyó: “Estos hechos que han cobrado visibilidad masivamente muestran de manera contundente que la inseguridad son ellos, es la policía con poder de fuego en las calles. Basta de gatillo fácil”.
En diálogo con Tiempo, Carmen “la negra” Verdú, referenta de la CORREPI, señaló que “son 121 casos de gatillo fácil en estos 5 años de existencia, aparte las muertes en comisarías”. Al mismo tiempo Verdú recordó que “este 17 de diciembre a las 18 horas en plaza de Mayo, hacemos la presentación justamente del archivo de casos de gatillo fácil del año 2021, esto quiere decir que el número que te acabo de pasar es provisorio, porque son las cifras que tenemos cargadas al día de hoy. Esto no significa que no haya otros casos de gatillo fácil de Policía de la Ciudad que en este momento están en etapa de chequeo en este último mes”.